El gran bazar de las pel¨ªculas
Productores y distribuidores buscan un ¨¦xito de taquilla en el mercado que mueve m¨¢s dinero de la industria
Javier Bardem se sienta en la mesa de la terraza y comienza a explicar a los posibles inversores la excelencia de Escobar, la pel¨ªcula en la que interpretar¨¢ al narcotraficante m¨¢s famoso de la historia. Lo har¨¢ varias veces, con distintos productores, porque est¨¢ en el Mercado de Cannes, 13.000 metros cuadrados de gran bazar f¨ªlmico, y la gente que no compra¡ vende. El espa?ol es una m¨¢s de las estrellas que se encierra en un estand, en el caso de Bardem el de Millenium Films, vendedores de la pel¨ªcula, resguardado tras un doble cristal de casi todas las miradas indiscretas, y all¨ª recibe a los inversores. Estos se acercan al aroma de una historia de amor que dirigir¨¢ Fernando Le¨®n, con Pen¨¦lope Cruz como la periodista Virginia Vallejo, la estrella de la televisi¨®n que se enamor¨® de Pablo Escobar.
No mucho m¨¢s lejos, otro vendedor es Shia LaBeouf, que si en la secci¨®n Oficial defiende American Honey, de la directora Andrea Arnold, aqu¨ª, en los s¨®tanos del Palais, donde se expande el mercado m¨¢s grande del mundo del cine que mueve hasta 1.000 millones de euros, defiende Borg/McEnroe, en la que encarnar¨¢ al tenista estadounidense en un filme que recordar¨¢ la rivalidad en los ochenta entre ambas estrellas de la raqueta. Y LaBeouf ha encontrado un estupendo mantra para lograr dinero: ¡°McEnroe soy yo¡±.
Cualquier paseante estos d¨ªas por el mercado disfruta de un extra?o recorrido cinematogr¨¢fico. Por primera vez, Cannes da la sensaci¨®n de no estar tan poblado, con muchedumbres a la puerta del Palais Des Festivals. Se debe a que la industria se ha expandido en esta edici¨®n mucho m¨¢s all¨¢ de su recinto natural, de las carpas que se alinean en la playa y de los apartamentos de La Croisette. Por la cercana calle de Antibes, la avenida principal de Cannes, se han multiplicado las oficinas de productoras, agencias de ventas internacionales y todo tipo de intermediarios. Muy cerca, dentro de las salas que proyectan pel¨ªculas para los ojos de los compradores desde las ocho de la ma?ana, se sientan ojeadores de las distribuidoras. Porque un negocio es entrar en la pel¨ªcula cuando se est¨¢ levantado la producci¨®n, y otro es comprarla ya finalizada.
Los distribuidores espa?oles prefieren ver el material finalizado, y por eso en cinco d¨ªas asisten a sesiones de los filmes que conforman las cuatro secciones del festival que, para el resto de los asistentes, est¨¢n programadas durante 12 d¨ªas en las salas del Palais y en los cines que albergan la Semana de la Cr¨ªtica y la Quincena de Realizadores. ¡°Espa?a sigue siendo un mercado delicado, con poca taquilla para el cine europeo, en comparaci¨®n con otros como el franc¨¦s¡±, cuentan desde una distribuidora de tama?o medio. Entre esta tendencia y la crisis, las ofertas son muy meditadas, aunque ha habido peleas por t¨ªtulos como Yo, Daniel Blake, de Ken Loach, con un evidente potencial popular y que finalmente ser¨¢ distribuida en Espa?a por Caramel Films.
Del otro lado, los vendedores y los productores. Algunos felices, como el portugu¨¦s Paulo Branco, que desde su Alfama Films va a levantar de nuevo el Don Quijote de Terry Gilliam. Otros con cara de circunstancias son los trabajadores de Studio Canal, que ocupan uno de los esquinazos m¨¢s grandes: aunque la productora se mantenga entre las m¨¢s grandes de Europa, este a?o Canal + no realiza emisiones de programas ni el telediario nocturno desde La Croisette, que atra¨ªa a numeroso p¨²blico. De los 40.000 acreditados, solo 4.600 son periodistas, y Cannes aumenta su poblaci¨®n de 70.000 a 200.000 personas. El poder del cine, que en las catacumbas del Palais definitivamente queda claro, est¨¢ pasando al mercado asi¨¢tico. En cada edici¨®n aumentan las oficinas de empresas de ese continente y decrecen las americanas y las europeas. 2016 es el a?o de Corea de Sur y eso se ve hasta en la secci¨®n Oficial, donde fuera de concurso han colado Train to Busan, una de zombis en un tren de alta velocidad.
?Y Espa?a? Casi como siempre. O mejor, seg¨²n Vicente Canales, de Film Factory, que estos d¨ªas muestra a los posibles compradores promos de pel¨ªculas como Tarde para la ira, de Ra¨²l Ar¨¦valo; El hombre de las mil caras, de Alberto Rodr¨ªguez (con un p¨®ster muy distinto y llamativo a los habituales y con el t¨ªtulo internacional de Smoke and mirrows), sobre Francisco Paesa y Luis Rold¨¢n, o la segunda parte de Zipi y Zape, de Oskar Santos. ¡°Todos sabemos que las promos suelen ser mejores que las pel¨ªculas, pero en estos casos no es as¨ª. Y se agradece. Hay mucha preventa internacional, aunque a¨²n se notan los temores y los compradores quieren ver el filme finalizado¡±, asegura Canales. A su lado, otra de las agencias espa?olas de ventas, Latido Films, donde puede verse el cartel del thriller Que dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen, otro valor en alza. Y cerca, los tradicionales puestos de Filmax y el oficial del ICAA. En 2016, la industria catalana ha abierto su propio estand, fuera del Palais, en una de las tiendas de la Villa Internacional a pie de playa.
El cine espa?ol vive rodeado de carteles de la ¨²ltima de tiros de Dolph Lundgren; de centenares de apuestas por un ¡°nuevo filme de artes marciales¡±; por las ¨²ltimas locuras de la productora Asylum, los de Sharknado, que ya preparan su cuarta parte; por un anuncio de un drama con Jane Symour¡ Nadie ver¨¢ todas esas pel¨ªculas, pero alguien, seguro, las comprar¨¢. Como en el gran bazar de Estambul, hay especias para todos los gustos.
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