Los herederos de Sergu¨¦i Prok¨®fiev acusan de plagio a Reyes Monforte
El nieto del compositor y la escritora Valentina Chemberdj¨ª iniciar¨¢n acciones legales contra la autora de ¡®Una pasi¨®n rusa¡¯, novela ganadora del premio Alfonso X el Sabio
La Fundaci¨®n Sergu¨¦i Prok¨®fiev, que defiende y pone en valor la obra de uno de los compositores rusos m¨¢s importantes del siglo XX, acusa de plagio a la escritora espa?ola Reyes Monforte por su libro Una pasi¨®n rusa (Espasa), ganador del ¨²ltimo Premio de Novela Hist¨®rica Alfonso X el Sabio. La acusaci¨®n parte del nieto del compositor, Sergu¨¦i Prok¨®fiev Jr., que en un escrito publicado en la p¨¢gina de la Fundaci¨®n critica abiertamente el libro de Monforte.
El descendiente del autor musical de Pedro y el lobo, Romeo y Julieta o Guerra y paz asegura que el libro de la escritora espa?ola reproduce y altera sin permiso fragmentos del libro de 2009 Lina Prok¨®fiev. Una espa?ola en el gulag, en el que la autora rusa afincada en Espa?a Valentina Chemberdj¨ª retrata la relaci¨®n entre Sergu¨¦i Prokofiev y su compa?era Lina, de padre espa?ol y madre francopolaca, y su posterior ca¨ªda en desgracia. La familia del compositor s¨ª otorg¨® a Chemberdj¨ª ¡ªque fue amiga personal de Lina Prok¨®fiev¡ª los permisos de publicaci¨®n. ¡°En cambio, Reyes Monforte ni contact¨® en ning¨²n momento con la familia ni acudi¨® a los archivos de Mosc¨² donde est¨¢n los fondos Prok¨®fiev¡±, denuncia el nieto del m¨²sico. La escritora rusa asegura que tambi¨¦n demandar¨¢ a la novelista espa?ola.
Sergu¨¦i Prok¨®fiev Jr., quien reside en Par¨ªs, anunci¨® ayer a EL PA?S que iniciar¨¢ acciones legales contra Monforte por vulneraci¨®n del derecho al honor y por plagio. ¡°Es indignante lo que ha hecho Reyes Monforte¡±, se?al¨®. Valentina Chemberdj¨ª, por su parte, ha manifestado su deseo de emprender acciones legales contra la autora de Una pasi¨®n rusa por utilizar declaraciones de la biograf¨ªa que ¡ªsostiene¡ª solo ella supo a trav¨¦s de la familia, a quien conoc¨ªa personalmente y con la que habl¨® constantemente para escribir el libro.
¡°Reyes Monforte ha copiado muchos episodios. Ha explicado lo mismo usando otras palabras, e incluso ha inventado algunas cosas, como que Lina conoci¨® a Stalin. Para m¨ª, es un plagio en toda regla¡±, asegura Chemberdj¨ª. Por esa raz¨®n, la autora ya ha enviado una solicitud de requerimiento a la periodista y a la editorial Espasa, para exigir que se pare la comercializaci¨®n de la novela Una pasi¨®n rusa, en librer¨ªas desde el 27 de agosto. La escritora rusa y su esposo Mark Melnikov han localizado ¡°m¨¢s de 30 coincidencias¡± entre ambos libros, algunos de los cuales reproduce este peri¨®dico.
Por su parte, Reyes Monforte, cuyo libro no aporta bibliograf¨ªa alguna, lo niega todo de forma tajante: ¡°Yo me document¨¦ con muchos libros, algunos en espa?ol y otros en ingl¨¦s. Conoc¨ªa la biograf¨ªa de Chemberdj¨ª, pero dej¨¦ de leerla. De momento no he recibido denuncia alguna, y si lo hago, demostrar¨¦ que esas acusaciones son falsas¡±, manifest¨® el martes a EL PA?S la autora de Un burka por amor.
Espasa, editora de Una pasi¨®n rusa, est¨¢ al corriente de las acusaciones vertidas por la autora de Lina Prok¨®fiev. Una espa?ola en el gulag. Un portavoz de la editorial reafirm¨® ayer a este diario que Monforte niega los hechos y que se encuentra preparando la bibliograf¨ªa que utiliz¨® para escribir la novela, entre las que se encuentra la biograf¨ªa de Chemberdj¨ª. Desde Espasa aseguran que estudian el tema de forma exhaustiva y que est¨¢n preparando un comunicado. Y a?aden: ¡°Nosotros confiamos en Reyes Monforte¡±, informa Winston Manrique.
