El hombre del poncho cumple medio siglo
'Por un pu?ado de d¨®lares' fue el w¨¦stern que cambio la historia del g¨¦nero de la mano de Sergio Leone, un creador popular
En 1964 un cine de Florencia y en pleno mes de agosto acoge las primeras sesiones de la pel¨ªcula Por un pu?ado de d¨®lares de Sergio Leone. Contra todo pron¨®stico el filme, un w¨¦stern de serie B inspirado ni m¨¢s ni menos en El mercenario de Akira Kurosawa -en el recuerdo otro w¨¦stern, Los siete magn¨ªficos tambi¨¦n basado en el creador japon¨¦s- se transforma en un sleeper, uno de esos inesperados bombazos de taquilla. Todo para una producci¨®n destinada en un principio a servir de relleno cinematogr¨¢fico, firmada con seud¨®nimo y capital italiano, espa?ol y alem¨¢n.
?A finales de ese mismo a?o de 1964 Por un pu?ado de d¨®lares ¨Cen el ¨²ltimo momento ha cambiado su t¨ªtulo original Il magnifico straniero- se ha convertido en un fen¨®meno cinematogr¨¢fico y social. Como se?ala el corresponsal de la revista Variety la pel¨ªcula destaca "por su vigor jamesbondiano y un enfoque ir¨®nico para captar a un p¨²blico tanto sofisticado como medio". El w¨¦stern europeo o espagueti-w¨¦stern, termino todav¨ªa sin acu?ar, se preparaba para la conquista de las pantallas del mundo
Cincuenta a?os despu¨¦s los w¨¦sterns de Sergio Leone y de algunos de sus m¨¢s honorables contempor¨¢neos, Sergio Sollima, Sergio Corbucci, Damiano Damiani, han conseguido hacerse un lugar en la historia del cine. Y hasta con la categor¨ªa de cl¨¢sicos reservada hasta aquel momento para directores como John Ford, Anthony Mann u Howard Hawks.
Recibidos con divisi¨®n de opiniones por la cr¨ªtica, donde abundan las invectivas por su culto a la fealdad y los aspectos m¨¢s s¨®rdidos del g¨¦nero, contar¨¢n sin embargo desde el principio con el aplauso entusiasta del p¨²blico. Esta apoteosis de fealdad est¨¦tica y violencia ¨¦tica poblada de h¨¦roes sin afeitar y faltos de escr¨²pulos encuentra de inmediato una audiencia que se deja seducir por esa ¡°¨®pera de sensualidad, violencia y muerte, muy latina¡± como escribe el cr¨ªtico franc¨¦s Gilles Gressard en su estudio sobre el cineasta.
Para unos, Leone, es el hombre que ha sabido resucitar, y de paso, darle un ba?o desmitificador a un g¨¦nero como el w¨¦stern que viv¨ªa sus horas crepusculares. Para otros, por el contrario, es el creador que le acabar¨¢ dando su certificado de defunci¨®n. Pero nadie, medio siglo despu¨¦s, le discute haber creado un estilo, mas all¨¢ del uso del zoom y de esos primeros planos exasperantes, de esos alargamientos extenuantes y de esa fetichizaci¨®n del gesto que caracterizan su cine. Un estilo que ser¨ªa imitado hasta la sociedad, empezando por los propios directores americanos, Siegel, Hathaway, y que ha llegado hasta nuestros d¨ªas de la mano tributaria de creadores tan indomables como Quentin Tarantino.
Por un pu?ado de d¨®lares se?ala el nacimiento de Almer¨ªa como paisaje pl¨¢stico del mito del Oeste. Aunque rodada en parte en Hoyo de Manzanares, en el poblado que ha servido para los w¨¦sterns pioneros de Joaqu¨ªn Romero Marchent, los paisajes almerienses acompa?aran a partir de ahora la ¨¦pica cinematogr¨¢fica del director italiano. Otro componente indisoluble del g¨¦nero, ser¨¢ la m¨²sica de Ennio Morricone en esa convergencia victoriosa entre m¨²sica, sonido e im¨¢genes. Morricone convert¨ªa la banda sonora en protagonista absoluta. Y un tercer elemento en la figura de Clint Eastwood, un actor de series de televisi¨®n que acabar¨¢ poni¨¦ndole cara y ojos a todo un g¨¦nero y un estilo en su papel de El forastero. Su poncho mexicano, ¡°barba de dise?o¡± y cigarro en la boca se convertir¨¢ en uno de los iconos m¨¢s imitados de la historia del cine.
Cincuenta a?os despu¨¦s quiz¨¢s ha llegado el momento de olvidar esa etiqueta un tanto rid¨ªcula y hasta calumniosa de espagueti w¨¦stern.
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