Erwin Blumenfeld, iconoclasta y autobiogr¨¢fico
Conocido como uno de los fot¨®grafos de moda m¨¢s influyentes, sus comienzos dada¨ªstas dieron rienda suelta a su inmensa creatividad
En un caluroso d¨ªa de julio, Erwin Blumenfeld (Berl¨ªn, 1897, Roma, 1969) decidi¨® poner fin a su vida en las escaleras de la Plaza de Espa?a en Roma. Subi¨® y baj¨® escalones sin parar, con el ¨²nico fin de provocar un infarto en su debilitado coraz¨®n. All¨ª muri¨®, a sus 73 a?os, acompa?ado de su amante, Marina Schinz, cuarenta a?os m¨¢s joven que ¨¦l. Acostumbrado a saltarse siempre las normas, no permiti¨® que un posible c¨¢ncer marcara las pautas de la ¨²ltima etapa de toda una vida dedicada a la creaci¨®n. Mor¨ªa habiendo sido no solo el ¡°fot¨®grafo mejor pagado del mundo¡± (en los a?os 40), sino tambi¨¦n uno de los m¨¢s influyentes e innovadores del siglo XX.
Blumenfeld vivi¨® intensamente, tanto en lo creativo como en lo personal, donde una combinaci¨®n de suerte e ingenio remedi¨® muchos sinsabores. Dej¨® una obra de 8000 impresiones, 30,000 diapositivas y m¨¢s de 150 collages, algunos de los cuales nunca han sido expuestos. Existi¨® claramente un antes y un despu¨¦s en su vida; la barrera lo marc¨® su llegada a Nueva York a principios de los a?os 40. Lleg¨® con una sola maleta, procedente de Par¨ªs, huyendo de la persecuci¨®n jud¨ªa. All¨ª alcanz¨® su consagraci¨®n como afamado fot¨®grafo de moda, autor de cientos de portadas para Vogue -m¨¢s que cualquier otro fot¨®grafo del momento y actual- gracias a su esp¨ªritu renovador y a su innovadora capacidad de integrar dise?os abstractos a la representaci¨®n de la moda. Cre¨® un estilo, que a¨²n hoy en d¨ªa sigue vigente.
Si bien sus im¨¢genes de moda son la culminaci¨®n de toda su experiencia, y de su obsesi¨®n por las mujeres bellas, el inmenso talento creativo de Blumenfeld fue mucho m¨¢s all¨¢. Es quiz¨¢s por esto necesario echar la vista atr¨¢s a las primeras d¨¦cadas de su trayectoria, donde se fragu¨® ese torrente de imaginaci¨®n. Su obra del periodo de entreguerras, cuando el joven jud¨ªo berlin¨¦s experiment¨® con la fotograf¨ªa, el fotomontaje y el collage, est¨¢ plagada de connotaciones pol¨ªticas, sexuales y personales y resulta ser, en algunos aspectos, m¨¢s poderosa e interesante que la comercial. La galer¨ªa londinense Osborne Samuel Gallery, nos brinda la oportunidad de comprobarlo mostrando parte de la obra que realiz¨® en esta etapa en una exposici¨®n titulada Erwin Blumenfeld: From Dada to Vogue ,que incluye la obra realizada por el autor durante sus d¨ªas en Berl¨ªn, ?msterdam y Par¨ªs. ¡°Abraz¨® el dada¨ªsmo, pero en muchas formas fue tambi¨¦n un verdadero surrealista, tanto en la composici¨®n como en la t¨¦cnica. Sus im¨¢genes fueron con frecuencia controvertidas, en respuesta a la profunda turbulencia social que se experimentaba en los a?os que siguieron a la Primera Guerra Mundial¡±, se?ala el galerista Peter Osborne .
Desde que su t¨ªo le regal¨® una c¨¢mara en su d¨¦cimo cumplea?os, puso todo su empe?o en dominar el medio. ¡°Pronto comenz¨® a experimentar con un juego de qu¨ªmica y una linterna m¨¢gica y en 1911 ya hab¨ªa realizado su primer autorretrato disfrazado de Pierrot. Fue el comienzo de una continuada fascinaci¨®n por la introspecci¨®n, que practic¨® a trav¨¦s de las distintas manifestaciones del autorretrato durante toda su vida¡±, explica Lou Proud, comisaria de la exposici¨®n. ¡°Sin un espejo nunca me hubiese convertido en un ser humano¡± escrib¨ªa Blumenfeld, quien retrat¨¢ndose enmascarado, distorsionado, a trav¨¦s los espejos, o disfrazado de mujer en un intento de sacar a la luz su lucha interna y tambi¨¦n de jugar con su ambig¨¹edad sexual. Quer¨ªa aprender a exponer el alma humana en su cuarto oscuro, declaraba en su autobiograf¨ªa.
