Un hito excepcional

Quiz¨¢s el pintor que mejor decant¨® ese constructo cultural del arte espa?ol, pues combin¨® a la perfecci¨®n lo org¨¢nico y lo mineral, el fuego y la piedra, el Escorial y San Juan de la Cruz, sea Francisco de Zurbar¨¢n. Es por todo ello parad¨®jicamente el m¨¢s enigm¨¢tico entre todos sus ilustres colegas del Siglo de Oro. No es, pues, extra?o la fascinaci¨®n que ha suscitado en nuestra ¨¦poca, tan ansiosa de darse un cobijo en la medida en que se siente con su identidad perdida. En cualquier caso, perd¨®neseme este pre¨¢mbulo como presentaci¨®n a la exposici¨®n Zurbar¨¢n. Una nueva mirada, que pronto se inaugurar¨¢ en el Museo Thyssen-Bornemisza con el comisariado de Odile Delenda, hoy por hoy la m¨¢xima autoridad relaci¨®n con el pintor extreme?o, como as¨ª lo acredita el que est¨¦ en trance de publicaci¨®n su cat¨¢logo razonado de su obra, cuyo primer tomo data de 2009, y Mar Borobio, conservadora del Museo Thyssen.

Que, por unas razones o por otras, el intenso e ¨ªntimo Zurbar¨¢n nos haya resultado refractario nos lo indica el que, hasta la fecha, se hayan sucedido investigaciones muy diversas sobre su obra, que bien se han interesado en la pintura mon¨¢stica (Pierre Guimar), bien en los entresijos de su vida y su arte (Mar¨ªa Luisa Caturla), o, en fin, en revisiones continuas de su trayectoria mediante la f¨®rmula de las exposiciones temporales, como, entre las m¨¢s recientes, las realizadas con motivo del cuarto centenario de su nacimiento, Museo del Prado, Museo Metropolitano de Nueva York y el Grand Palais de Par¨ªs. Yo recuerdo, en plena adolescencia, el impacto que me produjo la visi¨®n de una exposici¨®n de Zurbar¨¢n en el Cas¨®n del Buen Retiro, creo recordar que en 1964; o sea: en el tercer centenario de su muerte, la cual me encamin¨® a dedicarme posteriormente al estudio de historia del arte.

Sea como sea, la exposici¨®n Zurbar¨¢n. Una nueva mirada, que re¨²ne 63 obras, la gran mayor¨ªa del maestro, media docena de su hijo Juan y el resto del taller, ha de ser considerada al margen de cualquier comentario cr¨ªtico, un hito excepcional. Lo es, no s¨®lo por el n¨²mero de obras conseguidas y por su muy diversa procedencia, sino tambi¨¦n por el ¡°descubrimiento¡± de nuevos zurbaranes o por la exhibici¨®n de cuadros muy raramente vistos o porque se resuelven dudas en relaci¨®n con el amplio obrador del pintor, que surt¨ªa por igual a la pen¨ªnsula ib¨¦rica y a las nuevas tierras descubiertas en Am¨¦rica. En este sentido, hay que interpretar el r¨®tulo de ¡°nueva mirada¡± desde un punto de vista cient¨ªfico-acad¨¦mico, que, para el caso, no es una cuesti¨®n balad¨ª, pero que, por otro lado, da al conjunto de la exhibici¨®n una tonalidad quiz¨¢ demasiado asc¨¦tica, primando la cronolog¨ªa sobre la est¨¦tica y, si se quiere, hasta sobre lo antropol¨®gico-cultural. ?Qu¨¦ m¨¢s da! Dividida en tres apartados, que compartimentan las edades del pintor y su trayectoria art¨ªstica, la muestra tiene una poderosa enjundia de principio a fin, con aportaciones muy relevantes, como la presencia del formidable San Serapio (1628), entre otras muchas obras excepcionales.