La amistad no era eso

Las comedias rom¨¢nticas generacionales ser¨¢n eternas. Complicidad, identificaci¨®n, deseos de futuro, nostalgia del pasado, gui?os culturales. Los personajes son lo que eres, o lo que eras, o lo que ser¨¢s. Cada generaci¨®n tiene sus pel¨ªculas de cabecera en el subg¨¦nero, categor¨ªa en la que no ser¨ªa extra?o que entrara Amigos de m¨¢s,dirigida por el canadiense Michael Dowse, y basada en una obra teatral de T. J. Dawe y Michael Rinaldi, que esta vez juega con el estereotipo, tan real y palpable como el dolor que representa, del joven enamorado de la chica perfecta, con la que no puede haber mayor complicidad, necesidad, afecto, gracia y chispa, establecida en ambas direcciones, pero que ya tiene pareja.

Dowse y sus guionistas huyen de lo f¨¢cil y maniqueo al dibujar a ese tercer v¨¦rtice del maldito tri¨¢ngulo no como un energ¨²meno, sino como alguien con evidentes virtudes, lo que hace que el retrato de la pareja de amigos (de m¨¢s) tenga que ser a¨²n m¨¢s fascinante. Y lo hacen a trav¨¦s de unos di¨¢logos elaborados, casi literarios, de esos que quiz¨¢ los tiranos de la verosimilitud denigren. Pero, ?por qu¨¦ hemos de necesitar siempre j¨®venes personajes que no dicen nada brillante? Por lo dem¨¢s, el engranaje de los atractivos secundarios es perfecto, e incluso el director se atreve con un par de sorprendentes momentos estramb¨®ticos, casi en plan hermanos Farrelly. Y aunque la pel¨ªcula acabe, parafraseando al t¨ªtulo, con dos secuencias de m¨¢s, redundantes e innecesarias respecto de la antepen¨²ltima, inmejorable final, deja el regusto de lo tan sencillo como encantador.