Doce ap¨®stoles laicos

Lo mejor de nuestro teatro cl¨¢sico est¨¢ por redescubrirse, y en ello anda una generaci¨®n de directores y actores j¨®venes sobradamente ignorados, pero con lo imprescindible en su acervo: curiosidad, capacidad de sorpresa y conocimiento de causa. A veces desempolvan un repertorio olvidado por desidia e inercia cr¨ªtica; otras, retoman un t¨ªtulo conocido y le inyectan savia esc¨¦nica nueva. Tratan a Lope y a Calder¨®n como a contempor¨¢neos suyos, sin olvidar que cuando escribieron Los locos de Valencia o La vida es sue?o ten¨ªan la edad que tienen ellos hoy. Un ejemplo de esto es La cena del rey Baltasar,dirigida por Carlos Tu?¨®n, protagonizada por Jes¨²s Barranco transustanciado y convertida en ceremonia para 12 ¨²nicos espectadores por funci¨®n, sentados a una mesa enorme en torno a la cual se celebra el ocaso del jerarca soberbio y poderos¨ªsimo y, en definitiva, la derrota de la Vanidad y de la Idolatr¨ªa (que sin esfuerzo podemos hoy identificar con la ambici¨®n y el dinero) a manos de la Muerte, figuras encarnadas con garbo por Alejandro Pau, Kev de la Rosa y Antonio R. Lia?o, junto a Enrique Cervantes y Rub¨¦n Fr¨ªas.

En este auto sacramental, Calder¨®n, joven a¨²n, advierte a su monarca y a la Corte sobre la futilidad del poder terrenal, pero tomando la precauci¨®n de alejar los hechos en el tiempo y el espacio (hasta la Babilonia b¨ªblica), sabedor de que, por afinidad jer¨¢rquica, lo que le suceda al soberano de anta?o les servir¨¢ de ejemplo y har¨¢ mella al cabo en su ¨¢nimo. Esta funci¨®n aleg¨®rica y cuasi ritual, en las ant¨ªpodas de las de Jos¨¦ Tamayo, se representa en la sala Kubik, faro teatral de Usera, en Madrid, el 24 de noviembre y los d¨ªas 8 y 15 de diciembre. Una sugerencia, con permiso. ?Podr¨ªa plantearse la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico para pr¨®ximas temporadas apadrinar montajes tan vigorosos como este, incluy¨¦ndolos en su programa aunque se representen en salas alternativas, para darles mayor visibilidad?.