Valentina Chemberdj¨ª considera que el jurado del Premio Alfonso X el Sabio incurri¨® en un grave error, ya que las bases del galard¨®n exigen que las obras presentadas no sean ¡°copia ni modificaci¨®n, total o parcial, de ninguna obra propia o ajena¡±. A este respecto, la presidenta del jurado de esta edici¨®n, Soledad Pu¨¦rtolas, afirm¨® ayer no saber nada sobre las acusaciones vertidas por la familia Prok¨®fiev y por Chemberdj¨ª. Pu¨¦rtolas dijo confiar en la buena fe de Monforte y de su editorial, encargada de hacer el filtro de las obras. ¡°Nosotros valoramos la calidad literaria o si el tema es interesante, pero si hay que investigar se har¨¢. Ser¨¢ la editorial la que debe informar de posible plagio o apropiaci¨®n indebida¡±.
Tanto el libro de Monforte como el de Chemberdj¨ª abordan las vicisitudes de la vida de Catalina Codina y del compositor, pianista y director de orquesta ruso. Lina, la protagonista en ambos libros, fue una cantante espa?ola hija del tenor Juan Codina y Llubera. En 1923 se cas¨® con el m¨²sico y vivieron a caballo entre Par¨ªs y Nueva York hasta que el compositor decidi¨® que se trasladaran a Rusia. Pero Lina tuvo una vida complicada. Su esposo la dej¨® por otra mujer, ella fue acusada falsamente de espionaje y fue enviada al gulag ruso, donde permaneci¨® ocho a?os. Tras la muerte del m¨²sico, Lina luch¨® por construir la Fundaci¨®n Prok¨®fiev para rememorar la obra de su amado.
La biograf¨ªa Lina Prok¨®fiev. Una espa?ola en el gulag fue el primer libro publicado sobre la vida de la protagonista. La obra tiene est¨¢ publicada en dos idiomas; la primera de ellas fue distribuida en Rusia (2008) y la segunda en Espa?a, ya traducida (2009 y 2010). El escritor norteamericano Simon Morrison tambi¨¦n public¨® en 2013 una biograf¨ªa sobre el matrimonio, Lina and Serge: The Love and Wars of Lina Prokofiev (en espa?ol Lina y Serge: El amor y las guerras de Lina y Prok¨®fiev). El nieto de Prok¨®fiev apunta a que Monforte podr¨ªa haber extra¨ªdo apuntes de este ejemplar, cuyo autor s¨ª hab¨ªa pedido permisos a la Fundaci¨®n para publicar. Asimismo, el escritor posee los permisos de publicaci¨®n de Valentina Chemberdj¨ª. No obstante, Morrison no ha realizado declaraciones contra la periodista espa?ola.
Una pasi¨®n rusa es el sexto libro de la escritora y periodista Reyes Monforte. Su primera novela, Un burka por amor, fue todo un r¨¦cord de ventas que lleva 53 ediciones y fue adaptado a la televisi¨®n: se convirti¨® en la miniserie m¨¢s vista de 2009.
Dos versiones, una misma historia: cuatro ejemplos
VERSI?N SOBRE EL ABRIGO
VERSI?N SOBRE EL ABUELO
VERSI?N SOBRE RUBINSTEIN
VERSI?N SOBRE EL ADMIRADOR
Lina Prok¨®fiev. Una espa?ola en el Gulag, de Valentina Chemberdj¨ª. El libro fue publicado por editorial Siglo XXI en 2009.
¡°Cuenta Lina: Me acuerdo muy poco de mis estancias en Rusia de ni?a. Una de las veces fue con cinco a?os, la otra con siete. Me llevaron a una tienda para comprarme un abrigo. Era en la tercera planta de unos almacenes de Mosc¨² que volv¨ª a ver decenas de a?os m¨¢s tarde. Eligieron para m¨ª un abrigo con botones en forma de hoja y me dijeron: ¡®Lo recibimos de Par¨ªs¡¯. Uno de esos botones lo he guardado casi toda mi vida. A juego con el abrigo me compraron un gorro de terciopelo que me quedaba muy bien¡±.
Una pasi¨®n rusa, de Reyes Monforte. Premio de novela hist¨®rica Alfonso X El Sabio, publicado por Espasa, en 2015.
¡°En su cabeza cobr¨® vida la imagen de aquella ni?a de apenas ocho a?os, feliz de estar en la tercera planta de unos grandes almacenes de Mosc¨² donde su madre hab¨ªa elegido para ella un abrigo plisado con botones en forma de hoja y un gorro de terciopelo que le resguardar¨ªa del fr¨ªo moscovita. ¡®Lo recibimos de Par¨ªs¡¯, le confi¨® la amable dependienta que, sin pretenderlo, sembr¨® en ella el deseo de ir a esa ciudad misteriosa de Francia donde hac¨ªan abrigos tan bonitos como el que vest¨ªa. Despu¨¦s de tantos a?os, todav¨ªa guardaba una de esos hermosos botones en forma de hoja a modo de amuleto¡±.
