Las guerras de Tolst¨®i
La exitosa carrera de Pevear y Volojonski, pareja de traductores del ruso, invita a una reflexi¨®n de la influyente periodista sobre los peligros de actualizar el lenguaje de los cl¨¢sicos
En Ana Karenina, el d¨ªa despu¨¦s del fat¨ªdico baile, decidida a olvidar a Vronski y retomar su vida apacible junto a su hijo y su marido (¡°mi vida proseguir¨¢ a la manera antigua, todo agradable y como de costumbre¡±), Ana se instala en su compartimento en el tren nocturno de Mosc¨² a San Petersburgo, y saca una novela inglesa sin cortar, probablemente de Trollope a juzgar por las referencias a la caza de zorros y al Parlamento. Tolst¨®i, por supuesto, no dice nada sobre una traducci¨®n: los rusos educados sab¨ªan ingl¨¦s, adem¨¢s de franc¨¦s. Por el contrario, muy pocos angl¨®fonos educados han le¨ªdo a los cl¨¢sicos rusos en el original y hasta hace poco han dependido en gran medida de dos traducciones, una de la inglesa Constance Garnett y otra de la pareja inglesa formada por Louise y Aylmer Maude, hechas en 1901 y 1912, respectivamente. Gary Saul Morson, el distinguido profesor y experto en lenguas eslavas, escribi¨® sobre la primera:
Adoro a Constance Garnett y ojal¨¢ tuviera una foto de ella enmarcada en mi pared, porque a menudo he pensado que lo que hago para ganarme la vida es ense?ar las Obras Completas de Constance Garnett. Tiene un o¨ªdo maravilloso para el ingl¨¦s y, especialmente, el tipo de ingl¨¦s que aparece en la ficci¨®n brit¨¢nica de la ¨¦poca realista, lo que hace que resulte ideal para traducir las obras maestras rusas. Tolst¨®i y Dostoievski estaban leyendo y aprendiendo constantemente de Dickens, Trollope, George Eliot y otros. Cada vez que alguien vuelve sobre una de estas obras, los cr¨ªticos dicen que la nueva versi¨®n sustituye a la de Garnett; y luego sale otra versi¨®n que, aparentemente, vuelve a sustituir a la de Garnett, y as¨ª sucesivamente. Algo ha debido de hacer bien.
Morson escribi¨® estas palabras en 1997, y luego las recordar¨ªa amargamente. Desde entonces una especie de asteroide ha impactado en el mundo seguro de la literatura rusa en traducci¨®n inglesa. Una pareja ¨CRichard Pevear y Larissa Volojonski¨C han creado una industria consistente en coger todo lo que encuentran escrito en ruso y ponerlo en un ingl¨¦s torpe e insulso. Sorprendentemente, estas traducciones, lejos de ser rechazadas por los cr¨ªticos, han sido acogidas con los brazos abiertos y han sustituido pr¨¢cticamente a Garnett, Maude y el resto de traducciones anteriores. Si alguien va a una librer¨ªa a comprar una obra de Tolst¨®i, Dostoievski, G¨®gol o Ch¨¦jov, la mayor parte de lo que se encuentra est¨¢ traducido por Pevear y Volojonski.
Pevear y Volojonski han creado una industria basada en verter la literatura rusa a un ingl¨¦s torpe e insulso
En un art¨ªculo aparecido en el n¨²mero de julio/agosto de 2010 de Commentary, titulado ¡°La pevearsi¨®n de la literatura rusa¡±? Morson utilizaba la palabra ¡°tragedia¡± para expresar su sensaci¨®n del desastre vivido por la literatura rusa en traducci¨®n inglesa desde que empezaron a aparecer las versiones de P&V. Para Morson, ¡°se trata de traducciones Potemkin: aparentemente definitivas, pero en realidad insulsas y fraudulentas si se examinan en m¨¢s detalle¡±. Morson teme que ¡°si los estudiantes y los lectores m¨¢s generales eligen P&V [...] es probable que supongan que aquello que hizo que tantos se hubieran sentido sobrecogidos con la literatura rusa se hab¨ªa quedado trasnochado o se les escapaba¡±.
