Periodismo de investigaci¨®n (II)
La filtraci¨®n se ha convertido en la actualidad en una actividad industrial
Las filtraciones documentales se han puesto de moda y, con ello, la declaraci¨®n m¨¢s o menos extendida de que se trata de una forma de periodismo de investigaci¨®n. Veamos.
Las filtraciones han existido siempre. Un operador resentido, alguien que quiere marcar puntos con la prensa, agentes de buena fe que consideran que hay que dar a conocer este o aquel desaguisado. Muy habitualmente se ha tratado de asuntos de la Administraci¨®n, aunque no falten las venganzas en el seno de la empresa privada. El m¨¦rito del periodista consist¨ªa en ser la persona adecuada, en el lugar adecuado, en el momento adecuado, titular de una ejecutoria que lo convirtiera en fiable depositario de la informaci¨®n, en tener un marco extenso de relaciones que le permitieran ser el receptor de esas filtraciones, aunque en muchos casos lo fueran m¨¢s a una publicaci¨®n que a una persona determinada.
Y, en realidad, el t¨¦rmino filtraci¨®n, como algo extraordinario, era en m¨¢s de un caso discutible porque, simplemente, formaba parte del trabajo habitual del periodista de investigaci¨®n que consist¨ªa en ocupar un lugar relevante en el mundo del periodismo, como para resultar elegido. ?Es eso periodismo de investigaci¨®n?; posiblemente s¨ª, aunque en primer grado, y en cualquier caso toca a continuaci¨®n hacer un trabajo que es propio de cualquier modalidad del periodismo: la corroboraci¨®n de lo que nos cuenten, documentalmente o no. Todo buen periodismo tiene, por tanto, un componente de investigaci¨®n, el aval que damos de autenticidad y relevancia a lo que ha llegado a nuestras manos.
La actualidad es relativamente distinta, porque la filtraci¨®n se ha convertido en una actividad industrial. Cientos, millares, millones de documentos p¨²blicos o privados que se facilitan, de ordinario, a publicaciones de respeto internacional. La segunda actividad, sin embargo, la corroboraci¨®n, es tanto m¨¢s necesaria, solo que aqu¨ª entra de hoz y coz la tecnolog¨ªa vinculada a Internet. El periodista ha dejado de ser un mero plumilla, para convertirse o tener que solicitar el concurso de expertos en la materia. Hay quien ha dicho que el periodismo de investigaci¨®n se compone de esas relaciones privilegiadas con el medio y un manejo adecuado de los poderes on-line, con atenci¨®n especial al periodismo de datos.
Dicho todo esto, y sin rechazar un material que puede ser de primer¨ªsima importancia para la opini¨®n, deber¨ªamos estar un poco en guardia ante el abuso del t¨¦rmino. La gran investigaci¨®n, por lo menos en lo que hace referencia al trabajo del periodista, sigue siendo la que se patea en la calle, la que escruta documentos y personajes, y se consigue por el esfuerzo indiviso del profesional. Recuerdo como en los a?os ochenta circul¨® por Europa occidental un presunto acopio de memorias de Hitler. Actor tan relevante como el historiador brit¨¢nico, R. H. Tawney, especialista en la cosa, dio por buenos, un tanto precipitadamente como luego se vio, los fragmentos que pudo cotejar. Naturalmente, quien ofrec¨ªa ese material ped¨ªa una suma, para la ¨¦poca considerable, a las publicaciones que se tentaba con la exclusiva. En Espa?a, si no me equivoco, nadie public¨® aquellas sedicentes memorias, aunque solo fuera porque pagar por la informaci¨®n est¨¢ feo. Y no tardaron periodistas alemanes en destapar la impostura, obra de un compatriota suyo, en absoluto conocido en ning¨²n campo de la historia ni del periodismo.
La gran investigaci¨®n sigue siendo la que se patea en la calle, la que escruta documentos y personajes, y se consigue por el esfuerzo indiviso del profesional
Y volvamos para terminar al trabajo de investigaci¨®n personal, esforzado, producto de a?os de estar donde hay que estar, lo que hace que sea un trabajo para veteranos. Se puede entrar de joven, por supuesto, a un grupo de esa ¨ªndole, pero solo para formarse e ir adquiriendo las herramientas del oficio, y dif¨ªcilmente podr¨¢ uno llamarse periodista de investigaci¨®n sin haber pasado unos cuantos cumplea?os en el tajo. Y una ¨²ltima recomendaci¨®n, igualmente v¨¢lida para corresponsales y enviados especiales, de los que hablar¨¦ en otro momento: un est¨®mago de hierro, porque nunca se sabe lo que un d¨ªa te pueden echar de comer.
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