¡°Llegu¨¦ a la ciencia por la lectura de la aventura de la ¡®Kon-Tiki¡±
Jorge Wagensberg celebra los 30 a?os de la colecci¨®n de ensayos Metatemas de Tusquets El escritor prepara el proyecto museol¨®gico del nuevo Hermitage de Barcelona
En su casa, ante una gran mesa atiborrada de papeles, ordenadores y las m¨¢s variadas cosas, el escritor Jorge Wagensberg lanza un torrente de ideas. Sentado al otro lado, dejo de tomar notas por un momento y me quedo mirando fascinado dos objetos junto a mi cuaderno: un trozo de ¨¢mbar con un insecto atrapado dentro y la concha en espiral de una amonita f¨®sil. Apenas tengo un instante para apreciar la belleza y misterio de los dos elementos que, me parece, tanto simbolizan los intereses de Wagensberg y casi me pierdo lo que explica del cient¨ªfico que sube al avi¨®n con una bomba para conjurar la probabilidad de que haya otra a bordo o el apasionante relato que hace de la sonada ocasi¨®n en que Wittgenstein amenaz¨® con un atizador a Popper por un qu¨ªtame all¨¢ ese problema filos¨®fico.
Conversador genial, locuaz, divertido y estimulante ¡ªincluso cuando habla de termodin¨¢mica¡ª, Wagensberg est¨¢ en plena forma. No en balde vive una ¨¦poca especialmente buena: se conmemoran los 30 a?os de la colecci¨®n de Tusquets Metatemas (¡°libros para pensar la ciencia¡±), que dirige desde sus inicios, y se encuentra inmerso en la definici¨®n del proyecto de museo que el Hermitage crear¨¢ en Barcelona.
El humor es vital. Re¨ªrse de uno mismo es una vacuna contra el dogma
Al empezar la entrevista le he dicho que siempre que pienso en ¨¦l me viene su imagen en el fondo del mar rodeado de barracudas. ¡°S¨ª, fue buceando con Llu¨ªs Monreal en el Caribe, cuando prepar¨¢bamos la exposici¨®n de los galeones del mercurio para Cosmocaixa. Me zambull¨ª y me fui al fondo. Era un problema f¨ªsico: no hab¨ªa calculado bien los pesos del cintur¨®n y la diferencia de densidad del agua dulce o salada¡±. As¨ª es Wagensberg, incluso en medio de la aventura, acechado por escamosos depredadores, ve el lado cient¨ªfico del asunto.
¡°No llegu¨¦ a la ciencia por vocaci¨®n temprana¡±, evoca, ¡°me atra¨ªan las matem¨¢ticas y su forma de razonar, luego me inclin¨¦ por la f¨ªsica que es como las matem¨¢ticas en colores. Yo era muy disperso. Siempre he estado m¨¢s inquieto por lo que dejaba de hacer que por lo que hac¨ªa¡±. Cursando F¨ªsica, en la Universidad de Barcelona, en tercero de carrera hizo su primer experimento. ¡°Un campo h¨ªbrido entre f¨ªsica y biolog¨ªa, algo ins¨®lito en aquella ¨¦poca. Constru¨ª un instrumento para medir el calor que intercambia una bacteria con su entorno¡±. Evito la tentaci¨®n de mencionar al doctor Bacterio y le pregunto por la utilidad de aquello. Me mira con compasi¨®n: es lo que tiene haber dado 40 a?os la asignatura de Teor¨ªa de Procesos Irreversibles. ¡°Lo que me preocupaba es la definici¨®n misma de lo que es un ser vivo. Una de las preguntas que m¨¢s se repiten es '?qu¨¦ es la vida?', hay muchos libros con ese t¨ªtulo. El de Lynn Margulis, por ejemplo¡±. Lo que nos lleva a Metatemas. ¡°Reci¨¦n licenciado ten¨ªa la costumbre de recomendar libros cient¨ªficos a amigos que no lo eran. En una fiesta de cumplea?os me presentaron a Beatriz de Moura y ella me dijo que acababa de recibir una propuesta de libro sobre la entrop¨ªa y si lo pod¨ªa leer para darle mi opini¨®n. Vi que nadie pod¨ªa entenderlo. Y as¨ª decidimos empezar la colecci¨®n, con el reto de transmitir ideas inteligibles, como una ampliaci¨®n del c¨ªrculo de lectores amigos convertido ahora en una gran familia¡±.