En el verano de 2015 apareci¨® en The Paris Review una entrevista con la rica y feliz pareja. La entrevistadora ¨Cal referirse a un comentario que hab¨ªa hecho Pevear a David Remnick en 2005¨C le pregunt¨®: ¡°Usted afirm¨® en cierta ocasi¨®n que uno de sus objetivos subliminales como traductor era ¡®ayudar a que el ingl¨¦s se vigorizara¡¯. ?Podr¨ªa explicar a qu¨¦ se refiere?¡± Pevear se mostr¨® encantado de hacerlo:
Ten¨ªa la sensaci¨®n de que la ficci¨®n estadounidense se hab¨ªa vuelto muy sosa y, en su mayor parte, centrada en s¨ª misma. Pensaba que necesitaba salir de ah¨ª. Una cosa que me encanta de traducir es la posibilidad que me ofreve de hacer cosas que no har¨ªas normalmente en ingl¨¦s. Creo que constituye una parte muy importante de traducir. El efecto bueno que tiene traducir es esta polinizaci¨®n cruzada de idiomas. A veces se nos critica ¨Cesto es demasiado literal, esto es un rusianismo¨C, pero es algo que no me importa. Dejemos algunos rusianismos. Utilicemos cosas como inversiones. ?Por qu¨¦ habr¨ªa que eliminarlas? Imagino que si eres un escritor contempor¨¢neo, se supone que no has de hacerlo, pero como traductor s¨ª que puedo. Me encanta esta libertad de movimiento entre los dos idiomas. Creo que esto es para m¨ª lo m¨¢s importante: que debe enriquecer mi idioma, el ingl¨¦s.
Esta extra?a idea de la tarea del traductor no hace m¨¢s que reforzar la sensaci¨®n de la dificultad que afrontan los profesores de literatura rusa traducida cuando se obliga a sus alumnos a leer a los cl¨¢sicos rusos en el ¡°vigorizado¡± ingl¨¦s de Pevear. Supe por primera vez de P&V en 2007, cuando recib¨ª un correo electr¨®nico de la escritora Anna Shapiro:
Hace varias semanas acab¨¦ la traducci¨®n de Ana Karenina de Pevear/Volojonski y a¨²n estoy m¨¢s o menos d¨¢ndole vueltas. Deja tan mal sabor; es tan err¨®nea, y tan extra?amente err¨®nea, y transforma el alimento en madera. No habr¨ªa pensado que fuera posible algo as¨ª. Siempre he mantenido que Tolst¨®i era inarruinable, porque es un escritor tan sencillo, con sus palabras apiladas como ladrillos, que nada pod¨ªa hacerle mella; que es un escritor transparente, por lo que no cabe estropear el sabor, porque en muchos sentidos intenta no tener ninguno. Pero lo han hecho, han a?adido un sabor malo, mientras que incluso cuando Garnett escribe frases como ¡°Vronski evitaba los alimentos feculentos¡±, no hace ning¨²n da?o¡ Me imagino que Pevear se piensa que est¨¢ CORRIGIENDO a Tolst¨®i; que ¨¦l es en realidad mucho mejor escritor.
Cuando hoje¨¦ la traducci¨®n de Ana Karenina de P&V comprend¨ª a qu¨¦ estaba d¨¢ndole vueltas Anna Shapiro. El contraste con Garnett me fulmin¨®. El estupendo ingl¨¦s de Garnett, sus frases apremiantes que no cesan de avanzar, su don para las palabras: todo esto hab¨ªa desaparecido, sustituido por una escritura que es como cuando alguien que no es musical canta o toca el piano. Por ejemplo:
Garnett: Ella plantaba cara a todos los esfuerzos de ¨¦l por atraerla hacia una discusi¨®n abierta con una barrera que ¨¦l no pod¨ªa traspasar, hecha de una suerte de divertida perplejidad.
P&V: A todos sus intentos por atraerla hacia una explicaci¨®n ella opon¨ªa el muro impenetrable de una alegre perplejidad.
