El sue?o americano de la literatura en espa?ol no logra despegar
Escritores, editores y periodistas analizan por qu¨¦ se les resiste el mercado
El sue?o americano para la literatura hispanohablante, traducida al ingl¨¦s o en espa?ol, no termina de cumplirse. Y ello pese al vuelco demogr¨¢fico y sociopol¨ªtico que vive Estados Unidos por el aumento de poblaci¨®n de origen hispano (50 millones de personas) y el creciente inter¨¦s de algunos medios de comunicaci¨®n de referencia y de editoriales (tradujeron el a?o pasado 67 t¨ªtulos), mientras el mercado no acaba de responder. Es una prueba del lento proceso de incorporaci¨®n en el sistema cultural estadounidense y un ejemplo de que ¡°este es un pa¨ªs refractario a otros idiomas, pero que a la vez practica la antropofagia cultural cuando le gusta algo¡±, explica Larry Rohter, de The New York Times.
All¨ª, las estad¨ªsticas van por un lado y la realidad por otro. Los libros traducidos en todos los idiomas apenas representan el 4% del total de t¨ªtulos editados, y de ellos, los de literatura no llegan al 1%, recuerda Antonio Mu?oz Molina, que vive en Nueva York y es uno de los pocos autores espa?oles que publican y han sido rese?ados en los principales medios. En cuanto a la edici¨®n de t¨ªtulos en castellano, agrega el autor de Como la sombra que se va, la realidad demuestra que, pese al empuje de lo hispano, ¡°la presencia de los autores es m¨ªnima y la lengua de prestigio y del ascenso sigue siendo el ingl¨¦s¡±.
Esta situaci¨®n ser¨¢ analizada, desde ma?ana, por una veintena de editores estadounidenses, escritores hispanohablantes, cr¨ªticos y periodistas en dos eventos: Los escritores espa?oles publicados en ingl¨¦s, en el Centro Rey Juan Carlos I, de la Universidad de Nueva York (ma?ana), y en el festival Iberian Suite, en el Centro Kennedy de Washington, se celebra el encuentro El impacto de la literatura en espa?ol, de jueves a domingo. Ambos apoyados por el Gobierno espa?ol.
Los escritores hispanohablantes en EE UU tienen tres apartados: los que escriben en ingl¨¦s, nacidos o criados all¨ª, que son quienes est¨¢n imbricados de manera m¨¢s natural; los traducidos al ingl¨¦s que entran en la cuota del 4% global; y los que son publicados en espa?ol, un mercado incipiente. La presencia hispanohablante explot¨® con el boom latinoamericano en los a?os setenta, se apacigu¨® y ha empezado a cambiar tras el fen¨®meno de cr¨ªtica de Roberto Bola?o en la d¨¦cada pasada.
Faltan compradores y promoci¨®n
El inter¨¦s que despiertan las letras en espa?ol en EE?UU ya lo generaron antes otras comunidades en el canon estadounidense. Ahora es el turno de los autores de origen hispano que escriben en ingl¨¦s como Junot D¨ªaz, Daniel Alarc¨®n o Francisco Goldman, y los traducidos con el impulso heredado de los autores del boom, encabezados por Garc¨ªa M¨¢rquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Jorge Luis Borges.
Despu¨¦s de la gran labor intercultural que realizaron algunas figuras clave en la difusi¨®n de estas literaturas en el mundo anglosaj¨®n, ¡°verdaderos agentes culturales como Emir Rodr¨ªguez Monegal, Carlos Fuentes, Gregory Rabassa, Ronald Christ o Luis Harss, no ha habido una nueva promoci¨®n de relevo¡±, dice Julio Ortega, profesor de la Universidad de Brown. ¡°Ha quedado en manos de las editoriales esa tarea, y aunque siempre hay nuevos escritores que siguen a los nuestros, el impacto, por comparaci¨®n, es menor¡±. Cree que los estudios culturales han remplazado a la pasi¨®n literaria con la buena conciencia.
Pero las editoriales aumentan el inter¨¦s y afinan la b¨²squeda. Jonathan Galassi, presidente y editor de Farrar, Straus y Giroux, quien acaba de comprar los derechos de Mu?oz Molina, se?ala, por ejemplo, que Harper Collins se expande en espa?ol y ha creado su sello ib¨¦rico. De tal manera que les ser¨¢ luego m¨¢s f¨¢cil editar a autores castellanohablantes en EE?UU.
?Y el potencial de los 50 millones de hispanohablantes? ?No querr¨ªan leer a sus autores tambi¨¦n en espa?ol? Marie Arana no est¨¢ segura: ¡°La poblaci¨®n hispana en los Estados Unidos no se ha distinguido por comprar libros¡±. Cree que si hubiera m¨¢s compradores habr¨ªa m¨¢s editoriales dispuestas a editar.
Mu?oz Molina destaca que los autores no se quieren dirigir solo a los lectores en espa?ol. A ello suma el hecho de que ¡°las comunidades hispanohablantes no han sido capaces de crear medios de comunicaci¨®n s¨®lidos de alto nivel cultural¡±. ¡°Se trata de un negocio que hasta hace poco solo llegaba a los 300 millones de d¨®lares, y la mayor¨ªa eran libros religiosos. Estados Unidos es un pa¨ªs muy grande, muy diverso, muy dif¨ªcil y muy centrado en s¨ª mismo¡±, agrega. El escritor lamenta que en los ¨²ltimos a?os el Gobierno espa?ol, por ejemplo, no haya seguido actualizando bibliotecas como la del Cervantes de Nueva York.
