Operaci¨®n ¡®encontrar a Cervantes¡¯
Un equipo de cient¨ªficos espa?oles, armados de georradares y termograf¨ªa infrarroja, inicia la b¨²squeda de los restos del escritor bajo la madrile?a iglesia de las Trinitarias
Este lunes, 28 de abril de 2014, al cabo de cuatro siglos, el novelista universal Miguel de Cervantes, quien fuera rescatado de sus captores otomanos por 500 escudos en Argel en 1580, espera un rescate postrero: el de sus restos mortales. Pero no van a ser frailes trinitarios quienes acometan su segunda liberaci¨®n. En esta ocasi¨®n va a ser un prestigioso equipo cient¨ªfico el que intente recuperar lo que pueda quedar de los despojos del genial escritor.
El georradarista Luis Avial, el antrop¨®logo forense Francisco Etxeberr¨ªa y el historiador Fernando Prado emprenden a partir de ahora la primera fase, la de detecci¨®n, que ser¨¢ seguida de otras de excavaci¨®n y an¨¢lisis, encaminadas al hallazgo de los restos, sepultados hace cuatro siglos en el interior del antiguo templo del convento de las Trinitarias, entre las calles de las Huertas y de Lope de Vega de Madrid.
Ya est¨¢n dispuestos los aparatos termogr¨¢ficos para escudri?ar muros y paramentos; las antenas de 400, 900 y 1500 megaherzios del georradar con los que poder batir con frecuencias electromagn¨¦ticas el espacio acotado del subsuelo; tambi¨¦n los potentes sensores t¨¦rmicos y los dispositivos de reconversi¨®n de croquis lineales a mapas tridimensionales.
El entusiasmo del equipo de cient¨ªficos encargado de seguir el rastro del escritor qued¨® retratado ayer durante la conferencia de prensa de presentaci¨®n del proyecto en el madrile?o museo de San Isidro. Una cita a la que acudi¨® m¨¢s de un centenar de medios, muchos de ellos internacionales.
Cervantes fue inhumado en una sepultura situada, seg¨²n se sabe, en un per¨ªmetro que delimita un espacio de unos 300 metros cuadrados, casi con toda certeza subterr¨¢neo, bajo la actual iglesia conventual, pero en otro templo precedente. La b¨²squeda se ampliar¨¢ no obstante a una superficie mural de extensi¨®n an¨¢loga donde proseguir¨¢ la exploraci¨®n, por si los restos hubieran sido tabicados en un nicho.
Los huesos no podr¨¢n ser analizados por su ADN, al no quedar descendencia directa
Uno y otro espacio configuran, sin embargo, un ¨¢mbito relativamente limitado, que estimula a los investigadores y les permite mantener la esperanza de dar con los restos ¨®seos del escritor, ya que en vida tuvo una acusada lesi¨®n en la mano izquierda, posiblemente una artrosis derivada del solapamiento del carpo y el metacarpo, as¨ª como otra tangible en el estern¨®n, da?ado y probablemente combado por una pelota de arcabuz recibida en la batalla de Lepanto, en 1571.
Con estas singulares lesiones ¨®seas, verdaderos rastros para la investigaci¨®n forense, fue sepultado el genial padre del Quijote el 23 de abril de 1616, presumiblemente amortajado con el tupido say¨®n de la Venerable Orden Tercera franciscana, a la que pertenec¨ªa y que, si se conserva siquiera alg¨²n jir¨®n, bien podr¨ªa brindar otra importante pista.
La tarea propiamente t¨¦cnica se acomete de una manera indirecta. En una primera etapa no se plantea tanto la b¨²squeda directa de restos ¨®seos, cuanto la de todo tipo de cavidades, hendiduras y oquedades, ya que son estas las que se?alan el camino seguido por los enterradores hasta depositar los cad¨¢veres bajo tierra.
El georradar empleado para detectar los huecos existentes en paramentos y subsuelo es un aparato que emite ondas electromagn¨¦ticas, medidas en unidades denominadas megahercios, radiaciones que son proyectadas bajo tierra, en esta ocasi¨®n a una profundidad no superior a los cuatro o cinco metros, ya que las sepulturas de la ¨¦poca no sol¨ªan adentrarse m¨¢s. No obstante, la existencia de una cripta subterr¨¢nea en las inmediaciones de la sacrist¨ªa actual del templo permite abrigar esperanzas suplementarias sobre el hallazgo.
Las ondas del georradar, cuando topan con un obst¨¢culo, son rechazadas y remiten al punto emisor una se?al que las recoge, y las convierte en l¨ªneas que, a su vez, son transformadas en un croquis tridimensional que va perfilando los espacios u oquedades as¨ª detectados.
En cuanto a los muros, donde tambi¨¦n podr¨ªan hallarse restos, van a ser tratados con sensores de infrarrojos, la tarea que marcar¨¢ el arranque de la actuaci¨®n que, al parecer, no se prolongar¨¢ m¨¢s de una semana y media.
Una vez detectadas todas las cavidades existentes en el espacio tratado, ser¨¢ ya f¨¢cil ubicar la presencia de restos ¨®seos, detecci¨®n mucho m¨¢s f¨¢cil a¨²n si se da la circunstancia de que los huesos no est¨¦n mezclados al modo en que lo son en las fosas comunes. Algunos estudios previos realizados sobre el espacio conventual madrile?o prev¨¦n la existencia de entre seis y nueve enterramientos de otros tantos cad¨¢veres en esa misma zona (otros informes hablan de 15).