O:
Garnett: Despu¨¦s de despedirse de sus invitados, Ana no se sent¨®, sino que empez¨® a andar de un lado para otro de la habitaci¨®n. Inconscientemente, se hab¨ªa esforzado al m¨¢ximo durante toda la tarde para despertar en Levin una sensaci¨®n de amor ¨Ccomo le daba por hacer recientemente con todos los hombres j¨®venes¨C y sab¨ªa que hab¨ªa logrado su objetivo, en la medida en que esto era posible en una sola tarde, con un hombre casado y honorable. A ella ¨¦l le gustaba much¨ªsimo y, a pesar de la notable diferencia, desde el punto de vista masculino, entre Vronski y Levin, como mujer ve¨ªa algo que ten¨ªan en com¨²n, que hab¨ªa hecho que Kitty pudiera amar a los dos. Sin embargo, en cuanto sali¨® de la habitaci¨®n, dej¨® de pensar en ¨¦l.
Sorprendentemente?sus trabajos, lejos?de?ser rechazados por?los cr¨ªticos, han sustituido a los de grandes como Garnett
P&V: Despu¨¦s de ver irse a sus invitados, Ana empez¨® a recorrer la habitaci¨®n de un lado para otro sin sentarse. Aunque durante toda la tarde (¨²ltimamente se hab¨ªa comportado del mismo modo con todos los hombres j¨®venes) hab¨ªa hecho inconscientemente todo cuanto pudo para despertar en Levin un sentimiento de amor hacia ella, y aunque sab¨ªa que lo hab¨ªa logrado, hasta el punto en que era posible hacer esto en relaci¨®n con un hombre honesto, casado, en una sola tarde, y aunque ¨¦l le gustaba mucho (a pesar del marcado contraste, desde el punto de vista de un hombre, entre Levin y Vronski, como mujer ve¨ªa lo que ten¨ªan en com¨²n, por lo que tambi¨¦n Kitty hab¨ªa amado a ambos), en cuanto sali¨® de la habitaci¨®n dej¨® de pensar en ¨¦l.
Si estos ejemplos no resultan convincentes, perm¨ªtaseme demostrar la brillantez de Garnett como traductora con un pasaje del cap¨ªtulo 8 del tercer libro de Ana Karenina. Estamos en la finca de Dolly Oblonski, donde est¨¢ pasando la primavera y el verano con sus seis hijos, mientras que el mujeriego Stiva se queda en Mosc¨². Dolly lleva a los ni?os a la iglesia del pueblo para asistir a la misa dominical. Durante la semana anterior hab¨ªa estado preocupada con la preparaci¨®n o los arreglos de las ropas de los ni?os para el servicio. El coche est¨¢ ya en la puerta, los ni?os hermosamente vestidos est¨¢n sentados en los escalones de la casa, pero su madre est¨¢ a¨²n dentro, arregl¨¢ndose. Despu¨¦s de que por fin aparezca, con un vestido blanco de muselina, Tolst¨®i se detiene a explicar la desacostumbrada preocupaci¨®n por su aspecto de la agobiada y abnegada Dolly. Esta es la traducci¨®n de Garnett de ese pasaje:
Daria Aleksandrovna se hab¨ªa peinado y vestido con cuidado y emoci¨®n. En los viejos tiempos se hab¨ªa vestido por s¨ª misma, para parecer bonita y ser admirada. M¨¢s tarde, cuando se hizo mayor, ponerse elegante le resultaba cada vez m¨¢s desagradable. Ahora no se vest¨ªa por s¨ª misma, no por su propia belleza, sino simplemente para que, como madre de tres exquisitas criaturas, no pudiera estropear el efecto general. Y al mirarse por ¨²ltima vez en el espejo estaba satisfecha consigo misma. Ten¨ªa buen aspecto. No como le habr¨ªa gustado tenerlo en un baile en los viejos tiempos, sino bueno para el objeto que ahora pretend¨ªa.
