Garc¨ªa M¨¢rquez en el pa¨ªs de los Soviets
Random House reedita el libro que recoge el recorrido por Europa del Este del premio Nobel
Polonia, 1957. El Gobierno decide retirar de la circulaci¨®n una unidad de monedas porque en el mercado negro se convert¨ªan en medallas de la virgen y alcanzaban un valor muy superior al nominal. Se trata de un ejemplo extraordinario del surrealismo del socialismo real, donde la vida cotidiana discurr¨ªa por caminos muy extra?os. "Por esta noticia, hubiera aplazado el viaje 24 horas, pero era imposible", escribi¨® Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez en De viaje por Europa del Este, un libro que recopila el recorrido que el futuro premio Nobel de Literatura realiz¨® por los pa¨ªses de la ¨®rbita sovi¨¦tica cuando era corresponsal en Par¨ªs del diario colombiano El Espectador y ya hab¨ªa publicado su primera obra maestra, La hojarasca. Aquellos pa¨ªses imposibles se convirtieron en un fruct¨ªfero tema literario y period¨ªstico para el escritor colombiano durante un recorrido que le llev¨® a Alemania Oriental, Checoslovaquia, Polonia, la URSS y Hungr¨ªa.
El momento de aquel viaje es crucial y visitar Budapest era muy importante, desde el punto de vista period¨ªstico (entonces) e hist¨®rico (ahora). Hungr¨ªa hab¨ªa sido invadida por la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1956 y se desat¨® luego una oleada de represi¨®n salvaje para acabar con cualquier posibilidad futuro de apertura. Aquellos a?os todav¨ªa no se hab¨ªa construido el Muro de Berl¨ªn, aunque la antigua capital alemana se encontraba aislada en mitad de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA). El Tel¨®n de acero era m¨¢s peligroso que nunca, muchas de las ruinas de la II Guerra Mundial manten¨ªan los rescoldos del conflicto y la cantidad de tropas que amasaban los dos bloques en Europa era disuasoria y temible. La URSS se encontraba en pleno proceso de destalinizaci¨®n, aunque todav¨ªa no se hab¨ªa desvelado totalmente la magnitud de sus cr¨ªmenes.
Garc¨ªa M¨¢rquez, inmenso periodista adem¨¢s de genial escritor, relata con precisi¨®n, y un brutal manejo de los peque?os detalles, todo ese ambiente pol¨ªtico, pero tambi¨¦n se convierte en testigo de un mundo imposible, que muchas veces solo se puede describir a trav¨¦s del humor negro ¨Ccomo de hecho hac¨ªan los propios habitantes del bloque sovi¨¦tico con sus famosos chistes¨C. "Los libros de Franz Kafka no se encuentran en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Se dice que es el ap¨®stol de una metaf¨ªsica perniciosa. Es posible, sin embargo, que hubiera sido el mejor bi¨®grafo de Stalin", escribe Garc¨ªa M¨¢rquez cuando contempla la cola en la Plaza Roja ante el mausoleo del padre de los pueblos.
Retrato demoledor
No deja de ser curioso que un escritor que nunca rompi¨® ni critic¨® p¨²blicamente a la Cuba castrista, uno de los ¨²ltimos reg¨ªmenes comunistas del mundo, se muestre tan realista y demoledor en su retrato de la Europa del socialismo real en 1957 ¨CFidel Castro no entr¨® en La Habana hasta enero de 1959, dos a?os despu¨¦s del viaje¨C. "Casi un a?o despu¨¦s de los sucesos que conmovieron al mundo, Budapest segu¨ªa siendo una ciudad provisional", escribe desde un hotel de la capital h¨²ngara, que todav¨ªa albergaba impactos de bala testimonio de la represi¨®n de las tropas sovi¨¦ticas. "La multitud, mal vestida, triste y concentrada, hace colas interminables para comprar los art¨ªculos de primera mano. Los almacenes que fueron destruidos y saqueados est¨¢n a¨²n en recuperaci¨®n".
Pero el tono del libro no es solemne ni se centra exclusivamente en la tensi¨®n de aquellos a?os del epicentro de la guerra fr¨ªa ¨Caunque describe im¨¢genes impresionantes, como un interminable convoy de tropas sovi¨¦ticas con el que se cruza en las carreteras de la RDA¨C. De viaje por Europa del Este?est¨¢ m¨¢s cerca de Uno, dos, tres, de Billy Wilder, que de El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo, de John Le Carr¨¦. Cuando dejan atr¨¢s uno de los carteles que simbolizan el siglo XX ¨C"Atenci¨®n, est¨¢ usted entrando en el sector sovi¨¦tico"¨C para adentrarse en el Berl¨ªn oriental, narra: "La r¨¦plica socialista al empuje del Berl¨ªn Occidental es el colosal mamarracho de la avenida Stalin. Es aplastante, tanto por las dimensiones como por el mal gusto. Una indigesti¨®n de todos los estilos que corresponde al criterio arquitect¨®nico de Mosc¨²".
Garc¨ªa M¨¢rquez es tambi¨¦n feroz en su relato de las disfunciones del comunismo que resume en una frase: "La preocupaci¨®n por la masa no deja ver al individuo". Describe un sistema econ¨®mico demencial, sobre todo en la RDA y en Polonia, menos en Checoslavaquia, que acabar¨ªa por ser tambi¨¦n invadida por los tanques sovi¨¦ticos. "Desde los ministerios hasta las cocinas hay un complejo embrollo burocr¨¢tico que s¨®lo un r¨¦gimen popular podr¨ªa desenredar", asegura. El Tel¨®n de acero se derrumb¨®, el muro desapareci¨®, la Europa del Este se va convirtiendo poco a poco en un lejano recuerdo, aunque sus huellas siguen siendo profundas. Sin embargo, la prosa de Garc¨ªa M¨¢rquez permanece como un testimonio de uno de los momentos m¨¢s absurdos y terribles de la historia de Europa.
Existencialismo para turistas
Garc¨ªa M¨¢rquez hab¨ªa publicado por entregas en El Espectador? una serie de reportajes titulados "La verdad sobre mi aventura" que luego se convertir¨ªan en un cl¨¢sico del periodismo en espa?ol, Relato de un n¨¢ufrago. Sin embargo, estos reportajes le trajeron unos cuantos dolores de cabeza porque mostraba la causa del naufragio (el contrabando) y, para evitar males mayores con el r¨¦gimen militar de Gustavo Rojas Pinilla, el diario le envi¨® a Europa y estableci¨® su base de operaciones en Par¨ªs. Su iron¨ªa no s¨®lo se centra en Europa Oriental. Al describir un decadente cabaret en la RDA, escribe: "No hab¨ªa visto nada igual en Saint Germain-des-Pres, donde el existencialismo es un dispositivo que se monta en verano para los turistas".
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