¡°Las instituciones no pueden seguir ignorando esta vasta presencia cultural. Aparte del hecho de que el espa?ol se habla cada vez m¨¢s en los Estados Unidos, y una de cada cinco personas es de origen hispano, hay una sensaci¨®n de que la historia y la literatura de los latinoamericanos son cada vez m¨¢s importantes en la educaci¨®n de este pa¨ªs¡±, asegura Marie Arana, escritora (autora de la premiada biograf¨ªa Bolivar, el libertador americano), cr¨ªtica, consejera senior de la Biblioteca del Congreso, y coordinadora del Iberian Suite.
Pero la renovaci¨®n sigue. Ah¨ª est¨¢ la gran acogida que han tenido en los medios de prestigio las ¨²ltimas novelas de espa?oles como Javier Mar¨ªas (finalista al Premio de la Cr¨ªtica por Los enamoramientos), Antonio Mu?oz Molina, Enrique Vila-Matas y Arturo P¨¦rez-Reverte, el colombiano Juan Gabriel V¨¢squez, el chileno Alejandro Zambra o las mexicanas Guadalupe Nettel y Valeria Luiselli. Este a?o se sumar¨¢n las traducciones de Rafael Chirbes y Claudio Rodr¨ªguez. Espa?a es el pa¨ªs hispanohablante con m¨¢s traducciones al ingl¨¦s (25 de las 67 el a?o pasado).
Este influjo e incremento, aunque peque?o, dice Valerie Miles, escritora, editora de Granta y comisaria del evento en la Universidad de Nueva York, confirma que la conversaci¨®n transatl¨¢ntica es continua, ¡°como qued¨® demostrado en el entusiasmo de muchos editores por la nueva novela de Milena Busquets, Tambi¨¦n esto pasar¨¢¡±. Estados Unidos, agrega Miles, es un pa¨ªs que traduce poco porque "tiene una producci¨®n aut¨®ctona muy madura, extremadamente profesional, el perfil del editor a¨²n tiene un lugar en el ecosistema. El editor trabaja con el autor para que haya una menor distancia entre intenci¨®n y resultado, ambos conf¨ªa en su rec¨ªproca profesionalidad. Los editores son expertos en t¨¦cnica literaria y lectores expertos".
Hay que hacer una distinci¨®n importante, aclara Eduardo Lago, escritor y exdirector del Instituto Cervantes de Nueva York: ¡°La presencia de los escritores latinoamericanos tiene un peso muy superior frente a los espa?oles. Siempre ha sido as¨ª desde el boom. No es cuesti¨®n de nombres individuales, sino de la recepci¨®n de la literatura espa?ola en su conjunto, y se da m¨¢s atenci¨®n a otras literaturas europeas¡±. Lago destaca uno de los aspectos por los que ¨¦l considera que ese aumento de traducciones no es m¨¢s alto: "En las editoriales hay muy pocos profesionales que lean espa?ol, as¨ª de sencillo, de modo que la decisi¨®n de traducir es vicaria, depende de informes u opiniones de gente que conocen o de la que se f¨ªan".
A pesar de los 67 t¨ªtulos traducidos el a?o pasado, una cifra m¨ªnima, Juan Gabriel V¨¢squez y Guadalupe Nettel coinciden en la mejora de la situaci¨®n. Entre otras razones porque, afirma V¨¢squez, ¡°la vida de los latinoamericanos forma parte de la vida de los norteamericanos mucho m¨¢s que antes, y eso produce en los buenos lectores las ganas de buscar libros que les expliquen lo que pasa en las almas y las sociedades de esos latinoamericanos. Y, adem¨¢s, porque se est¨¢n escribiendo libros maravillosos¡±. Nettel admite que la literatura en espa?ol ¡°ha dejado de situarse en el patio trasero de EE UU¡±. Las grandes editoriales, asegura, como Farrar, pero tambi¨¦n m¨¢s peque?as con tradici¨®n, como Mac Sweeneys o Seven Stories ¡°se empiezan a dar cuenta de que la literatura latinoamericana no corresponde al prejuicio que durante a?os la rode¨®, es decir, realismo m¨¢gico de tercera o cuarta generaci¨®n¡±.
La situaci¨®n seguir¨¢ cambiando, seg¨²n? Larry Rohter, por el empuje de la poblaci¨®n hispanohablante. No solo en t¨¦rminos n¨²mericos, a?ade, "sino porque cada vez est¨¢n m¨¢s presentes en los debates y tertulias de los diferentes medios de comunicaci¨®n. Pero falta ese salto de convivir con autores traducidos y en espa?ol".
Frente a todo ese optimismo, Mu?oz Molina se muestra m¨¢s esc¨¦ptico. Cree que no se ha avanzado mucho y que parte de que la literatura en espa?ol no termine de entrar en el ecosistema cultural de Estados Unidos se debe a que ¡°su cultura es monoling¨¹e, aunque se trata de un pa¨ªs grande, diverso, multicultural e h¨ªbrido¡±. Mientras tanto, la literatura en espa?ol sigue por la orilla de la historia estadounidense.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.