Esta es la de P&V:
Daria Aleksandrovna se hab¨ªa peinado y vestido con cuidado y emoci¨®n. Antes sol¨ªa vestirse para s¨ª misma, para ser hermosa y admirada; luego, cuanto mayor se hac¨ªa, m¨¢s desagradable le resultaba vestirse; ve¨ªa que hab¨ªa perdido su atractivo. Pero ahora volv¨ªa a vestirse con placer y emoci¨®n. Ahora no se vest¨ªa para s¨ª misma, no para su propia belleza, sino de manera que, al ser la madre de estas preciosidades, no estropeara la impresi¨®n general. Y al echar una ¨²ltima mirada al espejo se qued¨® satisfecha consigo misma. Era bonita. No tan bonita como hab¨ªa querido serlo antes en un baile, pero s¨ª lo bastante bonita para el prop¨®sito que ten¨ªa ahora en mente.
Aqu¨ª, las palabras rusas fundamentales son krasivaia y jorosha. Tolst¨®i utiliza la primera, que significa ¡°bonita¡±, en la frase referida a los viejos tiempos en que Dolly se vest¨ªa para ser admirada. Utiliza la segunda, que significa ¡°buena¡±, al escribir sobre el actual prop¨®sito desinteresado de Dolly. El ¡°ten¨ªa buen aspecto¡± de Garnett transmite el sentido del pasaje como no lo ha transmitido ning¨²n otro traductor al ingl¨¦s de Ana Karenina. Louise y Aylmer Maude (algunos lectores prefieren su versi¨®n de la novela a la de Garnett) escriben ¡°Ten¨ªa buena cara¡±, que es mejor que el ¡°Era bonita¡± de P&V. Pero el ¡°Ten¨ªa buen aspecto¡± de Garnett es inspirado.
Popularmente tiende a pensarse en Garnett como una dama eduardiana despistada que escrib¨ªa apresuradamente sus traducciones a un ritmo enloquecido, cometiendo errores enormes con las prisas, y escribiendo en un idioma trasnochado que ha necesitado las retraducciones surgidas m¨¢s tarde. Una famosa descripci¨®n que hizo de ella D. H. Lawrence estableci¨® el sentido de sus premuras y descuidos. Lawrence recordaba a Garnett sentada en el jard¨ªn produciendo p¨¢ginas y p¨¢ginas de sus maravillosas traducciones del ruso. Al acabar una p¨¢gina la tiraba al suelo sobre un mont¨®n sin mejorarla y empezaba una nueva p¨¢gina. El mont¨®n sol¨ªa ser as¨ª de alto [¡] casi hasta sus rodillas, y era pura magia.
Puede sentirse la condescendencia. El jard¨ªn, el impetuoso lanzamiento de las p¨¢ginas ¡°maravillosas¡± y ¡°m¨¢gicas¡±. Un traductor serio estar¨ªa dentro de casa trabajando con una met¨®dica parsimonia. Garnett comet¨ªa errores, pero eran corregibles, como demuestra una excelente versi¨®n revisada de Leonard Kent y Nina Berberova. En cuanto a la acusaci¨®n de que Garnett escribe en un lenguaje trasnochado, s¨ª, de vez en cuando utiliza palabras y frases que nadie utiliza actualmente, pero no son muchas. Encontramos el mismo goteo de palabras y frases trasnochadas en las novelas de Trollope y Dickens y George Eliot. ?Habr¨ªa tambi¨¦n que reescribirlas para las sensibilidades modernas? (?Acaso le gustar¨ªa eso?)
Pevear: ¡°Una cosa que me encanta de traducir es la posibilidad de hacer cosas que no har¨ªas normalmente en ingl¨¦s¡±
Otro argumento para verter a Tolst¨®i en un torpe ingl¨¦s con una sonoridad contempor¨¢nea ha sido esgrimido por Pevear y Volojonski y, m¨¢s recientemente, por Marian Schwartz, a saber, que el propio Tolst¨®i escrib¨ªa en un ruso torpe y que cuando leemos a Garnett o Maude no estamos leyendo al verdadero Tolst¨®i. Podr¨ªa decirse que el intento de Schwartz por ¡°recrear en ingl¨¦s el estilo de Tolst¨®i¡± supera al de P&V en su aire desgarbado. Lo cierto es que Schwartz arruina una de las escenas m¨¢s emocionantes de la novela, cuando Kitty, tras repeler el intento de su hermana por consolarla tras el rechazo de Vronski, arremete contra ella y le recuerda su degradada posici¨®n frente al mujeriego Stiva. Despu¨¦s del estallido, las hermanas se sientan en silencio. En la versi¨®n de Garnett:
El silencio dur¨® un minuto o dos. Dolly estaba pensando en s¨ª misma. La humillaci¨®n de la que siempre era consciente volvi¨® a ella con una especial amargura cuando su hermana se la recordaba. No hab¨ªa esperado de su hermana semejante crueldad, y estaba enfadada con ella. Pero de repente oy¨® el frufr¨² de una falda, y con ¨¦l el sonido de un sollozo ahogado, estremecedor, y sinti¨® unos brazos alrededor de su cuello.
