Tinieblas, aves y nervios
El segundo programa de Nacho Duato y la Staatsballett de Berl¨ªn en el Real ha sido infinitamente mejor que el primero ('Bella durmiente').
El segundo programa de Nacho Duato y la Staatsballett de Berl¨ªn en el Real, que se cerr¨® el d¨ªa 9, ha sido infinitamente mejor que el primero (Bella durmiente). Aqu¨ª estamos en otro mundo, otra est¨¦tica, y eso es algo que tanto Duato como los artistas dominan mejor, s¨®lo que con algunas excepciones. En la velada moderna hubo un gusto por el ambiente desgarrado, violento y opresivo, pero desarrollado con un cierto gusto, precisi¨®n t¨¦cnica y buen baile.
Static time ha sido hecha expresamente por Duato para los bailarines de Berl¨ªn, y como obra nueva, recrea los modos propios, vuelve al manido uso del collage musical variopinto en cuanto estilo y ¨¦pocas. Dominaba el escenario una gran escultura cin¨¦tica y abstracta. Lo mejor fue un muy intenso d¨²o viril, para dos hombres, interpretado por el armenio Arshak Ghalumyn y el estadounidense Dominic Hodal. Las luces corr¨ªan a cargo de Brad Fields, que ya antes hab¨ªa iluminado otras ocho coreograf¨ªas de Duato; su trabajo debe ser mencionado aparte por meticuloso y apropiado, con la sapiencia de quien sabe siempre lo que se trae entre manos.
And the Sky on that Cloudy Old Day fue encargada por el anterior director de la compa?¨ªa berlinesa, Vladimir Malakov, que ¨¦l mismo ocasionalmente bailaba. Goecke parece hablar de aves y presagios, de algo aciago y perturbador; se apunta a esa moda de hombre renacentista (que frecuentemente tambi¨¦n adopta Duato, entre otros) de hacerlo casi todo: vestuario, escenograf¨ªa y lectura coreogr¨¢fica.
Goecke, a sus 43 a?os, ciertamente bastante original, es un consagrado y en sus formas predominan los ¨¢ngulos, los cortes afilados contra un universo siempre dominado por el negro o los grises; no negocia otra armon¨ªa que la que le dicta su instinto din¨¢mico, lo que, a la postre, le confiera una cierta particularidad dentro de la corriente de la que es parte. Aunque de generaciones diferentes, hay un hilo manifiesto entre Duato y Goecke que aqu¨ª ser¨ªa muy largo de exponer, pero lo cierto es que se evidencia en la pr¨¢ctica, en el sostenimiento colectivo de tendencia que se hacen mutuamente entre directores art¨ªsticos y core¨®grafos para que no falte esta impronta, ya herencia. A veces, por momentos, la potente m¨²sica de Adams supera la propuesta coreogr¨¢fica.
White Darkness (2001) fue una de las obras creadas por Duato en su larga estad¨ªa de director de la Compa?¨ªa Nacional de Danza y puede decirse que el culmen de su etapa tenebrista. En realidad, ya desde antes de White Darkness el core¨®grafo valenciano hab¨ªa entrado en esas sombras esc¨¦nicas poderosas, brutalistas, de impacto. Los bailarines son sometidos a una progresiva sucesi¨®n de movimientos torturados que, sin embargo, no se sal¨ªan del estilo de ligado y continuidad circular, esta vez matizados por el dramatismo de la acci¨®n. Se trata probablemente de una influencia teatral que una vez m¨¢s ven¨ªa de Europa central y en este caso ten¨ªa como argumento una tragedia personal y familiar que adereza la textura sombr¨ªa. La pieza sigue viva en su impacto.
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