?Espa?a era una fiesta?
Un grupo de escritores de Am¨¦rica Latina recuerda sus inicios bohemios en Madrid y Barcelona
![El escritor Santiago Roncagliolo en el Festival Eñe de Madrid](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SYMKLCY6LGE6S2G7KTVTKI2V7E.jpg?auth=3af6a8e73ce77529a9d41a775bd4b2a69e6f48883ba0229125f8145df8abff3c&width=414)
Antes de ganar el Premio de Ensayo Isabel Polanco por El pu?o invisible, el colombiano Carlos Gran¨¦s trabaj¨® como socorrista de piscina. ¡°Una maravilla de trabajo¡±, dice ri¨¦ndose en su oficina en la C¨¢tedra Vargas Llosa en Madrid. ¡°Nadaba todos los d¨ªas... trabajaba y le¨ªa. All¨ª escrib¨ª mi primer libro¡±. Quiz¨¢ no resulte sorprendente que su desempe?o como socorrista, en cambio, no haya sido una maravilla. Un d¨ªa en que Carlos le¨ªa a Tolstoi o a Thomas Mann, un ni?o tropez¨® y cay¨® en la piscina peque?a. Carlos, tan inmerso como estaba en sus lecturas, fue el ¨²ltimo en enterarse; al ni?o lo rescat¨® un vecino y, aunque no se habr¨ªa ahogado, se llev¨® un buen susto. ¡°Yo me tir¨¦ a la piscina de forma innecesariamente dram¨¢tica cuando la situaci¨®n ya estaba resuelta¡±, cuenta. ¡°La cuesti¨®n era salir mojado de la piscina¡±.
Gran¨¦s viaj¨® a Madrid en 1999 para hacer un doctorado en antropolog¨ªa pero, como en realidad lo que quer¨ªa era ser escritor, opt¨® por quedarse al terminarlo. Adem¨¢s de socorrista, fue contratado como ch¨®fer de uno de los carros de la caravana del expresidente peruano Alejandro Toledo, a pesar de no tener licencia espa?ola ni conocer las calles de Madrid; trabaj¨® como pe¨®n de carga tras un brev¨ªsimo intento de ser mesero (lo echaron a las dos horas porque no sab¨ªa cargar los platos); vendi¨® libros en el metro; escribi¨® hor¨®scopos, columnas de sexualidad y respondi¨® consultas sentimentales bajo un seud¨®nimo; y fue guionista de chistes que serv¨ªan como tonos de llamada de celular. ¡°Uno dice: ?qui¨¦n escribe esas imbecilidades? Bueno¡ Yo¡±, se r¨ªe. Trabaj¨® tambi¨¦n en Flying Filter Tips, proyecto de un exc¨¦ntrico belga que consist¨ªa en vender filtros para fumar tabaco y marihuana cuya ¨²nica originalidad era estar agrupados en un cuadernillo. Gran¨¦s describe la empresa como ¡°la mayor estupidez jam¨¢s concebida por un ser humano¡±. ¡°Mi trabajo consist¨ªa en estar viendo c¨®mo este se?or se emborrachaba, se drogaba y empezaba a fantasear con sus proyectos para volverse millonario¡±.
No es el primer latinoamericano que descubre en Europa un escenario ideal para concebir una carrera de escritor. El peruano Santiago Roncagliolo, de 39 a?os, ganador del Premio Alfaguara por su novela Abril Rojo, decidi¨® en 2000 que para escribir ser¨ªa provechoso escapar de Lima en busca de nuevas experiencias. Como los ¨²nicos escritores que conoc¨ªa en esa ¨¦poca viv¨ªan en Espa?a, lo juzg¨® un destino ideal. Tambi¨¦n influy¨® su frustraci¨®n con el estancamiento del mundo cultural en su pa¨ªs y que en Espa?a se hablara el espa?ol. ¡°En esa ¨¦poca Madrid estaba euf¨®rica; iba gente de todos lados a hacer cine, teatro, m¨²sica, arte¡ En Lima no hab¨ªa esa actitud: en esa ¨¦poca, en Lima nadie cre¨ªa que se pod¨ªa hacer algo¡±, explica por tel¨¦fono desde Barcelona, donde reside actualmente. Las nuevas experiencias que buscaba no se hicieron esperar: reparti¨® volantes para clubes nocturnos, trabaj¨® de empleado dom¨¦stico y pos¨® para publicidad de locutorios. ¡°Yo era completamente insensato¡±, se r¨ªe, ¡°pens¨¦ que ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil¡±.