Schwartz escribe:
El silencio dur¨® un par de minutos. Dolly estaba pensando en s¨ª misma. Su humillaci¨®n, que estaba siempre con ella, le resultaba especialmente dolorosa cuando su hermana la mencionaba. No hab¨ªa contado con semejante crueldad por parte de su hermana, y estaba enfadada con ella. De repente, sin embargo, oy¨® un vestido y en vez del sonido de sollozos que hab¨ªan sido contenidos demasiado tiempo, las manos de alguien abraz¨¢ndola desde abajo alrededor del cuello.
Quiz¨¢s un descuido del bol¨ªgrafo del corrector cre¨® este l¨ªo gramaticalmente tan incorrecto. El siguiente ejemplo del molesto literalismo de Schwartz es claramente deliberado. Se produce en un di¨¢logo entre Stiva y su criado Matvei sobre el disgusto reinante en casa de Oblonski despu¨¦s de que Dolly descubra su aventura con la institutriz. Stiva quiere saber la opini¨®n de Matvei sobre si Dolly romper¨¢ su relaci¨®n con ¨¦l. Garnett escribe:
¡°?Eh, Matvei?¡±, dijo, agitando la cabeza.
¡°Est¨¢ bien, se?or; todo ir¨¢ bien¡±, dijo Matvei.
¡°?Ir¨¢ bien?¡±
¡°S¨ª, se?or¡±.
Schwartz escribe:
¡°?Eh, Matvei?¡±, dijo, agitando su cabeza.
¡°Est¨¢ bien, se?or, las cosas se formificar¨¢n¡±, dijo Matvei.
¡°?Formificar¨¢n?¡±
¡°Estoy seguro de ello, se?or¡±.
El neologismo ¡°formificar¨¢n¡± [shapify] es el intento de Schwartz por verter el neologismo de Tolst¨®i obrazuetsia (derivado de la palabra obraz, que significa imagen o forma). Tolst¨®i reintroduce su invenci¨®n pocas p¨¢ginas despu¨¦s. ¡°A Stepan Arkadi¨¦vich le gustaba una buena broma. ?Y quiz¨¢ las cosas se formificar¨¢n! Una hermosa expresi¨®n: formificar¡¯, pens¨®. ¡®Esta tengo que repetirla¡±. Pero mientras que el neologismo ruso es gracioso, el ingl¨¦s resulta simplemente extra?o. Provoca que el oyente se pare en seco.
Ning¨²n otro traductor cay¨® en la trampa que se trag¨® a Schwartz. Los dem¨¢s traductores ¨Cincluidos Pevear y Volojonski¨C, tras comprender evidentemente que la capacidad de las lenguas eslavas para jugar con las palabras no es innata al ingl¨¦s, no intentaron crear un neologismo ingl¨¦s. (Rosamund Bartlett y P&V se acercan lo m¨¢s posible a obrazuetsia con ¡°las cosas volver¨¢n a su debida forma¡± y ¡°todo volver¨¢ a su debida forma¡±). A veces, por supuesto, hay que hacer el intento, como en el relato ¡°Ionitch¡±, de Ch¨¦jov, en el que un personaje habla en ¡°su lenguaje extraordinario, desarrollado en el curso de una prolongada pr¨¢ctica de las ocurrencias y que ya se hab¨ªa convertido evidentemente en un h¨¢bito: ¡®Feapo¡¯, ¡®En¨®rmido¡¯, ¡®Mud¨ªsimas gracias¡¯, etc¨¦tera¡±. Pero en el caso de Matvei, cuyo lenguaje no es por regla general extraordinario, no se necesita un neologismo ingl¨¦s exageradamente feapo.
