Mar¨ªa Kodama: ¡°Este Papa es fan¨¢tico de Borges¡±
La viuda del escritor argentino habla de la relaci¨®n con Bergoglio, de su obra como premonici¨®n de la tecnolog¨ªa del siglo XXI y de los recuerdos de us ¨²ltimos a?os
Son dos argentinos universales. Uno, cat¨®lico. El otro, un agn¨®stico que hasta el final de sus d¨ªas no dej¨® de preguntarse sobre el misterio de la trascendencia.
Jorge Mario Bergoglio y Jorge Luis Borges se conocieron hace medio siglo. Bergoglio era profesor en un colegio de la provincia argentina de Santa Fe. Invit¨® a Borges a hablar a sus alumnos.
Hace dos a?os Mar¨ªa Kodama, la viuda de Borges, entreg¨® a aquel sacerdote jesuita, convertido en el Papa Francisco, las obras completas del autor de Ficciones.
¡°Este Papa es fan¨¢tico de Borges¡±, dice Kodama.
La religi¨®n nunca fue ajena al cuentista, poeta y ensayista argentino. Poco antes de morir en junio de 1986, Borges hablaba con Kodama de estos asuntos. ¡°Le dije que yo no pod¨ªa responder estas preguntas, porque tambi¨¦n era agn¨®stica, y que era mejor que hablase con un te¨®logo", evoca. "El me dijo que hablar¨ªa con un sacerdote cat¨®lico y un pastor protestante, en homenaje a su abuela inglesa".
¡ª?Vinieron ambos?
¡ª?Por turnos!
En un encuentro reciente con el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, Kodama le explic¨® qu¨¦ era para ella el agnosticismo: ¡°El que cree, con las dudas que pueda tener, cree, pero est¨¢ en un c¨ªrculo. El ateo niega a Dios: est¨¢ en un c¨ªrculo que niega. Los agn¨®sticos somos pat¨¦ticos: a lo largo de nuestra vida trazamos un camino paralelo al de Dios, porque tratamos de encontrarlo por el ¨²nico camino por el que posiblemente no podamos encontrarlo, que es la raz¨®n. Pero todo el tiempo de alg¨²n modo estamos pensando en ¨¦l¡±.
La entrevista con Mar¨ªa Kodama se desarroll¨® a finales de abril en la Universidad de Brown, en Estados Unidos. Kodama, hija de un japon¨¦s afincado en Argentina, acababa de pronunciar una conferencia sobre su marido en el marco de la VII Conferencia Internacional de Estudios Transatl¨¢nticos.
A un a?o del trig¨¦simo aniversario de la muerte de Borges, en Ginebra (Suiza), Kodama habl¨® de las dudas teol¨®gicas del escritor, de las relecturas de su obra en el siglo XXI y de su relaci¨®n con ¨¦l, un hombre mucho mayor que ella, ya ciego, a quien siempre llam¨® Borges, nunca Jorge Luis (Kodama tambi¨¦n llamaba Kodama a su padre).
¡°Le gustaba viajar. Era una persona muy curiosa. Dorm¨ªamos en el desierto. Viajamos en globo. Hac¨ªamos cosas totalmente incre¨ªbles¡±, dice.
¡°Yo le describ¨ªa los lugares que descubr¨ªamos juntos y que ¨¦l no conoc¨ªa usando los colores de los cuadros¡±, contin¨²a. ¡°?l ten¨ªa una memoria incre¨ªble y yo se los describ¨ªa. Por ejemplo, si era el atarceder de un cuadro de Turner, ¨¦l se hac¨ªa toda la idea mental de lo que yo ve¨ªa¡±.
Kodama evoca una an¨¦cdota infantil que la marc¨®.
¡°Un d¨ªa, cuando yo era muy chica, le pregunt¨¦ a mi padre qu¨¦ era la belleza¡±, empieza. El se?or Kodama le traj¨® un libro de arte griego con una imagen de la Victoria de Samotracia, la estatua de m¨¢rmol sin cabeza del siglo II a.C.
¡°Me dijo: ¡®La belleza es esto¡¯¡±. Y yo le dije: ¡®Pero Kodama , no tiene cabeza¡¯. Y ¨¦l me dijo: ¡®?Y qui¨¦n le dijo a usted que una cabeza es la belleza?¡¯ Usted mire la t¨²nica de la Victoria de Samotracia. Los pliegues de la t¨²nica est¨¢n agitados por la brisa del mar. Detener para la eternidad el movimiento de los pliegues de la t¨²nica, la brisa del mar. Eso es la belleza¡±.
¡ªParece un poema de Borges¡
¡ªClaro, exactamente. Es que mi padre ten¨ªa muchas cosas¡ ¡ªresponde Kodama y deja la frase a medio terminar¡ª. ?Qu¨¦ dir¨ªa Freud? Borges era divertido, porque dec¨ªa: ¡°Lo que se perdi¨® Freud con nosotros, Mar¨ªa: el complejo del abuelito¡±. En lugar del de Edipo. ?l lo tomaba todo as¨ª.
¡ª?Del abuelito?
¡ªPorque casi podr¨ªa ser mi abuelo.
A Kodama le sorprenden algunas interpetaciones actuales de Borges. Neurocient¨ªficos se han interesado por cuentos como Funes el memorioso, en el que el protagonista es un hombre que lo recuerda todo. ¡°Yo nunca habr¨ªa imaginado¡±, dice, ¡°que Borges tuviera que ver con la cibern¨¦tica a trav¨¦s de?El jard¨ªn de senderos que se bifurcan¡±. Este cuento, como La biblioteca de Babel se lee como una premonici¨®n de algunas posibilidades que ofrece la Red.
¡ª?Le habr¨ªa atra¨ªdo Internet a Borges?
¡ªPienso que, dado lo que ¨¦l pensaba de los nuevos aparatos que aparec¨ªan mientras viv¨ªa, no le hubiera gustado. ?l amaba el libro, para ¨¦l era un placer. Yo deduzco, no quiero decir que sea as¨ª, pero pienso que por el amor que sent¨ªa por eso, y por el rechazo de algunas cosas¡
¡ª?Qu¨¦ cosas?
¡ªTelevisi¨®n, no ten¨ªa. Yo tampoco. Para ¨¦l mundo era el libro.
¡ªEn Internet est¨¢n todos los libros habidos y por haber¡
¡ªPero a ¨¦l no le interesaba tanto esto. A ¨¦l le interesaba la lectura, tener el libro, hojearlo, la textura. Y no debemos olvidarnos que era ciego, por lo que eso no pod¨ªa importarle para nada.
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