El Juli y L¨®pez Sim¨®n hacen tablas en un mano a mano de guante blanco
Cortaron dos orejas cada uno de una noble corrida de Garcigrande y salieron a hombros
No hubo pique verdadero en este mano a mano. Y si lo hubo fue de guante blanco hasta la llegada del quinto toro. Fue cada uno a lo suyo, a molestar lo menos posible. A mandar en sus toros y respetar a los del supuesto rival. En el quinto, s¨ª. Fue el momento m¨¢s el¨¦ctrico de un mano a mano muy blanco.
La habilidad de El Juli para cogerle el tranquillo al primero fue virtud capital. No ten¨ªa exceso de fuerzas el toro de Garcigrande, pero bien cuidado por el torero aguant¨® y hasta dio muy buen juego en la muleta. La faena de El Juli fue la de un matem¨¢tico puro; no fue lo art¨ªstico la baza principal, pero s¨ª una t¨¦cnica infalible. Dej¨® respirar al toro para que recuperara resuello, y se lo trajo y llev¨® con absoluta comodidad. Logr¨® siempre la voluntad del toro. Con la pierna contraria retrasada, Juli mand¨® y mantuvo la fidelidad de un astado que termin¨® por ser un verdadero c¨®mplice. Las series se desgranaron por ambos pitones, muy similares en concepto. Tambi¨¦n en dominio.
No fue toro f¨¢cil el tercero, que tampoco fue sometido en varas y no admiti¨® quites art¨ªsticos. Con talante defensivo, inc¨®modo y sin entrega, pareci¨® tragar en principio. Pero enga?¨®. En plena faena le tir¨® un derrote a El Juli, que sali¨® enganchado por la hombrera. Hubo m¨¢s. Aprendi¨® el toro y en otra de esas fue directo a por Juli. La habilidad del torero, que rectific¨® con rapidez, evit¨® un mal. A partir de ese instante, la faena tom¨® otro cariz. El Juli se descar¨®, plant¨® cara y le ech¨® valor para salirse con la suya. No hubo gran brillantez, pero s¨ª dosis evidentes de mando sobre el pit¨®n izquierdo. Por ese lado transcurri¨® toda la faena. Una labor de casta. De r¨¦plica. Nunca se rindi¨® el toro en sus intenciones, pero tampoco El Juli se dej¨® comer terreno. La faena, en fin, tuvo de todo: lucha y mando en plaza. Meritoria labor.
Hasta el quinto, el mano a mano no hab¨ªa tenido visos verdaderos de rivalidad o pique entre los dos toreros. En ese quinto, salt¨® la chispa. La encendi¨® L¨®pez Sim¨®n, en un quite en el que entr¨® un farol de rodillas, dos chicuelinas y una revolera. Y replic¨® El Juli. El suyo fue quite de la casa: lopecinas muy logradas y dos medias llev¨¢ndose el capote a la espalda en el remate. Ardi¨® la plaza. Fue el pr¨®logo a una faena maciza a un excelente toro, que quiso apoyar la causa. Bien estructurada esa labor, tuvo momentos culminantes con la mano izquierda. El toro, entregado, barriendo con el hocico la arena, se fue tras la muleta a la m¨ªnima insinuaci¨®n. M¨¢s verdad en esta faena, que no tuvo renuncios. El Juli lo tore¨® a placer, sin elegir un pit¨®n en concreto. Por ambos lados hubo temple. El acuerdo entre toro y torero fue total. Se le escap¨® a El Juli la segunda oreja al pinchar dos veces, aunque siempre en lo alto del morrillo.
GARCIGRANDE, HERN?NDEZ / EL JULI, SIM?N, MANO A MANO
Toros de Garcigrande -1?, 2?, 3?, 4?-, este ¨²ltimo lidiado como sobrero, y Domingo Hern¨¢ndez -5? y 6?-, desiguales de presencia, con las fuerzas justas, pero nobles; solo el tercero sac¨® alguna complicaci¨®n, y excelente y dulce el cuarto.
El Juli: pinchazo y entera trasera (saludos); estocada trasera (oreja); dos pinchazos y descabello (oreja).
L¨®pez Sim¨®n: entera (oreja); pinchazo, estocada delantera y ca¨ªda _aviso_ (oreja); entera tendida (ovaci¨®n),
Plaza de Valencia. 18 de marzo. Octava de abono. Pr¨¢cticamente lleno. Los dos toreros salieron a hombros.
L¨®pez Sim¨®n no acab¨® de centrarse con su primero. Muy justo de presencia el de Garcigrande, de los de menos trap¨ªo del env¨ªo, no fue nadie en varas y pas¨® desapercibido en este tercio. Bueno y d¨®cil el toro; pero no muy centrado el torero. La faena no fue un desorden total, pero le falt¨® ritmo. Sin encontrar el sitio, se vio agobiado Sim¨®n en alguna ocasi¨®n. Con el toro acortando viaje, la faena tuvo sus momentos perdidos, y por dos veces le arranc¨® la muleta de las manos. No hubo un dominio claro de la situaci¨®n, aunque la gente mostr¨® su lado m¨¢s generoso. Un granel de manoletinas finales, citando de frente, disimularon en el tendido las carencias de una faena de poco nivel. La estocada, de efectos r¨¢pidos, dio paso a un regalo presidencial.
En el cuarto termin¨® la faena como la comenz¨®: de rodillas y por redondos. Entre medias hubo de todo. M¨¢s sentido tuvo esta labor, m¨¢s orden y argumentos. Tambi¨¦n fue toro de fuerzas justas, pero aguant¨® una faena larga a pesar de medir la arena en tres ocasiones. Relajado Sim¨®n en este toro, el toreo con la izquierda tuvo limpieza y largura. Entre medias de lo fundamental, tambi¨¦n ech¨® mano de galer¨ªa: molinetes, as¨ªmismo de hinojos, un circular invertido con el toro muy metido en la muleta, y frescura y seguridad en lo que hac¨ªa. Mucha conexi¨®n con la gente. Mat¨® en terrenos de toriles, en el primer intento quiso hacerlo a recibir pero sali¨® un pinchazo. En la segunda enterr¨® el acero con gran habilidad, aunque de manera defectuosa. Esta vez la oreja ganada tuvo m¨¢s justificaci¨®n.
Cerr¨® la corrida otro noble toro, con 612 kilos de carne, aunque tambi¨¦n con las fuerzas justas, pero muy colaborador. Si era obligado por la muleta de L¨®pez Sim¨®n, se venc¨ªa en la arena. As¨ª, Sim¨®n opt¨® por el toreo a media altura, sin molestarle mucho. Al aire del toro. M¨¢s que mandar, acompa?¨® siempre tan dulce embestida. Sim¨®n anduvo f¨¢cil, sin atacar porque poco hab¨ªa que atacar, pero muy c¨®modo en todo. Y, en casi todo, m¨¢s superficial que profundo. La faena fue de metraje largo y entraron muchos muletazos. Tuvo limpieza lo que hizo, pero falt¨® sentimiento. O, quiz¨¢s, le falt¨® toro a L¨®pez Sim¨®n.
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