Ten¨ªa solo 15 a?os cuando su padre muri¨®. Comenz¨® entonces a trabajar como aprendiz en un almac¨¦n de ropa para mujer, pero la guerra hizo que acabar¨¢ de conductor de ambulancias en el frente alem¨¢n. Los horrores que relataba de aquel tiempo hicieron que se le conociera por el apodo de Monsieur l?Atroce. Quiso desertar, pero su madre le delat¨®: ¡°mejor tener un hijo muerto en las trincheras que traidor¡±. Pudo abandonar m¨¢s tarde el ej¨¦rcito no sin antes ganar la Cruz de Hierro- m¨¢xima condecoraci¨®n del ej¨¦rcito alem¨¢n-. Instalado en ?msterdam comenz¨® a fotografiar a las mujeres que acud¨ªan a su tienda de bolsos de pie, a las que convenc¨ªa para que posaran desnudas en su almac¨¦n. No le interesaba el parecido, sino la forma, el volumen y las texturas de sus sujetos, alejado de la iluminaci¨®n tradicional. obsesionado por la belleza, la experimentaci¨®n y el erotismo, sentar¨ªa las bases de lo que m¨¢s tarde se convertir¨ªa en su celebrada fotograf¨ªa de moda. Sin embargo, nunca se sinti¨® identificado con la moda. La consider¨® como algo irrelevante para su esp¨ªritu libre. ¡°Solo quer¨ªa vivir, infectar el mundo con mi esp¨ªritu¡±, escrib¨ªa.
Fue al finalizar la guerra cuando el artista alem¨¢n comenz¨® a realizar sus collages y fotomontajes. La desverg¨¹enza dada¨ªsta resultaba muy adecuada para desvelar su car¨¢cter ir¨®nico, sus pasiones y obsesiones al tiempo que adiestraba su creativa imaginaci¨®n. ¡°Sus primeros collages solidificaron f¨ªsicamente sus pensamientos, su conocimiento y su amor por las palabras, su sexualidad y sus obsesiones (por Charlie Chaplin, entre ellas). Nos hablan de c¨®mo es ¨¦l ofreci¨¦ndonos pistas visuales¡±, dice Lou Proud. ¡°Es importante mirar atr¨¢s para poder desvelar los nutrientes b¨¢sicos de su destreza. Podemos ver c¨®mo formula las formas, las texturas y el misterio que se convertir¨¢n en los pilares de su obra fotogr¨¢fica¡±.
Pero fue durante la ¨¦poca que pas¨® en Par¨ªs cuando su creatividad alcanz¨® cuotas muy altas. Atra¨ªdo por el surrealismo, en concreto por el mundo experimental en que Man Ray estaba convirtiendo la fotograf¨ªa, comenz¨® a utilizar las solarizaciones, las dobles y triples exposiciones y a dar mucho contraste a sus copias. A?os m¨¢s tarde presum¨ªa de no aceptar ninguna recomendaci¨®n; si las instrucciones de una nueva pel¨ªcula recomendaban no calentarla por encima de la temperatura ambiente, ¨¦l la herv¨ªa, y si por el contrario recomendaban no enfriarla, la congelaba.
¡°Su m¨¦rito como artista est¨¢ en el hecho de que es incapaz de hacer concesiones, y aunque me gustar¨ªa que trabaje para Vogue, sus im¨¢genes no tienen la calidad de Vogue, son mucho m¨¢s serias, demasiado provocadoras y mucho mejor que la moda¡± dir¨ªa de ¨¦l Cecil Beaton, despu¨¦s de visitarle por primera vez en su estudio de la Rue Delambre. Sin embargo, fue Beaton quien lo introdujo en la revista dando luz verde a su leyenda dentro del mundo de la fotograf¨ªa de moda y del glamur.
¡°Gran parte de la obra temprana de Blumenfeld era muy personal y no estaba concebida para ser expuesta al p¨²blico¡±, explica Lou Proud. ¡°Los collages eran experimentos, que en ocasiones conten¨ªan mensajes personales, o estaban hechos para su mujer o para sus amigos. Algunos de sus primeros desnudos eran de su hija, intentaba estudiar la forma y c¨®mo captarla. De manera que ha tenido que pasar tiempo para que estas obras hayan salido a la luz¡±.
Erwin Blumenfled:From Dada to Vogue, Osborne Samuel Gallery, Londres. Hasta el 29 de Octubre
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