Una cripta alberga 25 sepulturas coet¨¢neas de la de Cervantes
Culmina el ¡®peinado¡¯ termogr¨¢fico de la iglesia donde fue enterrado el escritor
El frenes¨ª observado a media ma?ana de ayer a las puertas del convento de Las Trinitarias de Madrid, donde un equipo t¨¦cnico y cient¨ªfico ¡ªya sin presi¨®n medi¨¢tica como durante la jornada anterior¡ª busca la ubicaci¨®n exacta de los restos de Miguel de Cervantes, indicaba que algo muy importante se tra¨ªa entre manos la decena de especialistas all¨ª operantes.
En efecto, el traj¨ªn del equipo obedec¨ªa a la apertura, exploraci¨®n y rastreo con georradar y termograf¨ªa infrarroja, de una cripta subterr¨¢nea donde a lo largo de cuatro siglos han sido inhumados los cad¨¢veres de las personas ¡ªsobre todo, religiosas de clausura y religiosos¡ª vinculadas al monasterio madrile?o.
Desde hace 398 a?os, reposan all¨ª los restos del escritor universal y de su esposa manchega, Catalina de Salazar. ?Pueden encontrarse en esas sepulturas los despojos que pertenecieron al sin par Pr¨ªncipe de las Letras hispanas? Esta era la cuesti¨®n ayer m¨¢s barruntada. Y, desde luego, la m¨¢s acariciada entre los anhelos de quienes faenaban en su busca.
Isabel y Marcela, hijas de Cervantes y de Lope, fueron enterradas all¨ª
Seg¨²n se sabe, la cripta, que se encuentra a unos seis metros de profundidad, no ha sido abierta desde los a?os cincuenta del siglo pasado, en una indagaci¨®n a cargo de Enrique Pardo Canal¨ªs, por encomienda de la Real Academia Espa?ola. A la gruta subterr¨¢nea, situada bajo la sacrist¨ªa del templo trinitario a la derecha del crucero del templo, se accede por un port¨®n de dos hojas de madera, tachonada con herrajes, de m¨¢s de metro y medio de anchura por casi tres metros de longitud. Llegar a la cripta exige descender por una escalera de 15 pelda?os, que muestra a su frente otra rampa escalonada paralela, cerrada a canto y lodo, que comunica con la clausura conventual. El suelo de la cripta es de barro antiguo. Inmediatamente, se descubre a la izquierda un muro salpicado de sepulturas, cuya identificaci¨®n se ve dificultada por un enfoscado que cubre las losas, aproximadamente 25, correspondientes a otros tantos enterramientos all¨ª habidos desde tiempo inmemorial. La estancia, de unos seis metros de anchura, se prolonga pues, bajo tierra, aproximadamente desde la mitad del crucero del templo hasta la fachada que mira a la calle de Las Huertas. Tiene un techo abovedado situado a una altura de unos 4,80 metros y un metro m¨¢s que abarca la distancia que separa el abovedado del suelo mismo del altar mayor de la iglesia, bajo la cual se despliega la cripta. Al fondo de la estancia se ve un ventanuco enrejado y cubierto con una plancha de hierro agujereado y visible desde la calle de Las Huertas, paralela a la de Lope de Vega, donde el convento se alza desde 1612.
El examen con georradar de la gruta funeraria va a proveer nuevas sorpresas, ya que Marcela de San F¨¦lix, hija de Lope de Vega, otro genio de la literatura universal, se encuentra enterrada, con certeza casi plena, en esta misma gruta en la que, como priora y c¨¦lebre versificadora, podr¨ªa contar con un nicho identificado y propio, cuyo r¨®tulo se ocultar¨ªa bajo el enfoscado precitado.
Quiz¨¢ tambi¨¦n Isabel de Saavedra, hija natural de?Miguel de Cervantes y de la actriz Ana Franca, cuente asimismo con sepultura propia, si bien emple¨® en el siglo distintos nombres, como el de Isabel de Villafranca. Una de las razones por las que Cervantes fue enterrado en este templo fue, precisamente, la presencia all¨ª de su hija, que profes¨® votos y muri¨® en el convento, si bien otras fuentes se?alan que cas¨® dos veces y fue enterrada en la parroquia de San Mart¨ªn.
