Joaqu¨ªn Sabina: ¡°?A que me da un ataque de p¨¢nico esc¨¦nico!¡±

No hab¨ªa pasado ni media hora de concierto cuando Joaqu¨ªn Sabina interrumpi¨® la tercera canci¨®n y lo solt¨®: ¡°?A que me da un ataque de p¨¢nico esc¨¦nico!¡±. El p¨²blico le respondi¨® con una carcajada y un aplauso y ¨¦l volvi¨® a tocar los acordes de 19 d¨ªas y 500 noches. El maestro ataj¨® as¨ª el runr¨²n que parece que le acompa?a en todas sus actuaciones desde que en diciembre tuviera que retirarse por una indisposici¨®n antes de acabar su actuaci¨®n en el Barclaycard Center de Madrid. En este mismo escenario ofreci¨® este s¨¢bado el concierto que cierra la gira '500 noches para una crisis' con lleno absoluto.

¡°Hay rimas que se reinventan bajo los mismos sombreros y esperamos que a sus o¨ªdos les plazcan¡±, son¨® por la megafon¨ªa del recinto la voz del propio Sabina. Si hablamos del jienense, esos sombreros no pueden ser otros que bombines, y de esos hab¨ªa muchos anoche en las gradas. El concierto comenz¨® con dos declaraciones de intenciones. Abri¨® el recital con Ahora (¡°que estoy m¨¢s vivo de lo que estoy¡±, reza la canci¨®n). La segunda, un gui?o a la ciudad que llenaba un pabell¨®n de 15.000 localidades por tercera vez en menos de tres meses para escucharle: Yo me bajo en Atocha (¡°La primavera sabe que la espero en Madrid¡±, corearon los asistentes). Un emocionado Sabina pas¨® la primera hora del concierto de pie y se marc¨® varios bailes con su banda. Tambi¨¦n juguete¨® con el escote de su corista y con la falda escocesa del saxofonista.

Despu¨¦s lleg¨® 19 d¨ªas y 500 noches, y Sabina se colg¨® la guitarra al cuello por primera vez. No falt¨® Una canci¨®n para la Magdalena ni Ese no soy yo, la versi¨®n que ha llevado a cabo de la canci¨®n de Bob Dylan It ain't me Babe.

Un teatral tel¨®n rojo arropaba el escenario y una pantalla mostraba los dibujos que Sabina realiz¨® en su a?o de convalecencia tras el ictus que sufri¨® en 2001. ¡°Dej¨¦ de tocar la guitarra y como no s¨¦ estar con las manos quietas, aparte del noble arte de la masturbaci¨®n, me dediqu¨¦ a hacer estos dibujos¡±, explic¨® el cantautor.

Al m¨²sico, ataviado con un traje de chaqueta azul, sombrero negro y un colgante plateado, le acompa?aba el equipo habitual, entre los que se encuentran Pacho Varona, Mara Barros, Antonio Garc¨ªa de Diego y Jaime Asua. Este ¨²ltimo toc¨® El caso de la rubia platino, mientras el jienense aprovech¨® para cambiar de sombrero y quitarse la chaqueta. Sabina rindi¨® su peque?o homenaje al grupo de m¨²sicos que le acompa?a desde hace a?os: ¡°Sin ellos yo no podr¨ªa estar hoy aqu¨ª, son mi familia¡±.

Sabina se sent¨® transcurrida una hora de concierto para tocar Cerrado por derribo y volvi¨® a levantarse con M¨¢s de cien palabras, momento en el que el pabell¨®n tembl¨® porque casi todo el p¨²blico se puso en pie para acompa?arle, aunque nada comparado con el ¨¦xtasis de Y nos dieron las diez, la ¨²ltima canci¨®n antes de los bises. Varona y Barros tuvieron su momento de protagonismo en los bises al cantar dos temas. Sabina dijo adi¨®s Madrid con Y sin embargo y Princesa. O hasta luego.