La vida de Ricardo Piglia contada en ¡®327 cuadernos¡¯
El documental del cineasta Andr¨¦s di Tella muestra al escritor argentino revisando sus diarios
"Mi¨¦rcoles. Nos vamos pasado ma?ana. Decid¨ª no despedirme de nadie. Despedirse de la gente me parece rid¨ªculo. Se saluda al que llega, no al que se deja de ver". Con esas palabras estren¨® su primer diario el escritor argentino Ricardo Piglia (Adrogu¨¦, 1941). Ten¨ªa 16 a?os y su familia se mudaba -tras el derrocamiento de Juan Domingo Per¨®n- de su ciudad natal, en la periferia de Buenos Aires, a la ciudad costera de Mar del Plata, 400 kil¨®metros m¨¢s al sur. Nunca m¨¢s dej¨® de escribir.
"Estoy seguro que si no hubiera empezado esa tarde a escribirlo, jam¨¢s hubiera escrito otra cosa", dice Piglia en el documental 327 Cuadernos, que este mes se presentar¨¢ por primera vez en Madrid en el marco de una retrospectiva a su realizador, Andr¨¦s di Tella. La cinta muestra la monta?a de diarios atesorada por el autor de Respiraci¨®n artificial, fruto del registro exhaustivo de su propia vida. "Eran un mito, incluso algunos amigos dudaban de su existencia real", dice Di Tella al recordar el momento en el que el escritor abri¨® la puerta del ropero y le mostr¨® la colecci¨®n de escritos personales.
Piglia le anim¨® a grabar el documental para verse obligado a revisar sus diarios
La c¨¢mara muestra tambi¨¦n c¨®mo Piglia se enfrenta a la relectura de su propia vida y se encuentra hechos que hab¨ªa olvidado y, al mismo tiempo, ausencias de episodios que siguen vivos en su memoria. "El me plante¨® que hiciera la pel¨ªcula porque le serv¨ªa para obligarlo a leer sus diarios", afirma el documentalista. "Muchas veces agarraba uno y empezaba a leer en silencio durante mucho tiempo", detalla. A menudo ten¨ªa que apremiarle para que le leyera algo en voz alta, dice Di Tella esbozando una sonrisa: "En algunos momentos hubo cierto arrepentimiento de su parte".
En mitad del rodaje surgi¨® un hecho imprevisto: a Piglia le diagnosticaron una enfermedad degenerativa
Mientras el autor de Plata quemada relata en off momentos cruciales de su vida, la c¨¢mara muestra pel¨ªculas caseras. Lleva un tiempo darse cuenta de que las im¨¢genes que acompa?an a la narraci¨®n no tienen al escritor como protagonista. Muchas de ellas pertenecen al archivo de un coleccionista de cintas dom¨¦sticas. Los hechos hist¨®ricos rese?ados por el protagonista reciben un tratamiento parecido: son ilustrados con noticieron de la ¨¦poca, en particular con descartes de un programa de Canal 9.
El rodaje se extendi¨® a lo largo de tres a?os y estuvo marcado por un hecho imprevisto a mitad de camino: a Piglia le diagnosticaron esclerosis lateral amiotr¨®fica (ELA), una enfermedad degenerativa. La incomodidad pas¨® entonces al lado de Di Tella, que en un primer momento pens¨® en renunciar al documental. Siguieron adelante por voluntad del novelista, pero la cinta cambia el tono y ganan terreno los claroscuros. "Lo marqu¨¦. Hay una primera y segunda parte", admite el realizador. Seg¨²n su testimonio, la medicaci¨®n cansaba al autor de Plata quemada, cada vez se hac¨ªa m¨¢s evidente su fragilidad y ¨¦l trabajaba con mucho cuidado por no dar al espectador una imagen de l¨¢stima, tan distinta al esp¨ªritu vital de Piglia.
"Cuando la vio le gust¨® mucho, se emocion¨®", describe Di Tella. El escritor asegur¨® que la po¨¦tica de la cinta era muy parecida a la suya y el cineasta lo ve l¨®gico, porque considera que su obra est¨¢ muy influida por la literatura. La relaci¨®n entre ambos se remonta a 30 a?os atr¨¢s, cuando el cineasta lo entrevist¨® y Piglia le pidi¨® la transcripci¨®n para revisarla. Cuando se la devolvi¨®, era un texto reinventado, mejorado. Ambos se mantuvieron en contacto desde entonces y Di Tella lo visit¨® en m¨²ltiples ocasiones mientras el novelista vivi¨® en Princeton, donde dio clases en la universidad. All¨ª, los dos pusieron en marcha el Festival Documental de Princeton, que Di Tella dirigi¨® entre 2002 y 2011. Tres a?os antes de esa aventura conjunta, Di Tella fund¨® y fue el primer director del Bafici, el consagrado festival de cine independiente de la capital argentina, que va ya por su 18 edici¨®n.
El trabajo complementario se mantuvo tambi¨¦n a lo largo del rodaje de 327 cuadernos: su estreno coincidi¨® con la publicaci¨®n de Los diarios de Emilio Renzi (segundo nombre y segundo apellido de Piglia). A lo largo de la filmaci¨®n, al escritor le seduce la idea de quemarlos todos, pero finalmente las llamas devoran tan solo a tres de ellos. "Fue una idea suya e insisti¨® mucho. Es lo ¨²ltimo que filmamos", concluye el realizador.
Babelia
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