Entre David Bisbal y David Bowie
TVE ya no puede realizar programas como los que proporcionan prestigio a la BBC
La BBC ya est¨¢ anunciando lo que ser¨¢ su conmemoraci¨®n del primer aniversario de la muerte de David Bowie. Un ciclo de programas de televisi¨®n y radio que, por sus diferentes emisoras, saldr¨¢ al aire en enero de 2017, cuando el cantante habr¨ªa cumplido 70 a?os.
Lo m¨¢s apetitoso es David Bowie: the last five years, un documental de Francis Whatelly que promete indagar en su ¨²ltimo espasmo de creatividad, cuando elabor¨® The next day y Blackstar, mientras supervisaba el musical Lazarus o su exposici¨®n en el londinense Victoria and Albert Museum. Una etapa f¨¦rtil vivida fuera de los focos, sin dejar transparentar la enfermedad que culminar¨ªa en su fallecimiento el 10 de enero de 2016. Ah, el mismo Whatelly firm¨® otro documental para la BBC Two, David Bowie: five years, que cubr¨ªa cinco momentos ¨¢lgidos del camale¨®n y se estren¨® en 2013.
?Por lo dem¨¢s, la emisora brit¨¢nica exhibir¨¢ musculatura: en Bowie at the BBC promete un combinado de actuaciones y entrevistas que cubrir¨¢ desde 1964 a 2016. El tipo de cosas que se hacen cuando se dispone de un archivo cuidado y se cumple con la obligaci¨®n institucional de captar la cultura de un pa¨ªs.
?Oiga, en Espa?a no nos podemos quejar. Aqu¨ª, TVE lleva desde el 15 de octubre celebrando los 15 a?os de Operaci¨®n Triunfo. Un desmelene de documentales y directos que amenaza con alargarse hasta Navidad; de hecho, ha colonizado los telediarios y el resto de la parrilla; por lo que s¨¦, puede que incluso haya contaminado las transmisiones dominicales de la Santa Misa.
?Ser¨ªa un miserable si negara a TVE la posibilidad de darse una alegr¨ªa con la cuota de pantalla. Resultar¨ªa un esnob si discutiera la naturaleza del gozo de esos millones de espectadores que acudieron a las nuevas citas con OT. A¨²n as¨ª, el ejemplo de la BBC y Bowie hace suspirar por otros tiempos de la televisi¨®n p¨²blica, y no tan lejanos: cuando TVE combinaba la b¨²squeda de las grandes audiencias con el seguimiento de la creatividad, nacional e incluso internacional. Hab¨ªa voluntad, personal y medios para hacerlo.
?Hablo, claro, de la ¨¦poca a.Z. (antes de Zapatero). ?Saben el chiste del hombre que quer¨ªa adelgazar y se amput¨® los brazos? Aquel audaz Presidente arregl¨® las cuentas de RTVE con un hachazo. Desmantel¨® un modelo de producci¨®n que funcionaba, mandando casi 5.000 trabajadores a casa, con el 92% de sueldo; un dinero que, por arte de magia, no sal¨ªa del Presupuesto de TVE. En la empresa privada lo llamar¨ªan contabilidad creativa. Aqu¨ª, lo denominaremos el suicidio asistido m¨¢s caro de la historia del medio: de golpe, se prescindi¨® de la mayor parte del talento formado en Prado del Rey.
?Desde 2006, la actual TVE est¨¢ incapacitada para realizar programas como los que proporcionan prestigio ¨C?y cuantiosos ingresos!- a la BBC. Se limita, en el mejor de los casos, a confeccionar monstruos de Frankenstein, mediante el corto-y-pego. Respecto a los documentales, se vale de su extraordinario archivo para conseguir derechos de antena de producciones ajenas, a cambio de ceder sus im¨¢genes, habitualmente comercializadas a precios inasequibles.
?As¨ª que si muere un Paco de Luc¨ªa o un Enrique Morente, se recurre a un documental ¡°de fuera¡± y misi¨®n cumplida. Como no quiero pecar de cenizo, me niego a especular con lo que ocurrir¨¢ cuando fallezcan otros creadores m¨¢s esquivos o que simplemente no han tenido ese tratamiento ambicioso. Hay un peligro obvio: hoy, muchos documentales musicales son proyectos patrocinados por discogr¨¢ficas, pensados para ser vendidos en combos (suma de CD y DVD). Tienen un aire hagiogr¨¢fico, cuando no directamente promocional.
?Eso nos devuelve a Operaci¨®n Triunfo. Con la coartada de sus hipot¨¦ticos valores ¨Ccapacidad de superaci¨®n, competencia sana y que s¨¦ yo- se nos col¨® un producto hipercomercial a trav¨¦s de la televisi¨®n p¨²blica, gracias al general acobardamiento de los medios ante el boom. El fen¨®meno OT permiti¨® que se hicieran grandes fortunas (y no, no estoy pensando en los artistas). A pesar de las promesas que directivos de TVE repet¨ªan en petit comit¨¦, los ingresos extra de aquella bonanza no revirtieron en programas musicales leg¨ªtimos. Y as¨ª seguimos.
?Respecto a la opci¨®n que plantea el t¨ªtulo, una respuesta evidente: tanto David Bisbal como David Bowie (o el equivalente espa?ol que quieran) deber¨ªan tener hueco en un panorama televisivo culturalmente sano. La desdicha es que solo un modelo de artista es visible en la Espa?a de 2016.
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