No olvides recordar
Paloma D¨ªaz-Mas publica un libro de gran intensidad sobre el alzh¨¦imer y la memoria colectiva
Paloma D¨ªaz-Mas (Madrid, 1954) es autora de Anagrama desde hace d¨¦cadas. La mayor¨ªa de sus libros han sido editados bajo ese sello. Fue finalista del Premio Herralde en 1983 con El rapto del grial, consigui¨¦ndolo casi 10 a?os despu¨¦s con El sue?o de Venecia. Otros libros suyos fueron La tierra f¨¦rtil (Premio Euskadi y finalista del Premio de la Cr¨ªtica en 2000), as¨ª como los de relatos autobiogr¨¢ficos Una ciudad llamada Eugenio (1992), Como un libro cerrado (2005) y Lo que aprendemos de los gatos (2014).
Edita estos d¨ªas Lo que olvidamos, un firme al tiempo que delicado artefacto literario que el talento de Paloma D¨ªaz-Mas construye alrededor de una experiencia terrible y emocional: la enfermedad de Alzheimer de la madre de la protagonista. El tema de la recuperaci¨®n del pasado, de la recreaci¨®n, invenci¨®n y reescritura de los recuerdos es un lugar com¨²n en su literatura. Ya estaba en Como un libro cerrado: lo literario como resorte del olvido, como catalizador de la invenci¨®n y el recuerdo. Como un libro cerrado no dejaba de ser narraciones autobiogr¨¢ficas, pero es que tambi¨¦n en cualquiera de sus novelas ¡ªEl sue?o de Venecia, por ejemplo¡ª ambientadas en ¨¦pocas pret¨¦ritas, la idea es la misma: la historia que se narra es la que se mueve entre la luz y la oscuridad, el azar sobre qu¨¦ recordamos y olvidamos y c¨®mo inventamos o reconstruimos la historia y las historias.
Desde la primera frase hasta la ¨²ltima, en Lo que olvidamos somos los ojos, la voz y el dolor de una hija ante el derrumbe interior de su madre. Un tono sobrio y contenido, ajustan su respiraci¨®n a la lectura sabiendo que el relato ha de ser un documento fidedigno, riguroso sin que se nos cuele ni la ficci¨®n ni la trascendencia. Un realismo que duele, hecho a veces con una prosa de regusto l¨ªrico casi a su pesar, limpia y definitiva. Escal¨®n a escal¨®n bajamos a un infierno sin ¨¦pica ni esperanza. Tan aterrador como tierno, compasivo, c¨¢lido, brutal. Las visitas al centro, el abismo entre la mujer que fue y el cuerpo que es ahora, la extra?eza primero y lo aterrador despu¨¦s, de lo cotidiano. D¨ªaz-Mas no carga las tintas pero tampoco nos ahorra nada. Esta primera parte de esta novela es un testimonio casi documental. El tictac del reloj. Cuando llega la novelista, el libro crece. Lo hace tanto con una segunda historia como con el laberinto personal de la autora. Aqu¨¦lla sobre otro enfermo que ha sido pol¨ªtico de la Transici¨®n y que la narradora descubre casi al azar. Este hombre, Pedro, tampoco sabe qui¨¦n fue, su mente se deshizo. Pero es la excusa para hablar de qu¨¦ ha hecho este pa¨ªs con su memoria, con las personas que hicieron de nosotros lo que somos y que nadie explica ni recuerda ni tan siquiera inventa o malinterpreta. Sin embargo, D¨ªaz-Mas decide no darle mucho m¨¢s recorrido, quiz¨¢s para evitar que la novela se le coma algo que parece un testimonio autobiogr¨¢fico.
La novelista tambi¨¦n aparece para jugar con la idea de lo esencial y al mismo tiempo contingente de un regalo de amor, una amiga de infancia o una an¨¦cdota. Esencial para explicarnos, para narrarnos, para perdurar como relato en boca de otros, pero para nada m¨¢s. No necesitamos los objetos, las casas en las que vivimos, ni tan siquiera las personas mientras contemos con el m¨²sculo del recuerdo y el olvido.
Lo que olvidamos es un libro breve pero de una intensidad tremenda. Escrito sin concesiones, emotivo en la ternura y en la caricia dada sin trascendencia. Guiada por una necesidad primero de no literaturizar la realidad, anatemizar la invenci¨®n, para despu¨¦s, trascender sin traicionar ese prop¨®sito con la ficci¨®n. La autora, en casi todo momento, sabe llevar a buen puerto el libro. Es novedosa la muerte de alguien que nos deja a?os y a?os un cuerpo desagradecido, ausente, incluso capaz de mezquindades e injusticias. Y m¨¢s para una hija, para una escritora. D¨ªaz-Mas sabe gestionar casi siempre las distancias adecuadas. En las ocasiones que no lo consigue, es cuando a la narradora le gana el pavor de que muchas de las historias familiares, retazos de su infancia, de su madre, recuerdos, botones, postales, secretos s¨®lo puedan perdurar si son escritas, si aparecen en el libro. Aqu¨ª, la literatura se abrasa a ratos de lo particular narrativamente innecesario. Sin embargo, el libro se resuelve espl¨¦ndidamente. Es el triunfo de lo literario sobre lo meramente maquinal. La mirada del artista que da vida a la fachada de una casa derrumbada por dentro.
Lo que olvidamos. Paloma D¨ªaz-Mas. Anagrama. Barcelona, 2016. 165 p¨¢ginas. 15,90 euros
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