La Bienal del deshielo
Artistas cubanos, que emigraron hace d¨¦cadas, exhiben sus obras en La Habana junto a creadores estadounidenses en el actual momento de distensi¨®n pol¨ªtica
La capital cubana se ha convertido estos d¨ªas en una gigantesca galer¨ªa de arte. Museos, fortalezas coloniales, calles, malecones, barrios marginales y una barbaridad de casas y apartamentos particulares han abierto sus espacios a los cientos de artistas de Cuba y de 50 pa¨ªses del mundo que participan en la 12 Bienal de La Habana, una cita marcada por el actual momento de distensi¨®n pol¨ªtica entre Washington y La Habana y que, m¨¢s all¨¢ de calidades art¨ªsticas, pasar¨¢ a la historia como la Bienal del di¨¢logo y del reencuentro.
Desde su inauguraci¨®n, el pasado 22 de mayo, en La Habana se habla ingl¨¦s: literalmente, son cientos -?miles?- los coleccionistas, galeristas, curadores, directores de museos y ojeadores de arte norteamericanos que han tomado la ciudad por asalto. Oficialmente, los organizadores calculan en 1.400 los estadounidenses con credencial. Pero son muchos m¨¢s los que desde la semana pasada recorren las salas de exhibici¨®n y los talleres de los artistas cubanos en busca de oportunidades.
- ¡°Ohh! ?Wow! It¡¯s amazing!¡±.
La exclamaci¨®n era de un miembro del Museo del Bronx ante Obst¨¢culos, pieza del marroqu¨ª Mounir Fatmi, situada en el malec¨®n habanero como parte de la muestra colateral Detr¨¢s del muro. La obra, una acumulaci¨®n de obst¨¢culos de madera pintados con los colores de la bandera de las barras y las estrellas, ¡°ya no es un estorbo infranqueable, sino que est¨¢ a nivel del suelo¡±, al decir de Juan Delgado, comisario de la exposici¨®n, que exhibe obra de 51 artistas a lo largo de las 14 manzanas m¨¢s emblem¨¢ticas del paseo mar¨ªtimo de La Habana.
All¨ª mismo, frente al mar, el artista de Nueva York Duke Riley inaugur¨® el domingo una pista de patinaje sobre hielo (sin hielo) de 8,5 metros por 25, donde los ni?os del barrio, sin camisa y desliz¨¢ndose bajo el sol tropical, eran parte de la performance. Vacio, la propuesta del cubano Glexis Novoa -quien se march¨® de su pa¨ªs hace 20 a?os- intervino un espacio semiderruido en el malec¨®n (donde habitan dos personas) reflexionando sobre el pasado y el futuro que espera a sus compatriotas. En uno de sus 15 dibujos en grafito se adivina un Lenin derribado que llama la atenci¨®n sobre la revoluci¨®n que sobrevendr¨¢ tras la decisi¨®n de Cuba y EE UU de normalizar sus relaciones. Una revoluci¨®n que, a juicio de Novoa, conservar¨¢ ¡°poco de rom¨¢ntica y tendr¨¢ mucho de individualidad¡±.
De La Habana a Nueva York
El artista cubano Carlos Garaicoa, con estudio en Madrid y La Habana, es otro ejemplo del momento tan especial que se vive en Cuba. El pasado fin de semana Garaicoa inaugur¨® en la fachada de la embajada de Espa?a El cuarto Oscuro, una reflexi¨®n sobre la manipulaci¨®n de la noticia y la informaci¨®n en las sociedades contempor¨¢neas a partir de una selecci¨®n de peri¨®dicos (incluido EL PA?S) en los que se cancela la informaci¨®n escrita y se dejan ver nuevas relaciones y lecturas a trav¨¦s de lo que se destaca. Una semana antes de intervenir el edificio diplom¨¢tico, estaba en Nueva York presentando Aniversario' una instalaci¨®n que incluye una colecci¨®n de sellos en que se muestra como el poder manipula la ni?ez (Obama, Fidel Castro, el Papa, Stalin o Hitler aparecen acariciando ni?os). Durante la Bienal se inaugur¨® adem¨¢s el espacio 'Artista x Artista', con el que Garaicoa pretende promover a partir de 2016 el intercambio entre artistas de diversas partes del mundo, a los que se acoger¨¢ en residencia en La Habana durante varias semanas.
