En busca de la verdadera Cecilia
Hace 40 a?os, la cantante fallec¨ªa en un accidente de la Espa?a negra. Solo en los ¨²ltimos tiempos se ha dado una imagen m¨¢s genuina de ella
Parec¨ªa una broma cruel, una venganza de la Espa?a negra: Cecilia fallec¨ªa en la madrugada del 2 de agosto de 1976, cuando su Seat 124 se estrell¨® contra un carro de bueyes en Colinas de Trasmonte (Zamora). En realidad, nada extra?o en aquel pa¨ªs de carreteras penosas; los m¨²sicos de entonces pagaron un desproporcionado tributo de sangre, cumpliendo unos compromisos contractuales cerrados sin calcular las distancias. Cecilia hab¨ªa actuado en Vigo y volv¨ªa corriendo a Madrid para una grabaci¨®n. Viajaba dormida y dicen que no se enter¨®; tambi¨¦n falleci¨® su baterista.
Y la sensaci¨®n de que se cerraba un misterio: nunca sabr¨ªamos si era una cantante pop redimible o una cantautora echada a perder. Evangelina Sobredo (Madrid, 1948) hab¨ªa fichado por CBS, la compa?¨ªa puntera en Espa?a. CBS impon¨ªa sus ideas a sus artistas y la portada del primer LP (1972) era agresiva: una chica con vaqueros¡y un guante de boxeo en la mano izquierda.
Muchos mensajes subliminales: una referencia a The boxer, gran ¨¦xito de un d¨²o de CBS, Simon & Garfunkel; los neoyorquinos tambi¨¦n ten¨ªan una popular canci¨®n llamada Cecilia. La CBS era as¨ª de arrogante: prescind¨ªa del hecho de que ya exist¨ªa una Cecilia discogr¨¢fica, una chica yey¨¦ donostiarra que hab¨ªa publicado una docena de referencias en los sesenta.
Hija de diplom¨¢tico, Evangelina/Cecilia hab¨ªa vivido en lejanos pa¨ªses y ten¨ªa muchas curiosidades. De vuelta en Madrid, se movi¨® en el ambiente del folk (en muchas facetas, el equivalente al actual mundillo indie). De hecho, debut¨® en Movieplay con Expresi¨®n, tr¨ªo que se completaba con Nacho S¨¢enz de Tejada y Julio Seijas, cantando en ingl¨¦s temas que sonaban a rock ac¨²stico californiano.
Ya lanzada por CBS, chirriaban las disonancias. Cecilia fue ahormada como cantante de m¨²sica ligera, con heterog¨¦neos arreglos de Juan Carlos Calder¨®n, gran creador, pero distante de su sensibilidad generacional. Hasta fue despachada al Festival de la OTI (Organizaci¨®n de Telecomunicaciones de Iberoam¨¦rica) con una composici¨®n de Calder¨®n, La llamada. Tras un berrinche, Cecilia acept¨® el papel¨®n pero a?adi¨® una letra propia. Rebautizada Amor de medianoche, reivindicaba el derecho de la mujer sobre su propia vida; contrastaba gratamente con otras piezas de su repertorio, donde las protagonistas se humillaban y sufr¨ªan.
Cecilia estaba creciendo en ambiciones. Muy serratiana, se embarc¨® en aventuras como la musicalizaci¨®n de textos de Valle-Incl¨¢n. Para los siguientes discos, funcionar¨ªa libre de la censura, que hab¨ªa metido tijera en algunos de sus temas. Y sus estampas de la clase alta ¡ªDama, dama, Un ramito de violetas¡ª podr¨ªan adquirir un filo extra.
No pudo ser. Pesa la sensaci¨®n de que el retrato oficial de Cecilia resulta incompleto. En 1983, CBS sac¨® unas canciones in¨¦ditas que no agotaban su dep¨®sito de cintas no publicadas: en tiempos recientes, en complicidad con la familia Sobredo, el sello Rama Lama ha formateado dos ¨¢lbumes. Sony Music, actual depositaria del cat¨¢logo CBS, sigue sin mimarla: en 1996, confeccion¨® Desde que t¨² te has ido, suma de grandes ¨¦xitos con lo que la industria conoce c¨ªnicamente como desenterrados (media docena de duetos, incluyendo intervenciones quir¨²rgicas de Julio Iglesias y Miguel Bos¨¦). Volvieron a repetir la jugada en Un mill¨®n de sue?os (2006), con otro reparto imposible, de Fangoria a Roc¨ªo D¨²rcal. Como si estuviera castigada a vagar eternamente en la Tercera V¨ªa, entre la qualit¨¦ y la comercialidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.