Las dos caras de Valle-Incl¨¢n
En el 150 aniversario del nacimiento del autor de 'Luces de bohemia', uno de sus nietos escribe una biograf¨ªa en la que aclara las mentiras sobre el escritor
Don Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n no es Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n. Ese hombre del que todos hablan no es ¨¦l, o solo a medias. Ya en vida el nombre del escritor gallego empez¨® a cubrirse de f¨¢bulas, falsedades, leyendas, malentendidos, inexactitudes, exageraciones, dislates o desprop¨®sitos, muchos de ellos alimentados por ¨¦l mismo, que con los a?os han rodado como una bola de nieve.
Ahora Joaqu¨ªn del Valle-Incl¨¢n Alsina, nieto del autor de Luces de bohemia, aclara y desmiente todo aquello que est¨¢ en el imaginario colectivo. Lo hace cuando se cumplen 150 a?os del nacimiento de su abuelo (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866-Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), a trav¨¦s de la biograf¨ªa Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n. Genial, antiguo y moderno (Espasa).
Es la primera vez que un familiar del autor de Luces de bohemia, cuya vida parece haber girado alrededor de lo extravagante, intenta poner las cosas en su sitio.? Son 272 p¨¢ginas que confirman o desmontan versiones, seguida de 121 que respaldan todo con notas y referencias, rematadas con un ¨ªndice onom¨¢stico de 15 p¨¢ginas.
El nieto asegura que la leyenda de su abuelo, maestro del modernismo, la s¨¢tira y el esperpento, est¨¢ distorsionada, y a ello han contribuido muchos de sus bi¨®grafos que no contrastaron la informaci¨®n. El retrato que existe es el de un Valle-Incl¨¢n sacado de alguna de sus piezas de teatro, novelas o cuentos. Por esa raz¨®n, el bi¨®grafo asegura haber hecho una obra desapasionada y alejada de la tentaci¨®n de hacer literatura. Ha manejado unas 8.000 fichas, docenas de recortes de prensa y manuscritos, hablado con personas que lo conocieron y con los recuerdos de lo contado por su padre, Carlos.
Este nuevo retrato del autor de obras como El marqu¨¦s de Bradom¨ªn, Divinas palabras, Tirano banderas, Sonatas, ?guila de blas¨®n, La l¨¢mpara maravillosa, El ruedo ib¨¦rico y as¨ª hasta casi un centenar, est¨¢ poblado de muchos no era, no era, no era, que a continuaci¨®n resume su nieto:
No era mal actor: ¡°Es un hecho conocido que su primera obra fue La comida de las fieras, de Jacinto Benavente, que fue un ¨¦xito. La segunda no lo fue tanto con la adaptaci¨®n que hizo Alejandro Sawa de Los reyes en el destierro, de Dolores Thion Soriano-Moll¨¢. Su carrera como actor se vio frustrada cuando en 1899 perdi¨® el brazo. El teatro le gustaba much¨ªsimo. Y no es como se ha dicho que el ceceo contribuy¨® a su salida del teatro. El ceceo no exist¨ªa. Una prueba es que en su actuaci¨®n como Te¨®filo en La comida de las fieras hay frases que no muestran eso. Adem¨¢s, si hubiera sido as¨ª, las revistas sat¨ªricas de la ¨¦poca que eran tan incendiarias lo hubieran despellejado¡±.
No era pobre: ¡°Ni tampoco pas¨® tantas penurias. Cuando lleg¨® por segunda vez a Madrid, tras su paso por M¨¦xico, en 1895, lo hizo como funcionario del Estado con un sueldo de 2.000 pesetas anuales, alto para la ¨¦poca. Eso lo tuvo, como m¨ªnimo hasta el 99 cuando perdi¨® el brazo. Es entonces cuando se ve obligado a ser literato profesional y sus colaboraciones en la prensa aumentan. Es la forma que tiene de ganarse la vida. No le gusta, pero tiene que aguantarse. Eso le da para vivir y su nivel est¨¢ por encima de la media de los madrile?os. As¨ª est¨¢ hasta 1905 o 1906. Entonces ya sus libros se venden relativamente bien y colabora menos en la prensa. Adem¨¢s, con la agricultura gan¨® dinero. Durante sus ¨²ltimos a?os tambi¨¦n fue funcionario¡±.