S¨ª, Garnett usa palabras y frases trasnochadas, como las hay en novelas de Dickens y Eliot. ?Habr¨ªa que reescribirlas?
?O s¨ª? ?De qu¨¦ lado ponerse? ?A qu¨¦ intereses deber¨ªa servir el traductor? ?A los del lector de necesidades sencillas, que solo exige de una traducci¨®n que facilite y no que impida su placer y comprensi¨®n? ?O a los de la escuela m¨¢s avanzada (o masoquista) que quiere saber ¡°c¨®mo¡± era el original? Aqu¨ª estoy hablando de traducciones de ficci¨®n. En opini¨®n de algunos lectores, la poes¨ªa y el humor son intraducibles. Pero seguramente las novelas s¨ª que pueden traducirse satisfactoriamente. Los mitos b¨¢sicos que transforman en historias de su tiempo pertenecen a todas las culturas y pueden volver a contarse en infinitos idiomas. Perm¨ªtaseme dar un ejemplo m¨¢s del aspecto sobre el que he estado dando vueltas en nombre del lector de necesidades sencillas.
Por m¨¢s que la edici¨®n de Ana Karenina de Kent/Berberova contenga miles de revisiones, en esencia sigue trat¨¢ndose de la traducci¨®n de Garnett. ¡°Es seguro que cometi¨® errores y que su herencia dict¨® mojigater¨ªas que ocasionalmente amortiguan a Tolst¨®i ¨Cescriben Kent y Berberova¨C, pero no es menos cierto que su empleo del lenguaje y la sintaxis reproducen casi siempre fielmente tanto la letra como el tono del original; de hecho, nos mostramos tan esc¨¦pticos como muchos otros sobre el hecho de que su traducci¨®n se haya visto superada¡±. Kent y Berberova cambian h¨¢bilmente ¡°¨¦l evitaba los platos dulces y feculentos¡± por ¡°¨¦l evitaba las comidas y postres con almid¨®n¡±. Corrigen un error verdaderamente grave en el pasaje en que Vronski pone por primera vez sus ojos en Ana en la estaci¨®n de tren. Garnett escribe que ¡°sinti¨® que ten¨ªa que mirarla una vez m¨¢s; no es que fuera muy hermosa¡¡±, lo cual parece extra?o, ya que la excepcional belleza de Ana es una de las cosas bien sabidas de la novela. En la versi¨®n corregida, ¡°no es que¡± se convierte en ¡°no porque¡±, y todo encaja.
Sin embargo, hay revisiones que subvierten, casi podr¨ªa decirse que pevearizan, la traducci¨®n de Garnett. En el quinto libro, cap¨ªtulo 3, Tolst¨®i escribe con deliciosa malicia c¨®mo el rid¨ªculo joven Vassenka Vesselovski cae en la cuenta de que su flamante e impecable traje de caza es un error, mientras que los andrajos que lleva Stiva son el colmo de lo chic. En la versi¨®n original de Garnett, Stiva va vestido ¡°con rudas mallas y polainas, pantalones desgarrados y un abrigo corto. En su cabeza estaban los restos de un sombrero¡±. Kent y Berberova quitan apropiadamente ¡°polainas¡±, pero las sustituyen por unas desconcertantes ¡°tiras de lino alrededor de sus pies¡±. ?Qu¨¦ son estas tiras? En su versi¨®n, los Maude resuelven el misterio para el lector: ¡°Oblonski llevaba zapatos de cuero sin curtir, tiras de lino en vez de calcetines envolviendo sus pies, un par de pantalones hechos jirones¡¡±. En el original de Tolst¨®i no hay calcetines. Los Maude decidieron simplemente echar una mano al lector. Que piense que hicieron bien o mal resultar¨¢ revelador de d¨®nde se sit¨²a usted dentro de la actual controversia sobre la traducci¨®n de las obras rusas de ficci¨®n.
? 2016 by The New York Review of Books.
Traducci¨®n de Luis Gago.
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