El periodismo, la literatura y el mentiroso
Enric Marco, protagonista del libro ¡®El impostor¡¯, carga contra su autor, Javier Cercas, en una entrevista en la SER
¡°?El enga?o es decir que hab¨ªa estado en un campo de concentraci¨®n!¡±, estall¨® al final Gemma Nierga, concitando el sentir de muchos radioyentes: la necesidad de dejar las cosas bien claras en un mar de palabras. La periodista llevaba un rato literalmente mes¨¢ndose los cabellos bajo los auriculares mientras escuchaba en una tensi¨®n absoluta, hecha un verdadero resorte, las peroratas, digresiones, fintas y descalificaciones de Enric Marco, el hombre que false¨® su biograf¨ªa para aparecer como un deportado en Flossenb¨¹rg y que a¨²n hoy, trilero confeso, tiene los arrestos de seguir tratando de sacar pecho. Tras una hora de apasionante entrevista en directo, digna de hemeroteca, en la que Nierga, en su estudio de la SER en Barcelona con el correoso invitado, y Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, en antena desde Madrid, se esforzaron en penetrar en el b¨²nker del alma de Marco, ¨¦ste acab¨® revel¨¢ndose ¨Cpara quien no lo conociera ya - como lo que es: un mentiroso y un manipulador de a¨²pa. Pese a su provecta edad, 93 a?os, ¡°casi 94¡± como insiste en recordar, Marco result¨® un hueso sorprendentemente duro de roer. Se defendi¨®, atac¨®, trat¨® de justificarse, se hizo la v¨ªctima, gimi¨®, gimote¨®, pareci¨® incluso al borde de un colapso en la silla, sembr¨® de minas la conversaci¨®n, dej¨® caer insinuaciones mal¨¦volas (que en realidad ha sido v¨ªctima de una conspiraci¨®n de la derecha y el juda¨ªsmo ¨Cconcretamente Esperanza Aguirre y el embajador de Israel- , lo que hay que o¨ªr) y en suma demostr¨® que no es un pobre desgraciado sino un hombre peligroso y recalcitrante en no admitir la plenitud de su culpa. A Marco por supuesto le ha dado nueva notoriedad y le ha convertido en carne de noticia el nuevo libro de Javier Cercas, El impostor (Mondadori), del que es el protagonista, y al libro, que era el punto central de la entrevista, estuvo dedicada buena parte de la conversaci¨®n. Marco ech¨® pestes de la obra y de Cercas. Dijo sentirse dolido y herido, ¡°enga?ado¡± por el escritor, y deplor¨® que no profundizase en su historia.
Los nervios campaban esta ma?ana en los estudios de la SER en Barcelona mientras se esperaba la llegada de Marco, que se desplazaba en taxi y estaba retrasado por un monumental atasco en la entrada de la ciudad. Nierga repasaba sus notas, tachaba y a?ad¨ªa preguntas, bien consciente de que se iba a enfrentar a una de las entrevistas dif¨ªciles de su carrera. ¡°No ha querido avanzarnos lo que va a decir sobre el libro de Cercas¡±, explicaba. Al principio, Marco dijo que no a la entrevista, pero luego se lo pens¨® y acept¨®, en parte por la admiraci¨®n que siente, dijo, por Juan Jos¨¦ Mill¨¢s y por la SER y Radio Barcelona ¨Cluego explic¨® que una vez hab¨ªa estado sentado en las rodillas del ventr¨ªlocuo Toreski, que dio nombre precisamente al estudio donde fue entrevistado-. Pasaron las 10 de la ma?ana, la hora de la entrevista y Marco no llegaba, por lo que hubo que reorganizar las emisiones. La perspectiva de un Marco cabreado y con prisas no provocaba precisamente relajaci¨®n. Al fin avisaron de su llegada. Esperaba solo en la sala de invitados sentado en un sill¨®n rojo componiendo la enga?osa imagen de un fr¨¢gil e indefenso viejecito. Ya en las escaleras hacia los estudios, donde le sali¨® a recibir Nierga, empez¨® a sacar car¨¢cter. ¡°No he podido acabar de leerlo¡±, dijo del libro de Cercas, que llevaba en las manos, metido en una carpeta de gomas (luego precis¨® que ha le¨ªdo la mitad y lo ha ido subrayando). ¡°No tiene curiosidad investigadora, ha cogido al personaje y lo ha vestido como ha querido¡±.
Cercas contraataca
Javier Cercas se mostr¨® ayer divertidamente estupefacto con las declaraciones de Marco. ¡°No voy a entrar en pol¨¦micas con mi personaje¡±, dijo.
Pero recalc¨® que quiso que el falso deportado leyera el libro antes de su publicaci¨®n y que le consta que lo hizo. Le regal¨® adem¨¢s el primer volumen impreso, dedicado. ¡°?Que no lo ha le¨ªdo? ?No poco! Eso no es verdad. Lo ha le¨ªdo de p¨¦ a p¨¢ y lo ha entendido, no tiene nada de tonto, es un crac, el Maradona o el Picasso de la impostura¡±.
