La curiosa belleza de la alta costura
La pintura prerrafaelita inspira la colecci¨®n para el pr¨®ximo oto?o de Valentino
?Qu¨¦ es la belleza? La alta costura, m¨¢s que nunca definida como la b¨²squeda de una cierta perfecci¨®n est¨¦tica, se lo plantea continuamente. Lo m¨¢s interesante es la gran variedad de las respuestas que se obtienen. Esta forma de moda, liberada de la tiran¨ªa de lo cotidiano, no se rige por tendencias ni busca establecer pautas con car¨¢cter general. Al contrario, se permite ser un ejercicio mucho m¨¢s individualista en el que los creadores pueden dejar cabalgar sus particulares visiones sobre lo que es bello, relevante y exquisito. Sin atenerse a normas ni otros dictados que no sean los suyos.
Por eso, la alta costura estuvo de alguna forma ya presente en el estreno de uno de los creadores m¨¢s rompedores de las ¨²ltimas d¨¦cadas, Martin Margiela. La colecci¨®n de primavera/verano de 1989 albergaba el germen de lo que acabar¨ªa siendo su l¨ªnea Margiela Artisanal con la que la firma ¨Cque el herm¨¦tico creador abandon¨® en 2009- participa como miembro de pleno derecho en el calendario. Para el pr¨®ximo oto?o la idea sigue siendo la misma de siempre: tomar ins¨®litos objetos desechados para convertirlos en ropa. Una reflexi¨®n sobre qu¨¦ tiene valor y qu¨¦ no lo tiene, qu¨¦ es bello y qu¨¦ es basura, que en esta ocasi¨®n transforma monedas de franco o globos de fiesta en preciosos trajes de noche. El anonimato que tanto gusta en la casa, donde todo el mundo va con bata blanca para uniformizarse, llev¨® a la idea de que las modelos cubrieran su rostro con m¨¢scaras y velos. Hoy esas piezas compiten en protagonismo con los propios trajes. En Margiela Artisanal los c¨®digos y f¨®rmulas se repiten con tanta exactitud (siempre se ofrece una precisa descripci¨®n del origen de los materiales y se detallan las horas empleadas en transformarlos) que la sensaci¨®n de eterna repetici¨®n debe asumirse como parte de la experiencia. Lo que era hermoso u atractivo dejar¨¢ de serlo y, aunque vuelva, otro tomar¨¢ su lugar.
Ciertamente, se ven a lo largo de la semana b¨²squedas de la belleza menos complejas las de Margiela. La de Elie Saab (Beirut, 1968) tambi¨¦n deja la sensaci¨®n de repetici¨®n constante, pero por motivos bastante m¨¢s simples. Es una f¨®rmula que funciona y de la que, aparentemente, ciertas mujeres nunca se cansan. Entre sus 52 vestidos de princesa para el pr¨®ximo oto?o, proliferan los tules, los encajes y los colores joya inspirados por los interiores de los palacios franceses. Ninguna sorpresa aqu¨ª. Para seguir el hilo de la referencia, los arabescos florales de los murales se convierten en los elaborados bordados que cubren los vestidos, alguno tan cargado de pedrer¨ªa que llega a pesar ocho kilos.
Una siempre cuenta con encontrar una determinada est¨¦tica en el trabajo de Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli (de 49 y 46 a?os) en Valentino. Tras su incursi¨®n en el mundo de la ¨®pera en enero, los italianos se fijan en la sensualidad esteticista del movimiento prerrafaelista de Dante Gabriel Rossetti y en la tem¨¢tica cl¨¢sica de Lawrence Alma-Tadema. Obras que hoy pueden verse en la exposici¨®n Alma-Tadema y la pintura victoriana en la Colecci¨®n P¨¦rez Sim¨®n del Museo Thyssen y que conducen a una colecci¨®n exquisita y llena de claroscuros, de esas que admiten poca discusi¨®n sobre su hermosura. Igual que aquel movimiento se opuso al canon imperante en la Inglaterra de 1848 para reclamar la autenticidad de la pintura anterior a Rafael y Miguel ?ngel, Chiuri y Piccioli reivindican una alta costura que no se fija en el mundano presente, sino en un pasado mitificado a partir del que construir algo nuevo. Es la misma idea que presidi¨® los desfiles de Dior y Chanel, que aqu¨ª llega incluso a utilizar tapices del siglo XVII como material para las piezas.
Las togas y sublimes drapeados de muselina de Valentino, que se llevan con sandalias de gladiador, evocan escenas de Grecia y Roma y suponen un paso en m¨¢s en la escalada de lirismo que los dise?adores iniciaron en 2008 en la casa. Entre los 61 dise?os que componen la colecci¨®n, hay piezas asombrosas como el vestido Cavalcata Fantastica, cuya falda muestra un patchwork con 10 tejidos distintos realizada en 2.000 horas de trabajo. Las costureras del emblem¨¢tico taller romano de la firma, que lloraban en la retirada del fundador, han encontrado quien las haga brillar. Y tienen una nueva generaci¨®n a la que formar. Gracias al aumento de la demanda, la firma ha contratado a nuevas artesanas y hoy la mitad de ellas tienen menos de 30 a?os.
M¨¢s controvertida es la seducci¨®n nocturna y decadente que enaltece Jean-Paul Gaultier (Arcueil, 1952) en una colecci¨®n inspirada en vampiros en ch¨¢ndal. Desde luego, una imagen bastante menos convencional y f¨¢cil de digerir que la de sus colegas. Y una propuesta que, a diferencia de la de Valentino, encuentra el tono cuanto m¨¢s se aleja de la luz. Sus criaturas defienden la hermosura del negro y la sangre, con grandes capas encapuchadas, er¨®ticos terciopelos y milhojas de organza en rojo, blanco y negro. Pero se estrellan cuando sucumben a los excesos de los cristales de Swarovski, que cubren las prendas con ecos deportivos en una ecuaci¨®n irresoluble. Siempre juguet¨®n, y no contento con la osad¨ªa de unir ch¨¢ndal y colmillos, Gaultier cierra el desfile con la cantante Conchita Wurst, ganadora de Eurovision 2014. Una belleza at¨ªpica donde las haya.
Babelia
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