¡®El ¨¢rabe del futuro¡¯ vive entre vi?etas
Riad Sattouf, ex de ¡®Charlie Hebdo¡¯, publica en espa?ol el c¨®mic que triunf¨® en Angulema
No deja de tener su m¨¦rito el hecho de que, a partir de unas vi?etas de apariencia naif sobre leves fondos celestes, amarillentos, rosas y pistachos ¡ªargggg, los temibles tonos pastel¡ª el lector, quiz¨¢ m¨¢s naif que las propias vi?etas, sea informado poco a poco de vivencias asombrosas, complicadas, tremendas. Cosas relacionadas con el destierro interior y exterior, el racismo latente o presente, el desamparo, los da?os del exceso ideol¨®gico, las sutiles aunque indelebles diferencias entre el patriotismo y el patrioterismo, el choque de civilizaciones y la fatalidad de la incomunicaci¨®n entre Oriente y Occidente. No est¨¢ el mundo para bollos y nunca lo estuvo, y algo ¡ªbastante¡ª sabe de eso Riad Sattouf (Par¨ªs, 1978), heredero de esas vivencias por v¨ªa paterno-filial y autor de esas vi?etas, reunidas en la novela gr¨¢fica (para entendernos: el viejo tebeo, pero con lomos y editado a todo tren) L¡¯ arabe du futur (Allary ?ditions), que Salamandra Graphic editar¨¢ en breve como El ¨¢rabe del futuro.
Con este t¨ªtulo, del que se tiraron 150.000 ejemplares en Francia y que ya ha sido traducido a una docena larga de lenguas, Sattouf gan¨® a finales de enero, por segunda vez, el Gran Premio a la mejor obra en el Sal¨®n del C¨®mic de Angulema.
El autor, hijo de francesa y sirio, pas¨® su infancia y adolescencia entre la Siria de Hafez el-Asad, la Libia de Gadafi y la dulce Breta?a. Eso debe de, por un lado, enriquecerle a uno, y por otro debe de suponer una esquizofrenia importante en los albores de la vida de uno. Incluso no s¨®lo en los albores. En la coqueta salita puesta a nuestra disposici¨®n por su editor parisiense, Satouff explica as¨ª la g¨¦nesis mental y material de su revelador tebeo: ¡°Cuando empec¨¦ a escribir esta historia no me propuse hacer un exorcismo personal ni hablar as¨ª, en general, del mundo ¨¢rabe. Ten¨ªa este proyecto en la cabeza desde hac¨ªa mucho tiempo pero no me atrev¨ªa a ponerlo en marcha, hab¨ªa ah¨ª recuerdos dolorosos, y adem¨¢s me resulta bastante dif¨ªcil eso de hacer un c¨®mic autobiogr¨¢fico. Quiz¨¢ porque a m¨ª, como lector, me gustan poco las historietas autobiogr¨¢ficas¡±.
¡°Francia no es un lugar racista, Siria s¨ª que lo es, extremadamente¡±
Sattouf escribe y dibuja, en las 159 p¨¢ginas de esta primera entrega de lo que casi seguro ser¨¢ una tetralog¨ªa, sus recuerdos agridulces de ¡°una juventud en Oriente Medio¡±, que es como se subtitula el libro. Una juventud franco-¨¢rabe propiciada por la condici¨®n de maestro itinerante de su padre, Abdel-Razak, un sirio en¨¦rgico, brillante y contradictorio que se licenci¨® en La Sorbona pero que prefiri¨® las aulas desvencijadas del socialismo ¨¢rabe, el estado de masas populares que ¨¦l cre¨ªa eficaz ant¨ªdoto contra el oscurantismo religioso. ¡°La idea del t¨ªtulo surgi¨®¡±, explica Riad Sattouf, ¡°porque mi padre, que proven¨ªa de un entorno muy pobre, gracias a la escuela pudo terminar sus estudios en Francia y quiso devolver al mundo ¨¢rabe lo que ¨¦l consideraba que este le hab¨ªa aportado. Es decir, quer¨ªa contribuir a educar al ¨¢rabe del ma?ana¡ al ¨¢rabe del futuro. ?l era partidario de un mundo abierto, liberado de la religi¨®n, aunque resultaba parad¨®jico, porque no era precisamente un dem¨®crata, podemos decir que era una especie de fascista ¨¢rabe, cre¨ªa que la democracia no serv¨ªa para nada, estaba obsesionado por esos gobernantes que manejaban sus pa¨ªses con pu?o de hierro, como Gadafi, como Hafez el-Asad¡±.