La Habana se ha llenado estos d¨ªas de m¨²ltiples espacios independientes y alternativos para promover el arte cubano. Los hay que funcionan en casas particulares donde el arte se mezcla con la vida misma ¨Centre la cocina, el ba?o o el cuarto de los ni?os. Otros, como el abierto por el coleccionista cubano Cristian Gund¨ªn, es un sofisticado apartamento en el Vedado que ha quedado abierto con ¡®Karaoke¡¯, una colectiva que propone revisar los par¨¢metros que suelen utilizarse para calificar y definir la obra art¨ªstica¡. Espacios novedosos e impensables hace poco tiempo, hoy tomados por los coleccionistas norteamericanos.
Detr¨¢s del muro es s¨®lo una de las m¨²ltiples exhibiciones colaterales de esta Bienal, pero es bien simb¨®lica. Adem¨¢s de la interacci¨®n de artistas cubanos y norteamericanos, comparten espacio creadores que residen en la isla y otros que marcharon hace tiempo y que regresan ahora para mostrar su obra. Es el caso de Jos¨¦ Rosabal, pintor exiliado en 1968 y que no hab¨ªa vuelto desde entonces. Novoa, Florencio Gelabert o Nereida Garc¨ªa tambi¨¦n se fueron y volvieron invitados al malec¨®n, e igualmente estaba Emilio P¨¦rez, neoyorquino hijo de padres cubanos emigrados en 1961. P¨¦rez hizo el gigantesco mural A simple verse (un verso sencillo), tomando como inspiraci¨®n el poemario Versos Sencillos, de Jos¨¦ Mart¨ª -el H¨¦roe Nacional de Cuba- quien, como sus padres, se exili¨® en Nueva York. Su familia cubana, a quien no conoc¨ªa, se acerc¨® al malec¨®n a ayudarle a instalar su obra.
Los dos edificios del Museo de Bellas Artes albergan hasta el pr¨®ximo 22 de junio importantes muestras de esta Bienal, convocada bajo el t¨ªtulo ¡®Entre la idea y la experiencia¡¯, en la que predomina el arte ef¨ªmero y donde algunos espacios fantasmag¨®ricos son protagonistas, como la antigua f¨¢brica de bicicletas Claudio Arg¨¹elles, en el barrio del Vedado, hoy derruida, o la abandonada central el¨¦ctrica de Tallapiedra. ¡®Wild Noise/ruido Salvaje¡¯, es la exposici¨®n de arte urbano, pol¨ªtico y militante tra¨ªda por el Museo de Bronx de Nueva York, compuesta por un centenar de obras, incluidas fotos de Andy Warhol. Se trata del m¨¢s importante intercambio entre pinacotecas de EE UU y Cuba realizado en 55 a?os.
En el edificio de arte cubano de Bellas Artes se mostr¨® la obra de consagrados como Tom¨¢s S¨¢nchez y Gustavo P¨¦rez Monz¨®n (ambos miembros del m¨ªtico grupo de Volumen I, rompedora exposici¨®n colectiva que en 1981 revolucion¨® el panorama del arte cubano). Se da la circunstancia de que P¨¦rez Monz¨®n se march¨® del pa¨ªs y s¨®lo ha regresado ahora de la mano de la coleccionista Ella Fontanals Ciseneros, que atesora buena parte de su obra.
En el museo m¨¢s importante de Cuba presentaron sus piezas artistas j¨®venes pero bien conocidos, como Wilfredo Prieto o Alexandre Arrechea, que con la impactante ¡®El mapa del silencio¡¯ viaj¨® de la arquitectura a la intimidad, donde sobres de correo construidos en madera son abiertos por manos de acero (pieza que se llama ¡®La vida de los otros¡¯, por si quedaban dudas).
En estos d¨ªas revueltos Los Carpinteros (Arrechea durante a?os form¨® parte de este grupo creativo) inauguraron un estudio con todos los hierros en el que a partir de ahora trabajar¨¢n coordinadamente con su taller madrile?o. Acudi¨® a la apertura de este espacio su galerista de Nueva York, Sean Kelly, que destac¨® ¡°la oportunidad hist¨®rica de este momento, tanto para el arte cubano como para las relaciones entre Cuba y EE UU¡±. ¡°El arte puede transformarlo todo. No hay que desaprovechar la coyuntura¡±, dijo Kelly, otro de los que lleva tiempo apostando por el di¨¢logo y el reencuentro.
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