Un videojuego hecho a mano

Es un videojuego. Pero est¨¢ hecho a mano. Con cart¨®n, pegamento y papel, Luke Whittaker construy¨® la maqueta de una ciudad entera. Entonces, al bricolaje de toda la vida sum¨® la tecnolog¨ªa. El creador film¨® con una c¨¢mara de alta resoluci¨®n a su urbe en miniatura y, gracias a la animaci¨®n Flash, introdujo personajes digitales que se moviesen por ese escenario. As¨ª nac¨ªa Lumino City, un juego para ordenadores -y pronto para tabletas- con una est¨¦tica tan sorprendente como para llevarse hace unas semanas el Bafta al mejor logro art¨ªstico de 2014. Artesan¨ªa pura en la pantalla.

¡°Se crea una sensaci¨®n real de calor, de que la escena se pueda tocar, algo muy dif¨ªcil de conseguir solo en digital¡±, explica Whittaker sobre su criatura. Suya, en realidad, y de unos cuantos creadores m¨¢s. Porque para generar y perfeccionar la villa de Lumino City, el programador reuni¨® a una arquitecta, un fot¨®grafo, un figurinista y hasta un platero (bueno, su padre). Todos juntos elaboraron el mundo donde el usuario mueve a una ni?a en busca de respuestas. Un puzle tras otro, la peque?a avanza a la caza de la soluci¨®n al gran enigma que la preocupa: ?d¨®nde y por qu¨¦ desapareci¨® su abuelo?

Una historia de cuento de hadas, con una remota influencia de las novelas de Roald Dahl, en un universo tangible que tambi¨¦n sabe a f¨¢bula. Hac¨ªa a?os que Whittaker le daba vueltas a tan intrigante idea, pero le asustaba tirarse a una piscina vac¨ªa. ¡°Me preguntaba: ¡®?Ser¨¢ posible hacerlo? ?C¨®mo lograremos construirlo? ?Y alguien querr¨¢ comprarlo?¡±. As¨ª que de tantas dudas sac¨® la decisi¨®n de evitar las huidas adelante y apostar por pasos peque?os. Empez¨® creando un embri¨®n de lo que ser¨ªa en Lume, la precuela de Lumino City. El juego sedujo cr¨ªtica y audiencia y le dio el valor suficiente como para multiplicar esa aventura al cuadrado.

¡°El juego mejor¨® porque dejamos que la idea respirara¡±, defiende ahora Whittaker. Poco a poco, fue demostrando (incluso a s¨ª mismo) que la realidad pod¨ªa dar vida a un videojuego. Primero, apost¨® por unos dibujos retocados a posteriori con Photoshop. Luego, decidi¨® prescindir del software de los milagros y darles luces y sombras a sus obras simplemente con una l¨¢mpara real. Al final de un camino largo tres a?os, tras estar ¡°cerca de no tener m¨¢s dinero¡±, Whittaker alcanz¨® por fin el resultado final: una mezcla de cine, bricolaje y videojuego.

Lumino City es, tambi¨¦n, otro pilar m¨¢s para apoyar las ambiciosas reivindicaciones del sector. Por un lado, es uno de los baluartes del acercamiento del mundillo al arte. Por otro, abandera la b¨²squeda est¨¦tica que los videojuegos indies est¨¢n afrontando. Nada del fotorrealismo de las grandes producciones: lo que persiguen los creadores independientes es un estilo propio, distinto y reconocible.

¡°Tenemos que darles las gracias a los indies por eso. Estamos asumiendo riesgos y produciendo grandes resultados justo por eso. Nunca tendremos un medio art¨ªsticamente interesante si lo dejamos a los blockbusters, ser¨ªa como si en cine solo pudieras ver pel¨ªculas de superh¨¦roes¡±, reivindica Whittaker. Eso s¨ª, un hombre capaz de estar a?os detr¨¢s de un proyecto y construir una ciudad de dos metros de altura con sus manos tambi¨¦n debe de tener al menos un superpoder: la paciencia.