El Barrio : ¡°Solo pienso en lo mismo que todo el mundo: sobrevivir¡±
El multitudinario artista gaditano se reinventa con orquesta en 'Esencia' y reniega de sus ¡®remixes¡¯: ¡°Fueron la horterada m¨¢s grande jam¨¢s o¨ªda en Espa?a¡±
Tambi¨¦n con El Barrio existen dos Espa?as: la que llora, grita y bordea la levitaci¨®n con las aflamencadas canciones de amor de este gaditano sarandunguero y la que lo ignora pr¨¢cticamente todo sobre ¨¦l antes de hincarle el diente a estas l¨ªneas. La segunda tiende a pensar que la primera no existe o constituye una an¨¦cdota casi residual, pero se equivoca. En realidad, el hombre de las argollas en los l¨®bulos y el sombrero sempiterno ("bueno, como t¨² solo escribes no hace falta que me lo ponga, ?no?") ha reventado en 15 ocasiones el Palacio de los Deportes madrile?o, figura entre los cinco artistas m¨¢s vendedores del pa¨ªs, despacha un millar de ejemplares cada vez que unos grandes almacenes le organizan la consabida firma de discos y, tras once trabajos, ?once!, en estudio acaba de darse el gusto de registrar el duod¨¦cimo, Esencia, en el mism¨ªsimo Teatro Real, con una orquesta arrop¨¢ndolo y en formato de CD m¨¢s DVD. Por aquello de la posteridad.
"?La posteridad?", objeta ¨¦l, esc¨¦ptico y guas¨®n, frot¨¢ndose los ojillos chicos. "A m¨ª eso no me afecta, quiyo. Yo voy a seguir con mis cosas, con mis canciones. Puedes vestir al mono de distintas maneras, pero al final somos un mono. Y cuando mis discos dejen de gustar, pues cantar¨¦ el Cumplea?os feliz en las celebraciones familiares, y listo¡".
Jos¨¦ Luis Figuereo Franco (C¨¢diz, 1970) se expresa con el desparpajo de su cuna meridional y la tranquilidad que otorga disponer de una parroquia muy nutrida, la de los barrieros, pero tampoco es ajeno a los sinsabores y las amarguras. "Soy una persona feliz", acota, "pero las dos cosas que m¨¢s me gustan en la vida son la soledad y el anonimato". Y, claro, las circunstancias, al menos en lo relativo a la segunda parte, no son las m¨¢s propicias. "Siempre so?¨¦ con vivir de mi arte, pero nunca pens¨¦ que llegar¨ªa tan lejos en popularidad", se sincera. "Ahora he ganado en confianza en m¨ª mismo, pero solo pienso en lo mismo que todo el mundo: sobrevivir. S¨¦ que la m¨²sica es lo bastante ingrata como para que, con un par de discos malos, el p¨²blico te d¨¦ la espalda".
Yo jur¨¦ amar la noche hasta que el primer llanto de mi primera hija me oblig¨® a cambiar de juramento
Para Esencia ha reelaborado el material de su muy exitoso trabajo anterior, Hijo del Levante, e incluido cuatro canciones in¨¦ditas, entre ellas una colaboraci¨®n postrera con su admirado Peret. Pero no recuerda aquel pasado 27 de julio, d¨ªa de la grabaci¨®n, como una jornada en la que la responsabilidad le atenazara. "Si es que en C¨¢diz tambi¨¦n tenemos un teatro muy bonito, el Manuel de Falla, y en los de Oviedo o Vigo la sensaci¨®n de cercan¨ªa con el p¨²blico era muy parecida", advierte. En realidad, a Selu, como le dicen sus allegados, solo le preocupaba que los arreglos sinf¨®nicos hicieran buenas migas con su deje, con esas paraditas que hace al cantar, con el acervo sure?o. "Es que no se me hab¨ªa pasado el mal recuerdo de aquellos remixes que me hicieron al principio de mi carrera y que fueron la horterada m¨¢s grande jam¨¢s o¨ªda en Espa?a. Se empe?aron en vestir a la mona con un bombo, pumba, pumba, y el resultado fue una mierda".
Los tiempos han evolucionado sensiblemente, por fortuna para El Barrio. Incluso el argumentario de sus canciones se ha ido enriqueciendo con temas menos evidentes (el maltrato a la mujer, el drama del Alzheimer, los juguetes para los ni?os), aunque el amor, en todas sus formulaciones y desenlaces, sigue primando por encima de cualquier otra cosa. "Mis canciones no son autobiogr¨¢ficas porque para ello tendr¨ªa que estar separ¨¢ndome y volvi¨¦ndome a arrejuntar cada a?o", se carcajea. "Con todo, me considero un t¨ªo tremendamente imaginativo. Muchas veces se me ha acercado un seguidor a decirme que tal o cual letra parec¨ªa la historia de su vida. Si tuviera que dejar la m¨²sica, siempre he pensado que ser¨ªa bueno haciendo guiones de pel¨ªculas¡".
La pel¨ªcula de su devenir, por lo pronto, sigue sin perder el tono de comedia. El Barrio es un nost¨¢lgico empedernido que echa de menos aquellas 17 primaveras ("los primeros acordes, las mariposas en el est¨®mago cuando aparec¨ªa la chica que te gustaba¡") y adereza el estado de su Whatsapp con una declaraci¨®n inequ¨ªvoca: "Ser ni?o y morir en el intento". Pero sabe y asume que aquello ya pas¨®. "Yo jur¨¦ amar la noche hasta que el primer llanto de mi primera hija me oblig¨® a cambiar de juramento. Una persona con dos chiquillas y una reputaci¨®n no puede quedarse con una litrona en la primera esquina o hacer sexo detr¨¢s de un coche".
Muchos de aquellos colegas de los alborotados a?os mozos fueron descolg¨¢ndose y de ah¨ª proviene, dice, su actual apego por la soledad. "Son amigos que hablan entre ellos y no te llaman porque piensan: a Selu ya no le gusta la cerveza, solo el vino. Al rico a veces lo hacen rico sus amigos cuando te dan de lado, pero en realidad yo sigo siendo el mismo. Soy Selu, el que al volver a C¨¢diz se pasea por casa en calzones y el que, cuando terminemos esta entrevista, puede bajarse contigo a tomarse unas cervezas y una chistorra".
Babelia
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