El equipo t¨¦cnico guarda un silencio estricto sobre sus pesquisas y se aviene tan solo a admitir abiertamente que las tareas termogr¨¢ficas est¨¢n casi concluidas. Seg¨²n el georradarista Luis Avial, responsable t¨¦cnico de la investigaci¨®n, su equipo cuenta ya con 600 termogramas, es decir, gr¨¢ficos inducidos desde impactos t¨¦rmicos sobre paramentos, que permitir¨¢n descubrir los huecos funerarios existentes en los muros del convento. Este condicionante t¨¦rmico obliga a reducir la actuaci¨®n intramuros del convento a menos de una decena de personas, que son las que ayer se hallaban operando dentro. Y ello porque una densidad m¨¢s elevada de gente podr¨ªa hacer aumentar la temperatura ambiente y, consecuentemente, alterar¨ªa los registros.
Huesos y huellas
Cervantes fue enterrado en el convento de las Trinitarias entre las calles de las Huertas y de Lope de Vega de Madrid, en abril de 1616.
El creador de El Quijote fue inhumado en una sepultura situada, seg¨²n se sabe, en un per¨ªmetro que delimita un espacio de unos 300 metros cuadrados, casi con toda certeza subterr¨¢neo.
El lunes 28 de abril de 2014 el georradarista Luis Avial, el antrop¨®logo forense Francisco Etxeberr¨ªa y el historiador Fernando Prado emprenden la primera fase de detecci¨®n en el interior del antiguo templo.
La duraci¨®n de la primera fase ha sido de una semana. La segunda y la tercera podr¨ªan implicar plazos bastante m¨¢s largos.
El paso del georradar por sobre la cota del suelo proporciona hasta 20.000 puntos de informaci¨®n por cada metro cuadrado de superficie escrutado, en lo que Luis Avial define, discretamente ufano, como ¡°la elaboraci¨®n de la malla de informaci¨®n m¨¢s densa de cuantas se han realizado en Espa?a¡±. En su rostro se adivina que la exploraci¨®n progresa, pero no desea generar falsas expectativas. Queda mucha tarea por hacer, sobre todo anal¨ªtica. El retorno de las ondas electromagn¨¦ticas proyectadas sobre los espacios tratados comienza ya a perfilar los mapas tridimensionales que permitir¨¢n descubrir el codiciado hallazgo de huesos.
Almudena Garc¨ªa-Rubio es una arque¨®loga forense que trabaja desde 2003 en la Sociedad Cient¨ªfica Aranzadi, que preside Francisco Etxeberr¨ªa. El forense vasco se encuentra estos d¨ªas en M¨¦xico tras haber asistido en Madrid a la presentaci¨®n que preludi¨® la investigaci¨®n en Las Trinitarias para hallar los restos de Cervantes.
La joven arque¨®loga se mantiene a la espera de poder intervenir, en la fase correspondiente de la investigaci¨®n, que deber¨¢ venir precedida por una reducida excavaci¨®n y por la extracci¨®n de los huesos hallados para su examen. Explica que los huesos m¨¢s ¨²tiles para el tipo de examen que los forenses han de realizar es el de aquellos segmentos ¨®seos que posean una corteza m¨¢s ancha, como, por ejemplo, los del f¨¦mur. En el caso de Cervantes, la atrofia que afectaba a su mano izquierda se centra en los huesecillos de la mu?eca, que conectan el carpo y metacarpo, residuos ¨®seos muy fr¨¢giles. Mayor consistencia presentar¨¢n, en caso de ser hallados, los del t¨®rax, da?ados por impacto de arcabuz sufrido por el soldado y escritor en la batalla de Lepanto, en 1571, en la que combati¨® contra los turcos, pese a hallarse enfermo aquel 7 de octubre, embarcado en la nave Marquesa, de la flota que comandaba Juan de Austria.
Un laboratorio situado en la localidad madrile?a de Tres Cantos examinar¨¢ los restos ¨®seos seleccionados entre los hallados en Las Trinitarias, mediante un proceso que consiste en una previa pulverizaci¨®n y la transformaci¨®n progresiva de ese polvo en un l¨ªquido cuya reducci¨®n permite descubrir el llamado ADN, componente gen¨¦tico que puede ser o no mitocondrial, este si procede del linaje materno. El apellido de la madre de Cervantes era Cortinas, linaje que no ha desaparecido y que brindar¨ªa el ansiado cotejo gen¨¦tico.
Babelia
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