Rafael Portaencasa, el rector que consolid¨® la Polit¨¦cnica
Defendi¨® ante los pol¨ªticos el fomento de las relaciones educativas
Con la muerte de Rafael Portaencasa, el pasado 27 de febrero a los 78 a?os, desaparece uno de los rectores espa?oles de mandato m¨¢s prolongado en tiempos recientes. Elegido en 1981, su desempe?o rectoral se hab¨ªa de prolongar hasta 1995. Fue una etapa de consolidaci¨®n de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, creada inicialmente por agrupaci¨®n de diversas escuelas t¨¦cnicas provenientes de una vinculaci¨®n a distintos ministerios. Su sentido de la estrategia le hizo ser adelantado a su tiempo, un verdadero arquitecto de estructuras universitarias con sentido social, pragm¨¢tico y sostenible. En esa tarea de consolidaci¨®n de una universidad que responda al modelo polit¨¦cnico no descuid¨® el fomento de la cultura y las humanidades en un centro destinado a formar ingenieros.
En los inicios de la Cooperaci¨®n Internacional espa?ola, abri¨® notablemente la instituci¨®n que dirig¨ªa al entorno inmediato y contribuy¨®, de manera decisiva, a la cooperaci¨®n transnacional tecnol¨®gica. Muy de destacar fue el establecimiento de lazos de cooperaci¨®n intensa con instituciones de educaci¨®n superior del otro lado del Atl¨¢ntico, as¨ª como con Rusia, donde a trav¨¦s de la Fundaci¨®n Pushkin ¡ªde la que fue presidente hasta su fallecimiento¡ª fue pionero en la colaboraci¨®n educativa, cient¨ªfica y cultural.
Conoci¨® y frecuent¨® a muchos dirigentes pol¨ªticos de la ¨¦poca, a los que interes¨® e hizo comprender esa ¡°nueva concepci¨®n de la Universidad¡±. Utiliz¨® su capacidad para dialogar con dirigentes como Rodrigo Carazo o Fidel Castro buscando siempre el fomento de las relaciones educativas. Soy testigo de diversos di¨¢logos con este ¨²ltimo, a quien Portaencasa traslad¨® el papel fundamental que habr¨ªa de jugar el sistema educativo en las futuras democracias. Tambi¨¦n conoci¨® a Ignacio Ellacur¨ªa, de quien recab¨® consejo y apoyo antes de postularse para presidir la Universidad Iberoamericana de Posgrado, un logro que el rector Portaencasa lleg¨® a alcanzar. Tras el asesinato del religioso, escribi¨® un art¨ªculo realzando el incalculable valor del trabajo de los jesuitas en El Salvador. No pudo trasladarse a este pa¨ªs para rendirle el ¨²ltimo homenaje por amenazas de muerte. De hecho, las autoridades salvadore?as impidieron que acudiera a despedir a su amigo, lo que dio lugar a que enviara una en¨¦rgica carta de repulsa al presidente Cristiani.
Dos fueron sus pasiones y dedicaciones: su familia y la Universidad. Una gran generosidad y sentido de la amistad, as¨ª como su profunda bondad, son virtudes que adornaron a su persona, lo que dej¨® una huella indeleble en quienes le rodeamos. Con energ¨ªa, acompa?ada de dolor infinito, reflej¨® en Abc la cr¨ªtica que merec¨ªan las deficiencias t¨¦cnicas producidas en la construcci¨®n de una autopista. Entre quienes perdieron la vida en los correspondientes accidentes ocurridos en ese punto fat¨ªdico estuvo su propio hijo Rafael. Amigo de todos, presum¨ªa de no tener enemigos y ense?aba a los m¨¢s j¨®venes a construir puentes all¨ª donde encontraran rencor.
Sus discursos de las ceremonias acad¨¦micas resultaban de lectura obligada para la comunidad universitaria. El estudio de sus escritos, as¨ª como el testimonio que nos deja su archivo personal e institucional, servir¨¢ de gu¨ªa para las generaciones futuras. Ha fallecido un gran universitario y humanista que deja una huella profunda en la Universidad, a la que consagr¨® su vida.
Manuel L¨®pez Quero es director de la c¨¢tedra Universidad-Empresa-Sindicato en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid.
Babelia
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