El zool¨®gico humano, un siglo despu¨¦s
Oslo encarga a dos artistas la recreaci¨®n de una exposici¨®n de 1914 para debatir sobre racismo
La idea no es nueva, todo lo contrario. Lo que hace el Kongolandsbyen o Zoo Humano es reproducir la peque?a ciudad zoo que ya existi¨® en Oslo en 1914. Entonces, con motivo del primer centenario constitucional, abri¨® durante cinco meses, un pueblo exposici¨®n que todos conoc¨ªan como?Villa Congo. En ¨¦l viv¨ªan 80 personas de origen africano, casi todas de Senegal, que reproduc¨ªan usos y costumbres africanas para deleite de los visitantes a quien todo aquello les parec¨ªa muy ex¨®tico. Un mill¨®n y medio de noruegos, tres cuartas partes de la poblaci¨®n del pa¨ªs a principios del siglo pasado, pagaron con gusto la entrada para ver a los africanos vestidos de forma tradicional, cocinando, comiendo y haciendo artesan¨ªa en caba?as con techo de palma. Hace 100 a?os el propio rey de Noruega ofici¨® la inauguraci¨®n de la exposici¨®n.
La de Oslo no fue la ¨²nica Villa Congo que se instal¨® en Europa. Hubo varios zool¨®gicos humanos, tambi¨¦n llamados exposiciones coloniales. En B¨¦lgica, Alemania y Francia, se exhibieron africanos y personas de otros pueblos no occidentales en muestras similares que ayudaron a convencer a la opini¨®n p¨²blica europea de la necesidad de la colonizaci¨®n. Exponer a los africanos como animales, incivilizados y primitivos justificaba el ir a ?frica, reforzaba la idea de que occidente era la sociedad m¨¢s avanzada del mundo y garantizaba el entretenimiento en una ¨¦poca en la que pocos ten¨ªan acceso a mundos diferentes. En ocasiones, la dureza de estas exposiciones acab¨® con varias vidas. En B¨¦lgica, por ejemplo, algunos de los 267 congole?os exhibidos murieron durante la exposici¨®n y fueron enterrados sin ceremonia en una fosa com¨²n en total anonimato.
Pel¨ªcula sobre 'Villa Congo' de 1914.
El noruego Mohamed Ali Fadlabi y el sueco Lars Cuzner son los artistas art¨ªfices de la exposici¨®n actual en Oslo. Una muestra que ha costado casi un mill¨®n de coronas noruegas, unos 123.000 euros. La gran diferencia con 1914, seg¨²n los artistas, es que los que participan en la exhibici¨®n est¨¢n en ella de forma voluntaria. El objetivo que Fadlabi y Cuzner dicen tener es "recordar el pasado y abrir con la recreaci¨®n de?Villa Congo un debate sobre el colonialismo y el racismo en el mundo post-moderno¡±. El primer paso en el debate es, seg¨²n ellos, reconocer el pasado racista de Noruega. Los artistas, que no han dudado en jugar con la ambig¨¹edad, argumentan que el proyecto es parte de una conversaci¨®n honesta acerca de la raza. "El racismo es un aspecto desagradable del pasado que todav¨ªa forma parte de nuestro presente". A?aden que el complejo de superioridad racial de la mente europea no es una cosa del pasado, es una cosa presente. As¨ª pues, el zoo humano noruego no es necesariamente una mera reconstrucci¨®n del pasado. Es real en muchos niveles.
Algunas organizaciones del pa¨ªs han calificado el proyecto de racista, desafortunado y deshumanizante. Muauke B. Munfocol , congole?a residente en Noruega, cree que el gobierno de Noruega no deber¨ªa haberse gastado el dinero en una exposici¨®n as¨ª . "Uno podr¨ªa preguntarse por qu¨¦ ahora, en lugar de poner los esfuerzos en reconocer la existencia del racismo, el pago de las reparaciones hist¨®ricas y el cambio de la relaci¨®n hist¨®rico-pol¨ªtico y cultural con pa¨ªses que no son blancos, el gobierno noruego opta por financiar un proyecto que reafirma su papel en un sistema de dominaci¨®n blanca global donde los negros son deshumanizados espiritual, econ¨®mica, social y culturalmente".
Ella no es la ¨²nica indignada. Rune Berglund, jefe del Centro de Lucha contra el Racismo de Noruega, asegura que le "resulta dif¨ªcil ver c¨®mo este proyecto se podr¨ªa hacer de una manera digna". Hasta la embajada de B¨¦lgica en Oslo ha pedido tambi¨¦n que la bandera belga fuera retirada de la entrada de?Villa Congo.
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