Virgin en Jamaica
¡®Front Line: sounds of reality¡¯ es el verdadero tesoro de la isla de los piratas
Febrero de 1978. Circula un rumor incre¨ªble por los ambientes musicales de Kingston. En el Sheraton se alojan unos ingleses chiflados: est¨¢n fichando cantantes, compran masters, avanzan dinero para pr¨®ximos discos. Gran conmoci¨®n: en general, los paup¨¦rrimos artistas jamaicanos trabajan a destajo, cobrando por canci¨®n grabada. Ni adelantos ni royalties, a no ser que intimiden a su productor.
Pero era cierto. Con una maleta llena de d¨®lares jamaicanos, Richard Branson buscaba reggae para su sello, Virgin Records. Como catador y garante de sus buenas intenciones, se trajo a John Lydon: el excantante de los Sex Pistols era aficionado al reggae y fumaba ganja, aunque all¨ª descubrir¨ªa que la potencia de las pipas rasta puede dejarte catat¨®nico. Tampoco sirvi¨® su reputaci¨®n: en Jamaica, todav¨ªa muchos creen que era ¡°el cantante de The Police¡±.
Aquella pel¨ªcula pudo terminar tanto en comedia como en tragedia. Semanas antes, Joe Strummer y Mick Jones, de The Clash, pasaron por el mismo hotel, en busca de inspiraci¨®n tropical, y chocaron con la hostilidad ambiental. Salieron aterrados, como confesaron en Safe european home: ¡°fui al lugar donde tener cara blanca/ es una invitaci¨®n a ser robado¡±.
Virgin llegaba adem¨¢s a un coto vedado. El principal interlocutor del reggae con el mundo era un jamaicano blanco, Chris Blackwell. Hab¨ªa lanzado a Bob Marley y parec¨ªa querer regular el tr¨¢fico internacional del reggae a trav¨¦s de Island Records (los artistas locales, gente paranoica, sospechaban que pretend¨ªa evitar el despegue de cualquiera que pudiera eclipsar a su megaestrella).
Para m¨¢s inri, Branson no pudo contar con el verdadero experto en reggae de Virgin. Jumbo Vanrenen ten¨ªa pasaporte sudafricano y, debido al boicot al apartheid, no consigui¨® visado para Jamaica. Paradojas: luego, con la etiqueta Earthworks, Jumbo ser¨ªa uno de los grandes introductores de la m¨²sica africana. En 1978, teledirigi¨® la Operaci¨®n Kingston, que complement¨® abriendo su oficina de Londres a artistas y productores de visita.
Aparte de la generosidad de Branson, fue el olfato de Jumbo y su bonhom¨ªa lo que consigui¨® que Virgin se hiciera con una notable escuder¨ªa de reggae. Un torrente de ritmos fibrosos que, mayormente, se canaliz¨® a trav¨¦s de un subsello, Front Line. En a?o y medio, all¨ª editaron 46 ¨¢lbumes y 26 singles.
Result¨® un espejismo. En la pr¨¢ctica, Branson no entend¨ªa el reggae (ni ninguna otra m¨²sica, me temo) y carec¨ªa de planes a largo plazo para aquellos tipos amenazadores. Front Line no gener¨® ¨¦xitos en el mercado pop y solo consigui¨® buenas ventas en pa¨ªses como Nigeria, de econom¨ªa incierta. A finales de 1979, Virgin cerr¨® el experimento; se qued¨® con un pu?ado de artistas que pasaron al sello principal.
?Un error de planteamiento? Seg¨²n algunos cantantes jamaicanos, Front Line fue el cami¨®n escoba: pill¨® demasiada gente, no siempre de talento. Sale ahora una caja, Front Line: sounds of reality (Universal), panor¨¢mica y generosa: casi cien temas en cinco CD. ?Revelaciones? En cuanto a est¨¢ndar de producci¨®n, era material de primera. Y se us¨® toda la artiller¨ªa de mercadotecnia: se rescatan los maxis que se prepararon para las pistas.
En verdad, Front Line s¨ª recogi¨® la realidad musical jamaicana. Arrasaba la figura del dj, que parloteaba o canturreaba sobre un riddim instrumental: se hizo con los servicios de U Brown, Prince Far I, Big Youth, I Roy, Ranking Trevor, U Roy. Que todav¨ªa suenan hipn¨®ticos y, ocasionalmente, narcotizados.
Pero tambi¨¦n ficharon solistas sublimes: Gregory Isaacs, Johnny Clarke. Y deslumbrantes grupos vocales: Mighty Diamonds, Gladiators, Abyssinians (se les escaparon los Congos, dependientes del intratable Lee Perry). Su mayor concesi¨®n fue Althea and Donna, dos simp¨¢ticas it girls que ven¨ªan de arrasar con Uptown top ranking.
Finalmente, Front Line: sounds of reality es el verdadero tesoro de la isla de los piratas. Vigorosas im¨¢genes de Jamaica en ebullici¨®n, politizada y orgullosa. Justo antes de que el reggae desembocara en el materialismo rampl¨®n del dancehall.
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