Consider¨® que no entiende que Marco se sienta enga?ado, porque ¡°hay pruebas, todo est¨¢ grabado¡±. Aunque admiti¨® que en una cosa Marco tiene raz¨®n: ¡°?l sabe m¨¢s que yo de su vida¡±. Otra cosa, dijo, que es el libro no le haya gustado. ¡°No le gust¨®, lo s¨¦, y me habr¨ªa preocupado que le gustara¡±.
De las acusaciones del deportado de mentirijillas de no haber investigado suficiente subray¨® que muchas de las cosas que investig¨® result¨®, precisamente, que desvelaban otras mentiras de Marco.
¡°Desde el primer d¨ªa colabor¨® o m¨¢s bien me vigil¨® para que hiciera el libro que ¨¦l quer¨ªa, una hagiograf¨ªa. Es l¨®gico que no le haya gustado el resultado. No le he presentado como un h¨¦roe. Le pinto con la mayor complejidad de que soy capaz y que el lector saque sus conclusiones. Lo entiendo, no lo justifico. Entender a Marco es lo contrario a justificarlo. Y la ¨²nica manera de evitar que se repita otro como ¨¦l¡±.
Ya en el estudio, con los cascos puestos ¨Cque le daban un parecido a El hombre de la cabina de cristal-, Marco recalc¨® que no le tiene cari?o a Cercas y dijo que entre otras razones por una ideol¨®gica: su relaci¨®n con Vargas Llosa, que no le cae bien por su posici¨®n en el tema del soberanismo catal¨¢n. ?l, ¡°como libertario¡±, era partidario del federalismo, pero considera que hoy ya no es la soluci¨®n para Catalu?a. El falso deportado acus¨® a Cercas de ¡°ignorancia¡±, de no haber ido al fondo de la historia. ¡°Lo que yo le contaba era para que el investigase¡±. Cuando Nierga le pregunt¨® por su enga?o, Marco insisti¨® que hab¨ªa estado en un penal y se?al¨® a otros que tampoco dijeron completamente la verdad. Defendi¨® sus propios motivos: ¡°Para dar cuerpo a lo que ten¨ªa que decir¡±.
Justo antes de entrar en antena, Nierga le aviso que le ir¨ªa cortando y Marco replic¨®: ¡°Haremos lo imposible para no enfadarnos¡±. Son¨® Lil¨ª Marlen, para dar ambiente, y arranc¨® el programa. Entr¨® Mill¨¢s y explic¨® someramente el libro de Cercas y su perspectiva sobre Marco, que este se invent¨® una vida paralela, un delirio como Don Quijote. Habl¨® del ¡°delirio del narrador que quiere destruir otro delirio¡±, y en general llev¨® la historia hacia derroteros literarios, se?alando la excepcionalidad de estar entrevistando a un personaje de una novela, y el inter¨¦s de la relaci¨®n personaje-autor (¡°?la rebeli¨®n del personaje, qu¨¦ interesante!¡±).
¡°?Es usted un delirante?¡±, pregunt¨® a Marco Gemma Nierga. ¡°No, no, le ech¨¦ en cara a Cercas la redacci¨®n del libro por las inexactitudes, irregularidades y falta de investigaci¨®n, cosas que ata?en a la ¨¦tica y honestidad de Marco¡±, dijo hablando de s¨ª mismo en tercera persona. Explic¨® que le ha dolido especialmente que Cercas le presente con casa propia y con apartamento en la playa, como un burgu¨¦s ¨C¡°?nunca la he tenido!¡±-, lo que por lo visto ofende su mentalidad libertaria. Nierga le pregunt¨® si no le molesta m¨¢s que lo califiquen de manipulador sin escr¨²pulos y de pelota ¡°que parece peor que tener un apartamento en la playa¡±. Ante la doble pinza del escritor y la periodista, Marco mostr¨® a momentos una fr¨ªa ira. Mill¨¢s cuestion¨® que no se diera cuenta de la hostilidad moral de Cercas y le acus¨® de seguir ¡°para salir en la foto¡±. Marco replic¨® que Cercas ¡°es hermano de una compa?era m¨ªa, y eso era un aval, me convenci¨® de que iba a hacer luz sobre los rincones oscuros de mi historia¡±. A?adi¨® que sigui¨® con Cercas ¡°porque no tengo a nadie m¨¢s¡±. Y continu¨®: ¡°Nadie se ha preocupado del trasfondo, solo Cercas, aunque sea porque quiere vender libros¡±. Pero hubo un documental, record¨® Nierga, ¡°y no me ladee la cabeza¡±. ¡°No me gust¨®¡±, aclar¨® Marco.
