Un Pl¨¢cido Domingo profundo ilumina el Palau de les Arts
Con Macbeth, de Verdi, el Palau de les Arts Reina Sof¨ªa de Valencia abre la presente temporada l¨ªrica, despu¨¦s del previo de La boh¨¨me de octubre.
Macbeth
M¨²sica de Verdi. Pl¨¢cido Domingo, Alex¨¢nder Vinogradov, Ekaterina Semenchuk, Giorgio Berrugi. Coro de la Generalitat Valenciana. Orquesta de la Comunidad Valenciana. Director musical: Henrik N¨¢n¨¢si. Director de escena: Peter Stein.
Necesita noches as¨ª el Palau de les Arts. Turbulencias, recortes y dudas han hecho envejecer r¨¢pido a la ¨®pera valenciana en sus cortos 10 a?os. Pero hay ganas renovadas en el actual equipo, y est¨¢ Pl¨¢cido Domingo, enamorado de este teatro. No solo ha inaugurado la presente temporada con este Macbeth de mucha enjundia, sino que su centro estar¨¢ en el Silla haendeliano de la semana pr¨®xima, y en el Caf¨¦ Kafka, de Francisco Coll, del mes de mayo.
Y en escena, Pl¨¢cido no deja de ser el ¨²ltimo mito l¨ªrico vivo. As¨ª que el p¨²blico valenciano le sigue fiel en esta curiosa aventura como bar¨ªtono, una nueva y, quiz¨¢, la ¨²ltima sobre el escenario.
Macbeth es un buen papel para este joven bar¨ªtono y viejo le¨®n oper¨ªstico. Tiene mucho teatro y Pl¨¢cido est¨¢ c¨®modo. Vocalmente casi compite con cualquier joven, pero en teatralidad y magnetismo se come a cualquiera. As¨ª lo probaron voces tan excelentes como la de la soprano rusa Ekaterina Semenchuk o la del tenor italiano Giorgio Berrugi. Semenchuk ser¨ªa, en otras circunstancias, la sensaci¨®n de la noche; soprano ancha, poderosa, hace una lady Macbeth muy notable, aparta el lado feo y rudo que quer¨ªa Verdi, y se centra en las calidades vocales de una soprano con buenos m¨¦ritos en el grave y calidad arriba. Su ¨²nico defecto era que all¨ª estaba Pl¨¢cido, con alg¨²n desajuste en los graves y acusando el cansancio a veces. ?Y a qui¨¦n le podr¨ªa extra?ar eso en un artista que lo ha demostrado todo en ¨®pera? ?A un cantante que no tiene nada que demostrar y que se sube a un escenario a voz cambiada y con un nuevo personaje, y ya van m¨¢s de 150?
Definitivamente, era su noche, teatral, l¨²gubre, sufriente, aprovechando el menor resquicio para mostrar sabidur¨ªa en escena, y todo a mayor gloria de los valencianos, que lo agradecieron como saben.
Tambi¨¦n agradecieron calurosamente como triunfadora consorte a Semenchuk y a Berrugi, ese tenor en una ¨®pera de voces graves y acentos l¨®bregos. Menci¨®n especial merece el aplauso del respetable al coro en Patria oprimida; quiz¨¢ solo los valencianos tengan la sensibilidad de parar la acci¨®n para aplaudir a su coro, esa joya de la casa. La otra joya es, claro, la orquesta, conducida en esta ocasi¨®n por el joven Henrik N¨¢n¨¢si con mano firme pero d¨²ctil cuando las voces se emocionaban demasiado.
La escena que ha preparado Peter Stein es notable; solo la frialdad, cuando no soser¨ªa, de unos fondos abstractos, rect¨¢ngulos o cuadrados de luz plana, le arrebatan el sobresaliente. Pero el movimiento de personajes es muy interesante, y una iluminaci¨®n sublime por momentos eleva mucho el tono.
Es desgarradora la escena del delirio de lady Macbeth sustentada en una simple vela, o el asesinato de Banquo con un movimiento esc¨¦nico sagaz y simple que la luz punt¨²a con rara eficacia.
Del resto del reparto, merece que tomemos buena nota de Alex¨¢nder Vinogradov, como el citado Banquo, un bar¨ªtono grave muy solvente, o Fabi¨¢n Lara, como Malcolm, que viene del Centre de Perfeccionament Pl¨¢cido Domingo. A todos les cabe el m¨¦rito de una noche l¨ªrica de las que resta?an heridas y relanzan a la instituci¨®n.
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