Una b¨²squeda r¨¢pida del nombre del novelista colombiano Sergio ?lvarez Guar¨ªn en la p¨¢gina web de compras en l¨ªnea Amazon no tiene como ¨²nicos resultados sus novelas, como 35 muertos y La lectora. Figuran tambi¨¦n los libros Limpiar la casa, El cuidado del gato (en diez minutos) y Deliciosas ensaladas. Quiz¨¢ resulte decepcionante para aquellos seguidores de ?lvarez que sean partidarios de los gatos y de las ensaladas enterarse que el colombiano no es, en realidad, el autor de estos t¨ªtulos. Ten¨ªa en Barcelona una peque?a empresa de libros pr¨¢cticos, donde asignaba a sus colegas textos que luego, por considerarlos bochornosos, muchos rehusaban a firmar. ?lvarez no se hac¨ªa mayores problemas y los adoptaba como suyos. Cuenta, en conversaci¨®n telef¨®nica, que surgir como escritor en Colombia en esa ¨¦poca era una tarea penosa porque importaba qui¨¦n eras, mientras que en Barcelona, ciudad a la que lleg¨® en 1997, se juzgaba a los nuevos escritores por sus textos. Considera que su ciudad adoptiva fue un punto de entrada a Europa para muchos escritores latinoamericanos por la cantidad de editoriales que alberga. Le sirvi¨® de aliento que en Espa?a hayan triunfado en el pasado escritores como Garc¨ªa M¨¢rquez y Vargas Llosa.
Un grupo de escritores de Am¨¦rica Latina recuerda sus inicios bohemios en Madrid y Barcelona
Los peruanos Gabriela Wiener, autora de Sexograf¨ªas y Nueve lunas, y su esposo, Jaime Rodr¨ªguez, autor de los poemarios Las ciudades aparentes y Canci¨®n de Vic Morrow, desafiaron la miseria en sus primeros a?os en Barcelona de manera estrat¨¦gica, trabajando en equipo. ¡°?l ten¨ªa el trabajo pesado, el de servir paellas en las playas, y yo trabajaba en una peque?a editorial. ?l ganaba el dinero y yo hac¨ªa los contactos¡±, recuerda Wiener. Sin embargo, tambi¨¦n fue repartidora de volantes para una pizzer¨ªa y lavaplatos. Luego escribi¨® hor¨®scopos sexuales para una revista, oportunidad que se present¨® luego del suicidio de la chica que ocupaba el puesto. ¡°Pero bueno, aguant¨¦, no me suicid¨¦¡±, dice con una risa nerviosa. ¡°Quer¨ªa quedarme, vivir ac¨¢, escribir ac¨¢. Aqu¨ª el mundo editorial y period¨ªstico era infinitamente mayor comparado con lo que hab¨ªa en Per¨²¡±. Admite haber planeado su emigraci¨®n con algo de ingenuidad. ¡°Nunca fantase¨¦ demasiado¡ Pero s¨ª es verdad que durante mis a?os de universidad, cuando estudiaba literatura, Par¨ªs y todo eso eran referentes de vidas posibles, de vidas so?adas, pero eso se te pasa r¨¢pido. Un mes en Espa?a como un perro te hace pisar tierra¡±.
Otro escritor peruano, Sergio Galarza, tambi¨¦n consider¨® que convertirse en escritor en Madrid ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil. ¡°Por suerte ten¨ªa el apoyo de unos amigos espa?oles. Un colega me ofreci¨® que nos cas¨¢ramos para que consiguiera los papeles¡±, cuenta en un caf¨¦ madrile?o. No acept¨® porque hab¨ªa conseguido ser paseador de perros y su jefe le hab¨ªa prometido ayudarlo a conseguir la residencia. Se refiere a este empleo con marcada nostalgia: ¡°En ese parque yo paseaba perros, yo s¨¦ d¨®nde queda ese lugar¡ Eso crea una geograf¨ªa sentimental¡±. De esa experiencia naci¨® Paseador de perros, novela que recibi¨® el reconocimiento Nuevo Talento FNAC.
Galarza reflexiona silencioso cuando se le pregunta si en alg¨²n momento se encontr¨® en una situaci¨®n realmente desesperada. Su respuesta coincide con las de los dem¨¢s escritores latinoamericanos: si bien el dinero era muy limitado, la desesperaci¨®n era, en realidad, por escribir.
Sergio Galarza convirti¨® su oficio de paseador de perros en novela
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