¡°?No ser¨ªa m¨¢s liberador decir: ¡®lo hice¡¯?¡±, fue a la m¨¦dula Mill¨¢s. ¡°Sin eximirme de culpa, de error¡±, matiz¨® Marco, ¡°otros tampoco estuvieron en los campos y dijeron que s¨ª hab¨ªan estado¡±. Marco afirm¨® no querer hacer ¡°patetismo¡±, dijo que del descubrimiento de su falsedad lo que le alter¨® fueron las consecuencias, ¡°para Amical, para los compa?eros que hab¨ªan cre¨ªdo en m¨ª¡±. Nierga record¨® que desde 2005 se sabe toda la verdad. Marco insisti¨® en que lo que hizo ¡°lo hice porque pensaba que era necesario¡±. Por momentos su perfil, sus gestos, su impaciencia, le daban un aspecto autoritario, casi dictatorial. Cort¨® a Nierga con la mano. ¡°Me llaman antisemita y antijud¨ªo¡±, deplor¨®. Mill¨¢s cit¨® a Cercas: ¡®La mentira le salv¨®, la verdad le matar¨¢¡¯. ¡°No me reconozco en el ropaje del libro¡±, zanj¨® Marco. ¡°No puedes coger a una persona y vestirla con el ropaje que quieras. Me siento enga?ado por Cercas¡±.
Tras una breve pausa para publicidad en la que el ambiente se relaj¨® un poco. Nierga volvi¨® a la carga. ¡°?Usted se ha sentido un impostor?¡± Marco titube¨®. ¡°?Responda!¡±. ¡°No me atrever¨ªa a jurar una cosa ni la otra¡±. ¡°?S¨ª o no!¡±. ¡°Quiz¨¢ s¨ª, no estuve en un campo pero hice trabajos forzados¡±. Aqu¨ª el deportado de mentirijillas se lanz¨® por el sendero de la autocompasi¨®n, describiendo su estancia en Kiel (¡°solo una vez me traicion¨¦ llorando¡±). Nierga lo observaba fr¨ªamente, con mirada de entom¨®loga. ¡°?Nunca le cont¨® a nadie su impostura?¡±. ¡°Nunca, ni a mi mujer y mis hijas. En parte porque me avergonzaba, s¨ª, pero siempre pens¨¦ que hab¨ªa sufrido la esclavitud nazi y eso serv¨ªa. No podemos hablar de mayores m¨¦ritos unos u otros. Lo m¨ªo pod¨ªa servir. Ahora siento el error, no era necesario, lo m¨ªo era suficiente¡±. Por las ondas lleg¨® el juicio de Mill¨¢s: ¡°No creo que seas mentiroso sino delirante¡±.
Marco respiraba profundamente, haciendo un ruido intranquilizador, la mirada fija. Nierga aprovechaba para pulverizarse un espray en la boca. ¡°El delirio te cur¨® de una vida tremenda, porque tu naciste en un manicomio¡±, continu¨® Mill¨¢s. Marco masticaba, temblaba, jadeaba. ¡°T¨² caes bien al lector¡±, sigui¨® Mill¨¢s. ¡°No hiciste da?o a nadie, ¡®este hombre es un infeliz¡¯, se dice el lector¡±. ¡°No creo¡±, se enfad¨® Marco. ¡°Tuve gran entereza siempre. Enric Marco hizo cosas necesarias, porque la historia es muy ¨¢rida de explicar. Esa credibilidad me permit¨ªa introducir la verdad¡±. ¡°?Somos todos impostores?¡±, pregunt¨® Nierga. ¡°?Impostor! No veo en qu¨¦ enga?¨¦ a mis compa?eros. No veo d¨®nde est¨¢ el enga?o¡±. Entonces salt¨® Nierga, como Gita Sereny al cuello de Albert Speer al final de la larga entrevista que sostuvo durante a?os con ¨¦l: ¡°El enga?o es decir que hab¨ªa estado en un campo¡±. Y Marco musit¨®: ¡°Naturalmente¡±
En el ¨²ltimo minuto, Marco recuper¨® fuelle para recordar que ¨¦l se hab¨ªa denunciado a s¨ª mismo "el primero¡± (al saberse el asunto). Intent¨® seguir argumentando pero el tiempo se hab¨ªa acabado. Nierga le cort¨®. ¡°Adi¨®s¡±.
La tensi¨®n muri¨® en el estudio. Marco recogi¨® su bufanda y su boina y sali¨®. Dijo que no dar¨¢ otras entrevistas, solt¨® una frase venenosa contra la deportada (ella s¨ª) en Ravensbr¨¹ck Neus Catal¨¢ ¨C¡°ya tiene la medalla que tanto codiciaba¡±- y trat¨® de explicar c¨®mo, viejo anarquista, se hab¨ªa posicionado el 15-M, sentenciando que ¡°cuando la revoluci¨®n pasa por la calzada has de bajar de la acera¡±. Pero ya nadie le escuchaba.
Babelia
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