No hay que confundir nunca el rigor cient¨ªfico con el r¨ªgor mortis
El primer libro fue precisamente un ?Qu¨¦ es la vida?, el de Erwin Schr?dinger, uno de los padres de la f¨ªsica cu¨¢ntica. ¡°Ese libro seminal marc¨® mucho la colecci¨®n: libros que dan ideas m¨¢s all¨¢ de la propia disciplina del autor y del tema, libros que generan conversaci¨®n¡±. Con una buena dosis de heterodoxia en el buen sentido. ¡°No se puede hacer ciencia sin alg¨²n tipo de especulaci¨®n¡±, dice nuestro inquieto personaje, que menciona al astrof¨ªsico Halton Arp y su cr¨ªtica al Big Bang. Y as¨ª, 130 t¨ªtulos, que nos adentraron a muchos ne¨®fitos (y no tanto) en los misterios de los fractales, la teor¨ªa del caos o la de las cat¨¢strofes, la ciencia de los sistemas complejos, los pluriuniversos, los dinosaurios o el sexo de las lagartijas. Tambi¨¦n en la evoluci¨®n del hombre, por supuesto (¡°qu¨¦ es la hominidad¡±). Y en los secretos de nuestros compa?eros de viaje, los otros primates. Precisamente la semana que viene estar¨¢ en Barcelona, con motivo del aniversario de Metatemas, Frans de Waal, el experto en bonobos y sus besos de tornillo. Y hombre, como Wagensberg, con gran sentido del humor. ¡°El humor es vital. El humor cient¨ªfico que es el que consiste en re¨ªrse de uno mismo y no del otro. Re¨ªrse de s¨ª mismo es una vacuna contra el dogma. Es muy peligrosa la gente que no sonr¨ªe¡±.
Metatemas, subraya su director, ha tenido adem¨¢s otra voluntad: ¡°Seducir al cient¨ªfico de habla hisp¨¢nica para que escriba ensayos m¨¢s all¨¢ de la expresi¨®n acad¨¦mica¡±.
Volvemos a la peripecia vital de Wagensberg. ¡°Mi actividad tiene tres patras: la docencia universitaria, la colecci¨®n de ensayos y la museolog¨ªa cient¨ªfica¡±. A veces esas cosas se conjugan, como cuando se organizan charlas o coloquios con la participaci¨®n de ensayistas de Metatemas y cuyas aportaciones se convierten a la vez en nuevos libros.
El nuevo museo
Jorge Wagensberg (Barcelona, 1948) est¨¢ inmerso en el encargo del proyecto museogr¨¢fico de la franquicia del Museo Hermitage de San Petersburgo que se va a instalar en el puerto de Barcelona. "Estamos pendientes de que se concrete la nueva sede elegida, el edificio de Aduanas. Para m¨ª es un gran reto. Aplicaremos la museolog¨ªa cient¨ªfica a la museolog¨ªa art¨ªstica. Habr¨¢ met¨¢foras y fen¨®menos. Vamos a explicar, con obras de arte y otros objetos, en un fuego cruzado de ideas muy metat¨¦mico, la historia de la condici¨®n humana, la ciencia y el arte".
