La savia nueva y la juventud de L¨®pez Sim¨®n y Roca Rey piden paso
Ambos toreros ofrecieron una entretenida tarde ante toros sin fuerzas y escasa competencia
Aire fresco, Savia nueva. Piden paso y con raz¨®n L¨®pez Sim¨®n y Roca Rey. Dos estilos diferentes, pero unidos por un valor sincero y unas ganas tremendas de salir adelante. Un toque para tener en cuenta. L¨®pez Sim¨®n es la emoci¨®n consentida y cerebral; Roca Rey es la versatilidad. Pero dos valientes. Sin trampa. De verdad.
La verdad por delante. Siempre la verdad. Y la sinceridad por bandera. Esa fue la tarjeta de presentaci¨®n de un L¨®pez Sim¨®n que plant¨® los pies en la arena sin inmutarse. No fue la cosa m¨¢s all¨¢ de la discreci¨®n con la capa; un saludo correcto y, luego, tras el caballo, un quite por chicuelinas ajustadas, sin m¨¢s. Pero la traca vino con la muleta. El zambombo de Juan Pedro que abri¨® la corrida parec¨ªa que al final iba a pagar el exceso de carnes. No fue as¨ª, Aguant¨® ese saco de kilos y, adem¨¢s, no le hicieron mella los dos tremendos volatines que se peg¨® antes de ir a la muleta. L¨®pez Sim¨®n salud¨® por alto en la muleta; zapatillas hundidas en la arena. Y ya para siempre as¨ª. La faena fue de valor. De pas¨¢rselo muy de cerca. De aguantar alguna mirada desviada de la muleta. Sin mover un m¨²sculo. Mucha sinceridad, en fin. No todo sali¨® limpio, pero s¨ª con mucha verdad. Los alardes finales, con muletazos por la espalda, de rodillas, sin ayuda de la espalda, y un desplante a cuerpo limpio, remataron una seria faena. L¨¢stima el bajonazo. Final indigno de una faena de emoci¨®n.
El tercero no fue toro para grandes sucesos: poca fuerza, al paso, soso¡, pero L¨®pez Sim¨®n ech¨® otra vez mano del valor. Infalible argumento para que la plaza viviera con emoci¨®n otra faena de gran quietud. Sin entremeses, se lo llev¨® muy limpio por derechazos con las dos rodillas en tierra, en redondo. Con la r¨²brica, ya de pie, de uno de pecho monumental. Sin enmendar, pisando firme terreno comprometido, la faena arranc¨® ovaciones de la gente. Dos tandas con la izquierda tuvieron largura, aunque el toro no estuviera por la labor. Lo que el toro no pon¨ªa, lo dejaba bien claro el torero que, valiente siempre, lo hizo pasar c¨®mo y por d¨®nde quer¨ªa. Otro desplante, depreciando los trastos, y la gente en pie. Pero otra vez mal con la espada. Su punto negro. Nuevo bajonazo, no tan exagerado como el primero, pero bajonazo al fin y al cabo.
Insisti¨® L¨®pez Sim¨®n con el tullido quinto, que sali¨® muy tocado del simulacro de pica recibido. Un quite de dos faroles de rodillas mitig¨® la protesta por un toro que ofrec¨ªa poco futuro. Pero L¨®pez Sim¨®n no ech¨® las cartas en la muleta. Todo lo contrario. Y la faena, con devoluci¨®n del brindis a su colega Roca Rey, fue una sucesi¨®n de muletazos muy cercanos. No cab¨ªa otra que meterse en terreno prohibido. Pis¨® un campo de minas y sorte¨® con habilidad las embestidas poco convencidas del toro. M¨¢s alardes, de pie y de rodillas. Se vaci¨® el torero. No encontr¨® lucimiento, pero su valor super¨® lo previsto por el de Juan Pedro. Esta vez la espada no se fue tan baja, pero s¨ª desprendida.
DOMECQ / SIM?N, REY, mano a mano
Toros de Juan Pedro Domecq, de correcta presencia, salvo el primero, con buen fondo y recorrido; el resto no tuvo entrega. Todos muy justos de fuerzas y apenas fueron picados.
L¨®pez Sim¨®n: bajonazo (oreja); casi entera baja y trasera (oreja); entera desprendida _aviso_ (vuelta tras fuerte petici¨®n).
Roca Rey: media (saludos); entera al paso y desprendida (oreja); pinchazo y entera ca¨ªda (palmas).
Plaza de Castell¨®n. 5 de marzo. Quinta de abono de la Feria de la Magdalena. Tres cuartos.
Fuerzas muy justas las del segundo de la tarde. Pero Roca Rey solt¨® su versatilidad nada m¨¢s abrirse de capote. Un racimo de tijerillas y el remate de una larga de rodillas en el platillo. M¨¢s variedad: por galleos vistosos al caballo. Y, luego, otro c¨®ctel de chicuelinas, tafalleras y un recorte. Para entonces el toro parec¨ªa tener aire. No fue tanto. O se le apag¨® pronto. Por estatuarios abri¨® faena Roca Rey, con un goteo intercalado de pases cambiados por la espalda ya con la muleta en la izquierda. Falto toro, quiz¨¢s, porque la faena tuvo en Roca el ¨²nico protagonista, que resolvi¨® las dudas de su oponente con recursos sobre la marcha. Ya al paso, el toro se trag¨® las cercan¨ªas finales, incluidas unas arrucinas vistosas.
El cuarto tampoco fue toro para grandes alegr¨ªas. Se lo dej¨® crudo en varas Roca Rey, pero tampoco ten¨ªa mucho que rascar. Tras un simulacro de vara, vino un quite con el capote a la espalda muy ajustado. Y dos cambiados, tambi¨¦n por la espalda, para levantar el tel¨®n de una faena brindada a su compa?ero de cartel. Con el toro al paso y poca entrega, Roca atac¨® en exceso con mano baja. Le cost¨® al toro entrar en la funci¨®n y los muletazos sal¨ªan sueltos, algunos casi trompicados. Visto que la cosa no pod¨ªa ser por las buenas, atac¨® Roca por un cuerpo a cuerpo final. No contento con lo hecho, las benardinas postreras, con revolc¨®n incluido, pusieron m¨¢s emoci¨®n. Alg¨²n rodillazo m¨¢s y, al paso, dej¨® una entera defectuosa.
En sexto se convirti¨® pronto en un marmolillo. Protest¨®n y defensivo, y tambi¨¦n protestado por su flojera, no ayud¨® a la causa. Roca Rey propuso, pero el toro no quiso. Valent¨®n, siempre gan¨¢ndole terreno al toro, la faena fue una sucesi¨®n de medios muletazos. Sorte¨® las medias embestidas del toro en la corta distancia, pero sin sacar nada en claro.
La impresi¨®n final es que a ambos toreros les falt¨® corrida. Poco toro para ellos, en fin. Y otro apunte: en ninguno de los seis toros hubo competencia en quites.
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