No era de izquierdas: ¡°Se hubiera muerto de risa al o¨ªr que era de izquierdas. Una cosa es que en sus obras diera esa imagen y otra que en la vida real lo fuera. Desde muy joven, ya en 1888 se declar¨® carlista, y Rub¨¦n Dar¨ªo lo dijo en 1899. No hab¨ªa nadie m¨¢s opuesto. A ¨¦l le gustaba el hombre fuerte, el conductor de masas, el que conoce el esp¨ªritu del pueblo, el absolutista. Le gustaba poco la idea del parlamento y el voto democr¨¢tico. Ven¨ªa de la etapa de la restauraci¨®n y sab¨ªa que hab¨ªa cosas ama?adas. Ten¨ªa gran desconfianza en el sistema parlamentario. Su ideal era la de una especie de tirano culto y amable¡±.
No era antirreligioso: ¡°Era muy religioso, aunque un cat¨®lico poco ortodoxo. El problema es distinguir entre religiosidad y espiritualidad o lo religioso como norma. En la I Guerra Mundial, una de las razones por las que apoy¨® a Reino Unido y Francia fue porque? consideraba que los alemanes iban a acabar con el catolicismo. Para mi abuelo el Tiempo es el demonio y la quietud la divinidad. Lo inm¨®vil es la perfecci¨®n. La idea de que el tiempo no pasa. Luces de Bohemia est¨¢ mal interpretada por algunos porque es una obra que trata de muerte y religi¨®n¡±.
No tomaba drogas: ¡°Comenz¨® a tomar drogas en 1908. As¨ª se lo confes¨® a un periodista en A Coru?a. Cuenta que tomaba c¨¢?amo ¨ªndico, lo que hoy ser¨ªa el hach¨ªs, por prescripci¨®n m¨¦dica por su dolencia de los papilomas en la vejiga. Las drogas eran muy frecuentes en la prensa madrile?a de la ¨¦poca. La consumi¨® hasta 1926, fumada o en p¨ªldoras".
No era bohemio: ¡°No lo era, primero porque la bohemia no exist¨ªa. No porque existieran tres o cuatro personajes estrafalarios se puede hablar de bohemia. Segundo, nadie sabe qu¨¦ es un bohemio, ?Qui¨¦n lleva una vida desordenada? ?qu¨¦ quiere decir eso? Alejandro Sawa fund¨® la Casa de la bohemia, pero no hay nada m¨¢s. Mi abuelo durante sus primeros a?os en Madrid beb¨ªa, pero no fue un h¨¢bito continuado. Hay opiniones suyas en las que dice que le da asco la bohemia, ¡°un club de cuellos sucios y del mal vino. Ese esp¨ªritu ha sido exagerado¡±.
No era tan abierto: ¡°Era un hombre muy reservado con su vida privada. No hay manera de entrar en ¨¦l. No dej¨® cartas, ni memorias, ni diarios en los que expresara sus sentimientos. Ese es el gran problema para acercarse a sus sentimientos y psicolog¨ªa. Se sabe, a veces, su estado de ¨¢nimo general. Por eso es dif¨ªcil hacer aqu¨ª psicolog¨ªa a un cad¨¢ver¡±.
Esta nueva biograf¨ªa ampl¨ªa y completa la elaborada por Manuel Alberca, La espada y la palabra. Vida de Valle-Incl¨¢n (Tusquets), XVIII Premio Comillas de Biograf¨ªa, en 2015. Valle-Incl¨¢n Alsina dice que colabor¨® en ese libro durante un tiempo pero que se retir¨® al no estar de acuerdo con el estilo narrativo que le imprimi¨® Alberca. ¡°Una vida de esta naturaleza y con el material que hay solo admite una obra desapasionada, sin literatura. Contar la historia de una vida tal cual¡±, explica el nieto del escritor gallego.
Y, esta vez, el propio Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n parece ser el primero en querer deshacer tanto entuerto, desde la portada del libro: sentado con su capa negra y bajo un sombrero del mismo color, el escritor mira interrogativo y sereno tras sus gafas redondas y con una barba apenas jaspeada de blanco. Pero ya claro su juego de teatral aspecto mefistof¨¦lico.
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