Lo har¨¢n, avanza, a trav¨¦s de siete grandes etapas, la ¨²ltima de las cuales es el arte propiamente dicho. La primera es la utilidad (la herramienta hecha por el homo habilis), la segunda la est¨¦tica (la biface sim¨¦trica de h. erectus); la tercera, la espiritualidad (el arte rupestre); la cuarta, la abstracci¨®n (Egipto, Mesopotamia, Grecia); la quinta, la "revelaci¨®n" (el Renacimiento); la sexta, "el arte por el arte" del XIX y XX. Wagensberg, que se?ala que podr¨ªan adquirirse obras de arte contempor¨¢neo para el nuevo museo, ya ha seleccionado varias piezas del museo ruso como una Venus de marfil de mamut. Recalca que no ha recibido instrucci¨®n alguna y que se siente tan libre como lo fue para crear el discurso de Cosmocaixa. El nuevo museo, apunta, "tendr¨¢ una representaci¨®n de la creatividad local".
Wagensberg aboga por los ¡°choques frontales de ideas¡±, la contaminaci¨®n mutua de los saberes, la interdisciplinariedad, y la superaci¨®n del abismo tradicional entre ciencias y letras.
La filosof¨ªa de la ciencia es uno de los temas m¨¢s queridos a Wagensberg. Lo que nos lleva a Popper, glups. Los dos hemos tenido la oportunidad de charlar con ¨¦l, pero Wagensberg sin duda le sac¨® m¨¢s provecho. En realidad yo tuve suerte en mi d¨ªa de que el gran hombre no llevara el atizador de Wittgenstein. ¡±Tuvimos una conversaci¨®n aut¨¦ntica, de esas en la que escuchas antes de hablar. Me sorprendi¨® que Popper ten¨ªa una visi¨®n cr¨ªtica de la f¨ªsica cu¨¢ntica similar a la de Einstein. Si hoy vivieran ambos la ver¨ªan de otra manera¡±.
No le gusta la expresi¨®n ¡°divulgaci¨®n cient¨ªfica¡±, porque le disgusta que aparezca la ra¨ªz ¡°vulgar¡± en el t¨¦rmino. ¡°Nunca hay que sacrificar el rigor cient¨ªfico¡±, afirma levantando un dedo y a la vez ajust¨¢ndose los tirantes de los pantalones. ¡°Pero hay que ser originales y seductores¡±. Y entonces lanza una de sus frases m¨¢s famosas: ¡°No hay que confundir el rigor cient¨ªfico con el r¨ªgor mortis¡±. Eso nos conduce a sus c¨¦lebres aforismos. ¡°Los aforismos solo tienen un problema: la facilidad con que se hace uno malo¡±. Wagensberg sostiene que todos los grandes ensayistas tienen alguna frase que se aguanta sola. A diferencia del refr¨¢n, dice, que liquida una discusi¨®n, el aforismo la inicia.
?Es una aventura la ciencia? ¡°Mira, de hecho, yo llegu¨¦ por la lectura de una aventura, la de la Kon-Tiki¡±, revela, ¡°que era tambi¨¦n una aventura cient¨ªfica, pues en su base estaba la idea de demostrar algo, la manera en que se hab¨ªa poblado Am¨¦rica. La aventura f¨ªsica de viajar, de explorar, ha estado ligada siempre a la empresa cient¨ªfica. Darwin y el Beagle, el descubrimiento del espacio. Con la museolog¨ªa he vivido muchas aventuras, pues para transmitir la emoci¨®n tienes que haberla vivido. Sobrevolando las l¨ªneas de Nazca en una fr¨¢gil avioneta. En la Amazonia, nadando con los peces piraruc¨², o teniendo un encuentro con la biodiversidad: all¨ª le das una patada a un ¨¢rbol y todo lo que cae es nuevo para la ciencia¡±.
Le pregunto si todo esto le proporciona felicidad. ¡°El objetivo ¨²ltimo de la ciencia es comprender la realidad y eso produce gozo intelectual, el placer del eureka. Tiene algo de sexual, algo de org¨¢smico, comprender algo nuevo. Eso crea, claro, adicci¨®n a la ciencia¡±.
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