Lina Prok¨®fiev. Una espa?ola en el Gulag:
¡°?l llevaba una larga barba blanca (resultaba anticuado) al estilo del compositor Rimski-K¨®rsakov. A menudo me sentaba en sus rodillas y trenzaba una cinta en su barba. Mi madre es escandalizaba, pero ¨¦l me dejaba hacer lo que quisiera. ¡®Abuelo, ?qu¨¦ quieres que baile para ti, un baile peque?o o un baile grande?¡¯ ¡®Oh, por favor, un baile peque?o, ni siquiera ese acaba nunca. Si fuera grande, qui¨¦n sabe cu¨¢ndo acabar¨ªa¡¯. Yo sol¨ªa cantar, bailar y recitar versos, y hacer todo lo que se me ocurriera. Siempre jugaba al teatro¡±.
Una pasi¨®n rusa:
¡°Hasta le permit¨ªa que sus diminutos deditos juguetearan con su larga y espesa barba, algo que no le hab¨ªa consentido ni a su esposa, que no se cansaba de advertirle: ¡®Estamos mimando demasiado a esta ni?a y t¨² ser¨¢s el principal responsable¡±.
Lina Prok¨®fiev. Una espa?ola en el Gulag:
¡°La relaci¨®n de Prok¨®fiev con Ant¨®n Rubinstein hab¨ªa comenzado tiempo atr¨¢s. Mar¨ªa Grig¨®rievna, madre del compositor, le cont¨® a Lina que Sergu¨¦i de ni?o la detuvo cierta vez cuando tocaba unas piezas de Rubinstein en el piano. ¡®Toca otra cosa¡¯, le dijo. Ella tocaba a menudo cuando esperaba a Sergu¨¦i y durante la infancia de ¨¦ste. No era una virtuosa del piano, pero tocaba lo suficientemente bien, tal y como se sol¨ªa hacer en aquella ¨¦poca. Al peque?o Sergu¨¦i le encantaba que tocase el piano y no la dejaba para, hasta el punto de que, a veces, se dorm¨ªa al piano. Ya desde mi infancia Prok¨®fiev se negaba a escuchar a Rubinstein; prefer¨ªa a Beethoven¡±.
Una pasi¨®n rusa:
¡°Poco o nada sab¨ªa del odio que Sergu¨¦i sent¨ªa por quien hab¨ªa sido fundador del conservatorio de San Petersburgo y pieza clave en la educaci¨®n musical en Rusia, Anton Rubinstein. Tambi¨¦n ignoraba que, siendo un ni?o, oblig¨® a su madre a dejar de tocar la pieza de este m¨²sico que estaba interpretando con la misma rotundidad que acababa de hacerlo Lina. ¡®Toca otra cosa, mam¨¢. Prefiero a Beethoven¡¯, fue toda la explicaci¨®n que recibi¨®¡±.
Lina Prok¨®fiev. Una espa?ola en el Gulag:
"En una ocasi¨®n, mientras cen¨¢bamos, vi a una mujer joven con un hombre, tambi¨¦n joven, en una mesa para dos. De repente, el joven se acerc¨® a nosotros y pregunt¨® si su compa?era pod¨ªa conocer a Prok¨®fiev. Sergu¨¦i se qued¨® turbado, pero la invit¨® a bailar. No era bella. Sergu¨¦i Sergu¨¦ivich bailaba mal y eso le apuraba. No lleg¨® a aprender a bailar".
Una pasi¨®n rusa:
"Forzando su memoria, record¨® c¨®mo un joven se hab¨ªa acercado a su mesa para pedirle a Prok¨®fiev si ten¨ªa inconveniente en saludar a una joven admiradora, estudiante de literatura y que amaba su m¨²sica. Lina observ¨® una vez m¨¢s c¨®mo la timidez de Sergu¨¦i estuvo a punto de alimentar su leyenda de hombre serio, seco y agusto, y fue ella misma la que le inst¨® a levantarse y saludarla. Le result¨® imposible acordarse de c¨®mo termin¨® su marido bailando con aquella muchacha, tan solo que su torpeza en la pista de baile provoc¨® la hilaridad de toda la mesa. Ni siquiera recordar¨ªa el rostro de aquella mujer, carente de ning¨²n rasgo que evocar ".
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