N¨²ria Espert gana el Princesa de Asturias de las Artes
El premio rinde tributo a una trayectoria que supera los 60 a?os
![Nuria Espert, que recibe el premio Princesa de Asturias posa en su casa de Madrid.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NDDC627S7EAG4VLLTX26L2TFHU.jpg?auth=6d721cadad41664945dedb108812453b80077a69e02570bfe0146e7cbf2043f3&width=414)
Puedo decir que conozco un poco a N¨²ria Espert, que ayer fue distinguida con el Premio Princesa de Asturias de las Artes. Es una pantera en zapatillas, una tr¨¢gica que habla como un personaje de Noel Coward, una mujer y una actriz empe?ada en saltar m¨¢s all¨¢ de su sombra, pues tiene algo de esos animales m¨ªticos que necesitan mudar de piel, cambiar de forma, reencarnarse en vida para poder seguir existiendo.
Al ver La violaci¨®n de Lucrecia, el gran poema dram¨¢tico de Shakespeare, en la sala peque?a del Espa?ol, a las ¨®rdenes de Miguel del Arco, pens¨¦ que aquello era una cima y una suma, como si en su voz, su mirada y su gesto desfilaran todas las hero¨ªnas tr¨¢gicas de su carrera esencializadas. Escrib¨ª entonces: ¡°Cuando la dama podr¨ªa estar tan ricamente en casita, durmiendo en sus merecid¨ªsimos laureles, se lanza a memorizar y vivir esa torrentera de texto con entrega absoluta, con indesmayable tensi¨®n emocional durante hora y media cada noche por nada, ?por H¨¦cuba! No creo que en el mundo encontremos otra actriz de su quinta capaz de abordar un proyecto parecido¡±.
?Y a¨²n estaba por llegar El rei Lear dirigido por Llu¨ªs Pasqual! ?Qui¨¦n da m¨¢s? En La violaci¨®n de Lucrecia interpretaba a todos los personajes y era una v¨ªctima fragil¨ªsima, una sacerdotisa de su propio sacrificio. En El rey Lear era un halc¨®n de pico feroz y ojos desvelados, una vieja princesa guerrera, un enorme ¨¢rbol vini¨¦ndose abajo en el silencio de un bosque. ?Y el pr¨®ximo oto?o, Incendios, de Wadji Mouawad, a las ¨®rdenes de Mario Gas! Palabras que pueden definirla (adem¨¢s del inmenso talento, claro est¨¢): Riesgo. Entrega. Generosidad. Olfato.
Peter Brook la pint¨® a la perfecci¨®n cuando le dijo: ¡°Eres un vaso de agua que se congela en un instante y al siguiente rompe a hervir¡±. Llu¨ªs Pasqual, que tambi¨¦n la conoce muy bien, la describe como ¡°una obra de arte viviente, un monumento nacional sin pompa ni ret¨®rica¡±. Lady Espert est¨¢ hecha de un material que ya no se fabrica, forjado en el d¨ªa a d¨ªa de las compa?¨ªas de repertorio, cuando la escuela era el escenario, cuando se aprend¨ªa a trav¨¦s de la emulaci¨®n de los compa?eros y la respuesta cotidiana del p¨²blico, y la vocaci¨®n deb¨ªa sortear los escollos de la censura, del ambiente opresivo, de la mediocridad de aquellos a?os dur¨ªsimos.
Su vida ha sido la b¨²squeda de la fulguraci¨®n teatral, de la verdad esc¨¦nica. Sus ¨¢ngeles tutelares fueron su madre, la inolvidable Bienvenida, y Armando Moreno, el hombre de su vida, que abandona su carrera como actor para convertirse en su empresario y director, y montarle compa?¨ªa, y que un d¨ªa le dice: ¡°Ya te ense?ado todo lo que s¨¦. Ahora, para crecer, hemos de buscar a los mejores¡±, y as¨ª encuentran al maldito y genial V¨ªctor Garc¨ªa, con el que har¨¢ Las criadas, Yerma y Divinas palabras. En ese primer tranco del camino est¨¢n tambi¨¦n Sandro Carreras, que la descubre en un nido de arte y decide darle clases, gratis, por amor al arte, al talento que detect¨® en aquella ni?a. O Emilia Bar¨®, su modelo en el Romea: ¡°Ten¨ªa una especie de credibilidad absoluta¡±, me cont¨®, ¡°y vi¨¦ndola des¨¦e por primera vez ser actriz, y mejorar, y luchar por conseguir los mejores papeles¡±. O cuando le contaba a su amiga Joan Plowright que las representaciones de Maquillaje, de Hisashi Inoue, un mon¨®logo en el que interpretaba a una actriz enloquecida, eran algo mucho m¨¢s duro y dif¨ªcil que Las criadas, que Yerma, que Medea; algo que estaba acabando con ella. ¡°?Y porqu¨¦ lo haces, querida?¡±, pregunt¨® Plowright. ¡°Porque nunca hab¨ªa hecho nada igual¡±, respondi¨® Espert.
?Mi an¨¦cdota favorita de Milady? Cuando llegu¨¦ a su casa de Boadilla del Monte. Por hacer un chiste, al verla bajar por la escalera dije ¡°Se?or De Mille, mi plano¡±, como en la pel¨ªcula de Wilder. Sin dejar de bajar, con un portentoso timing de comedia, respondi¨®: ¡°Ah¨ª afuera tienes la piscina, por si quieres flotar boca abajo un rato¡±. Pens¨¦: ¡°Me parece que con estar se?ora me voy a divertir¡±. No me equivocaba.
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