Un triunfador y tres pesti?os
Hubo un triunfador que pase¨® las dos orejas por la arena vente?a; lo ¨²nico raro es que los despojos eran suyos y los arrastr¨® en lugar de mostrarlos al p¨²blico,
Hubo un triunfador que pase¨® las dos orejas por la arena vente?a; lo ¨²nico raro es que los despojos eran suyos y los arrastr¨® en lugar de mostrarlos al p¨²blico, que, no obstante, lo despidi¨® con una cerrada ovaci¨®n. El campe¨®n iba desnudo, era de pelo colorado y andaba a cuatro patas. Su nombre, Fascinador, y luci¨® en Las Ventas como un toro bravo en el caballo, que galop¨® en banderillas y desarroll¨® una embestida incansable en el tercio final. No fue un toro de bandera, pero llevaba las orejas colgando para que alg¨²n coletudo se hiciera con los trofeos.
Y hubo tres pesti?os ¡ªEl Fandi, Fandi?o y Adame, sustituto de Miguel Abell¨¢n, convaleciente de un c¨®lico nefr¨ªtico¡ª que ofrecieron toda una lecci¨®n magistral y extraordinaria de soberano aburrimiento, de faenas anodinas y huecas, de pases insulsos y destemplados. Y todo ello, en un tiempo pesado, interminable, sin fin.
JANDILLA / EL FANDI, FANDI?O, ADAME
Toros de Jandilla-Vegahermosa, desiguales de presentaci¨®n; manso y desclasado el primero; inv¨¢lido el segundo; con genio, el tercero; nobles y sosos, cuarto y sexto, y bravo, noble y encastado, el quinto, que fue ovacionado.
El Fandi: estocada y dos descabellos (silencio); buena estocada (silencio).
Iv¨¢n Fandi?o: media estocada (silencio); estocada ¡ªaviso¡ª (ovaci¨®n).
Joselito Adame: estocada ¡ªaviso¡ª (ovaci¨®n); pinchazo ¡ªaviso¡ª y estocada (silencio).
Plaza de Las Ventas, 16 de mayo. Octava corrida de feria. Casi lleno.
Se guard¨® un minuto de silencio en memoria de Jos¨¦ G¨®mez Ortega Gallito en el 94? aniversario de su fallecimiento.
No se puede pretender emocionar todas las tardes. Es verdad, pero lo curioso es que no fuera el momento de ninguno de los tres. Por ejemplo, es llamativo el caso de Iv¨¢n Fandi?o, que llegar¨ªa dispuesto a reverdecer los laureles del pasado martes, cuando degust¨® las mieles de la gloria, y no le sali¨® nada a derechas. As¨ª es el ser humano. A ¨¦l, a Fandi?o, le toc¨® en suerte Fascinador, y le hizo una faena que dur¨® un mundo, cinco tandas por la derecha y dos con la mano zurda, y solo dos de ellas llamaron la atenci¨®n. El toro no dejaba de embestir con nobleza y templanza, y el torero lo intentaba una y otra vez sin que el espect¨¢culo resultante desbordara gracia alguna. Antes de pinchar se dej¨® rozar la taleguillas en unas manoletinas muy ce?idas, pero ni por esas. En fin, que un toro de calidad se march¨® al otro mundo con la certera impresi¨®n de haber desperdiciado su vida ante un torero que no tuvo su d¨ªa.
Tampoco fue la tarde de su primero, que sali¨® al ruedo arrastrando su pesado cuerpo, lo que vio todo el mundo menos el presidente. Pero Fandi?o se empe?¨® en darle pases sin sentido; el animal rod¨® hasta cuatro veces, las protestas del p¨²blico subieron de tono, pero all¨ª continu¨® su particular e inexplicable tortura el torero.
Ovaci¨®n y pitos
Fascinador, un toro de encastada nobleza, se march¨® con las orejas.
Pesados y anodinos. Ninguno de los tres toreros tuvo su d¨ªa.
Larga tambi¨¦n fue la faena de Adame a su primero. Lo cit¨® el mexicano desde los medios, y el toro, que estaba pegado a tablas, se arranc¨® como un tren. Una r¨¢faga de viento hizo flamear la muleta, y si el valiente torero no se quita, acaba en Toledo. El toro le rob¨® la muleta, le parti¨® el palillo y le perdon¨® la vida. Volvi¨® a pasar los mismos apuros momentos despu¨¦s hasta que decidi¨® cambiar de terrenos. Entonces, junto a las tablas, se atemper¨® el genio del animal, y demostr¨® que no le sobraba clase. Insisti¨® Adame por ambos lados, y volvi¨® a ello sin m¨¢s ¨¦xito que el reconocimiento general de su car¨¢cter afanoso. Soso fue el comportamiento del sexto, y Adame, que hab¨ªa comenzado por estatuarios pegado a tablas, volvi¨® a perder la muleta por dos veces, y all¨ª estuvo un rato dando pases y m¨¢s pases sin contenido entre la santa paciencia de los aficionados del lugar y la energ¨ªa del personal de la plaza, que aborta cualquier intento de salida de alg¨²n desesperado. Por cierto, el torero mexicano hizo un aceptable quite por ver¨®nicas en el quinto, toda una novedad en tiempos de vulgares chicuelinas, gaoneras y manoletinas.
Algunos espectadores expresaron su disconformidad con la labor de El Fandi. Inexplicable actitud, pues este torero tiene su tauromaquia, la expresa lo mejor que puede y no enga?a a nadie. Adem¨¢s, aunque protesten, no cambia el gui¨®n. Suele manejar el capote con soltura ¡ªayer, no¡ª, clava banderillas a toro pasado, pero en una exhibici¨®n f¨ªsica extraordinaria -ayer, s¨ª-, y su discurso es mudo con la muleta entre las manos ¡ªayer, sobre todo¡ª.
Manso y ¨¢spero fue su primero, que lleg¨® a ponerle los pitones en la cara, y noble y repetidor el cuarto, pero El Fandi no consigui¨® interesar a nadie.
La corrida de hoy
Toros de Ferm¨ªn Boh¨®rquez para los rejoneadores Diego Ventura, Leonardo Hern¨¢ndez y Andr¨¦s Romero.
Babelia
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