El principal desaf¨ªo que se presenta para el georradar es la relaci¨®n inversa existente entre el grado de resoluci¨®n tridimensional obtenido de una exploraci¨®n y el nivel de penetraci¨®n donde se impacta con sus radiaciones. Es decir, cuanto m¨¢s superficial es la oquedad buscada, mayor resoluci¨®n se obtiene con una frecuencia m¨¢s alta, aunque dicha resoluci¨®n disminuir¨¢ a medida que se profundice. Por ello, la frecuencia a emplear en la ocasi¨®n presente ser¨¢ de unos 900 megahercios, proporcionada por una antena de esa potencia, y no por otras de entre 1.000 y 1.500, que, pese a procurar mayor resoluci¨®n superficial, si se emplearan a mayor hondura impedir¨ªan definir bien los objetos detectados. Por cierto, en la zona de trabajo no pueden utilizarse tel¨¦fonos m¨®viles, ya que emiten a frecuencias de entre 700 y 800 megahercios, semejantes a las del georradar, por lo cual podr¨ªan interferir en su actuaci¨®n.
El autor del 'Quijote' fue enterrado
Otro de los retos a afrontar consiste en las alteraciones del subsuelo que hayan podido ser realizadas a lo largo de los 400 a?os que nos separan de la sepultura del cad¨¢ver de Miguel de Cervantes. Sin embargo, cualquier anomal¨ªa espacial en un trayecto subterr¨¢neo, por ejemplo, un t¨²nel sellado o cuyo recorrido haya quedado truncado, siempre y cuando no se presente por debajo de los tres-cuatro metros, ser¨¢ detectada por el georradar. La detecci¨®n de metales con formas redondeadas o lineales resulta muy sencilla, pero cuando se trata de materiales como los que en esta ocasi¨®n se buscan, es decir, huesos disgregados ¡ªque son de naturaleza semejante a la de la caliza¡ª la se?al que rebota al georradar emisor es muy d¨¦bil. En ese caso, cabe confundir la procedente propiamente de huesos descompuestos con las que reenv¨ªan ra¨ªces de plantas o fragmentos de madera de ata¨²d: estos son los principales enemigos de este tipo de exploraci¨®n del subsuelo.
El georradarista Luis Avial, responsable de la exploraci¨®n en el convento de las monjas trinitarias, cuenta con experiencia dilatada en el ¨¢mbito de este tipo de b¨²squeda: m¨¢s de 120 fosas de la Guerra Civil detectadas, as¨ª como numerosos otros cometidos que le han sido encomendados por jueces, polic¨ªas y Guardia Civil para el hallazgo de cad¨¢veres enterrados tras otros episodios criminales m¨¢s recientes. El forense Francisco Etxeberr¨ªa, que preside la asociaci¨®n Aranzadi, dedicada a indagaciones vinculadas a la medicina legal, muchas de ellas relativas a fosas de la contienda civil, posee asimismo un extenso palmar¨¦s. Por ejemplo, el Gobierno chileno le encomend¨® oficialmente el examen del cad¨¢ver del presidente constitucional Salvador Allende, muerto durante el golpe de Estado de Augusto Pinochet en septiembre de 1973; tambi¨¦n le encarg¨® que examinara el del poeta y premio Nobel chileno Pablo Neruda, cuya muerte, acaecida poco despu¨¦s, inicialmente se atribuy¨® a un envenenamiento.
El historiador Fernando Prado, genealogista, ha desplegado numerosas gestiones ante organismos oficiales, incluidos el Arzobispado y la Academia Espa?ola, hasta conseguir hacer viable la investigaci¨®n sobre los restos de Miguel de Cervantes, que cuenta por fin con el aval de la Delegaci¨®n municipal de Las Artes de Madrid y con el apoyo directo de la alcaldesa, Ana Botella.
La duraci¨®n de esta primera fase puede prolongarse hasta una semana o semana y media, ya que as¨ª lo exigir¨ªa el procesado de los croquis lineales, seg¨²n anuncia Luis Avial. ¡°Esta exploraci¨®n va a ser la m¨¢s intensa de cuantas de este tipo se han realizado en Espa?a con georradar¡±, se?ala. La segunda y la tercera fases, de excavaci¨®n y an¨¢lisis propiamente forense, en caso de ser viables por el hallazgo tangible de restos, podr¨ªan implicar plazos bastante m¨¢s largos.
Algunos estudiosos de la figura de Cervantes han sugerido que la p¨¦rdida de la localizaci¨®n exacta de sus restos dentro de las Trinitarias ¡ªa pesar de la proyecci¨®n universal de la figura de Cervantes, protegido adem¨¢s por mecenas poderosos, como el VII conde de Lemos¡ª puede haberse debido a una suerte de damnatio memoria. Es decir, a un olvido oficial basado en razones pol¨ªticas, como las que le obligaron a rescatar para s¨ª el primigenio apellido familiar, Saavedra.
Seg¨²n un reciente estudio a punto de publicaci¨®n por parte de un profesor de la universidad alcala¨ªna, Cervantes fue amigo de un testigo directo del asesinato de Juan de Escobedo, secretario privado de Juan de Austria, poderoso militar hermano natural de Felipe II e hijo asimismo de Carlos I, rey de Espa?a y Emperador. Aquel testigo directo del asesinato de Escobedo, crimen pol¨ªtico por antonomasia, fue estoqueado y muerto en Madrid inmediatamente despu¨¦s de presenciar el homicidio, hecho que acarrear¨ªa a Miguel de Cervantes graves peligros y proyectar¨ªa sobre ¨¦l nuevas tribulaciones.
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