Paradigma cuasi perfecto de lo que un medio de expresi¨®n como el c¨®mic puede llegar a aportar al relato de ¨¢mbito hist¨®rico, El ¨¢rabe del futuro se retrotrae a los a?os 70 y 80 pero encierra evidentes dosis de vigencia. ¡°Mi padre llevaba dentro un gran sentimiento de revancha con Occidente, se sent¨ªa profundamente humillado por la historia, porque ten¨ªa claro que hab¨ªan sido los occidentales quienes, sin consultar con nadie, hab¨ªan dibujado las fronteras del mundo ¨¢rabe al final del Imperio Otomano. ?l pertenec¨ªa a una generaci¨®n traumatizada por las guerras con Israel¡±.
En la Francia lepenista del extremismo disfrazado de urna y de los cr¨ªmenes racistas ¡ªlos muertos de Charlie Hebdo, las agresiones antisemitas y tambi¨¦n anti¨¢rabes¡ª Riad Sattouf quiere dejar clara una cosa: ¡°Tengo que decir que Francia me parece uno de los lugares menos racistas posibles. Le puedo comentar mis recuerdos de Siria, que recojo en el libro, y all¨ª s¨ª que eran extremadamente racistas; en el pueblo de mi padre lo eran no s¨®lo con los negros, a quienes llamaban monos, o con los kurdos, o con aquellos a los que se relacionara con Israel¡ ?lo eran con los vecinos del pueblo de al lado! Y sobre todo hab¨ªa un antisemitismo enorme, un odio abierto contra Israel¡±.
Sattouf mantiene familia en Siria, pero no quiere hablar mucho de ella. ¡°Casi todos huyeron cuando empez¨® la guerra civil. Unos se instalaron en Egipto, otros en Arabia Saud¨ª, aunque a¨²n tengo una t¨ªa que vive all¨ª, pero ya no mantengo contacto con ella. Es incre¨ªble lo que le ha pasado a ese pa¨ªs¡±. Tampoco quiere hablar demasiado de otro tema: el propio Charlie Hebdo, donde dibuj¨® hasta octubre de 2014, poco m¨¢s de dos meses antes del atentado. ¡°En Charlie Hebdo yo no hac¨ªa caricaturas ni dibujos sobre pol¨ªtica, hac¨ªa una serie que se llamaba La vida secreta de los j¨®venes (editada en espa?ol por La C¨²pula). Y en octubre ¨²ltimo abandon¨¦ la publicaci¨®n porque quer¨ªa hacer cosas nuevas, y me pas¨¦ a la revista Le Nouvel Observateur. Tras el atentado todo el mundo se ech¨® sobre nosotros, nos preguntaban sin cesar sobre lo que hab¨ªa pasado, y sobre cuestiones de pol¨ªtica internacional, y yo me dec¨ªa: ?pero si soy solo un autor de c¨®mics! La sensaci¨®n que tengo es extra?a, es como la de quien tiene un t¨ªo o una t¨ªa a los que nunca ve, y se dice: ¡®Co?o, podr¨ªa ir un d¨ªa a verlos¡¯, pero no vas, y de pronto un d¨ªa est¨¢n muertos¡±. Y a?ade, a modo de ep¨ªlogo funesto: ¡°Para m¨ª los dibujantes de Charlie Hebdo eran tipos inmortales, no me pod¨ªa ni imaginar que alguien que se dedica a dibujar pueda representar una amenaza para nadie¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.