El crecimiento
Desde hace a?os los cient¨ªficos previenen sobre la necesidad de que los ni?os no trasnochen para evitar problemas de desarrollo
La hormona del crecimiento se segrega durante el sue?o. Desde hace a?os los cient¨ªficos previenen sobre la necesidad de que los ni?os no trasnochen para evitar problemas de desarrollo. Lo primero que escandaliza a los entrenadores del norte de Europa instalados en Espa?a es el car¨¢cter noct¨¢mbulo de la poblaci¨®n meridional y el efecto sobre la estatura de los chicos. ¡°El otro d¨ªa¡±, cuenta Fred Vergnoux, el m¨¢s c¨¦lebre de todos los t¨¦cnicos de la Federaci¨®n Espa?ola de Nataci¨®n, ¡°mir¨¦ por la ventana a la una de la madrugada y vi a unos padres en el bar de abajo. Estaban sentados en la terraza con el beb¨¦ en el carrito. ?Ese ni?o ya est¨¢ condenado!¡±.
Hay pueblos que deforman a su prole ajust¨¢ndoles aros en orejas, labios, cuello o cr¨¢neo. Es un modo de distinci¨®n como cualquier otro. La cultura del botell¨®n se inculca desde la cuna y produce enanos. Socialmente, puede ser enriquecedor. Pero es desastroso para la prosperidad de actividades como la nataci¨®n ol¨ªmpica, en donde las primeras potencias suelen coincidir con las comunidades m¨¢s capaces de criar gigantes: Australia, Estados Unidos, Hungr¨ªa, Holanda, Alemania y Escandinavia.
El f¨²tbol es la excepci¨®n. Ah¨ª Espa?a logr¨® la proeza de instalar una industria en la vanguardia global. Las consecuencias se observan en todas partes. Vean si no Colmenar Viejo. Faltaba una semana para el inicio del Mundial de Brasil cuando se celebr¨® el Mundialito de f¨²tbol sub?17 en Colmenar Viejo. El pueblo, rodeado de navas, corrales y bellos prados forrajeros, se reuni¨® festivamente en el estadio donde jugaron los juveniles del Corinthians, Real Madrid, Atl¨¦tico, Rayo, Boca, Marsella, Kashiwa Reysol y Sporting Cristal.
Madrid y Corinthians disputaron la final. Los chicos del Juvenil C del Madrid, espa?oles flacos, menudos e imberbes, presentaron un aspecto vulnerable. En el Corinthians, los corpulentos brasile?os, prematuros y desarrollados, reflejaron otros criterios de detecci¨®n del talento. Gan¨® el Madrid y el mejor fue su jugador m¨¢s canijo: ?lvaro Fidalgo. Traz¨® con precisi¨®n la clase de divisoria que separa el f¨²tbol del siglo XXI del f¨²tbol del siglo pasado. Movi¨¦ndose entre b¨²falos como un colibr¨ª, reparti¨® pases y fintas hasta componer con sus compa?eros una obra arm¨®nica y precisa. Ese d¨ªa, 4 de junio, Fidalgo prefigur¨® los acontecimientos del 8 de julio, cuando el desgarbado M¨¹ller y los peque?os G?tze, L?hm y Schweinsteiger, miembros de la selecci¨®n alemana con menos kilos de la historia, aplicaron el m¨¦todo espa?ol al Brasil m¨¢s atl¨¦tico y tosco que se recuerda. Resultado, 7-1.
Entre los a?os setenta y ochenta fue corriente que las academias impusieran l¨ªmites m¨ªnimos de estatura. Hoy, gracias a la abolici¨®n de aquella estupidez, los genios balomp¨¦dicos de infancia noct¨¢mbula gozan de las mismas posibilidades que los mejor educados.
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