No hay que volver a ?taca
El ciudadano ilustre que protagoniza esta trama posee razones muy fundadas para creerse eso tan enf¨¢tico y pomposo de su condici¨®n de ilustre
El ciudadano ilustre que protagoniza esta trama posee razones muy fundadas para creerse eso tan enf¨¢tico y pomposo de su condici¨®n de ilustre. De acuerdo en que a los descre¨ªdos nos provoca un rictus de asco cada vez que se lo aplican a determinados padres o conductores de las patrias, delincuentes legalizados y poderosos, golfos de la gran econom¨ªa y dem¨¢s esp¨ªritus incorruptibles. Pero pierde su siniestro significado cuando se le otorga a verdaderos artistas, a gente que inventa cosas que mejoran la existencia de sus semejantes, o a receptores m¨¢s o menos merecidos del premio Nobel. Aqu¨ª es un escritor sesent¨®n, argentino y presupongo que con obra muy vendida al observar el casopl¨®n que habita en Barcelona. Y lo acepta e imagino que cobra el premio met¨¢lico (el ¨²nico que rechaz¨® el suculento tal¨®n que acompa?a al Nobel, que yo sepa, fue el siempre consecuente Samuel Beckett), lo cual no le impide lanzar un discurso serenamente incendiario.
Y despu¨¦s, el gran desde?oso acepta la invitaci¨®n para dar unas conferencias en su pueblo, del que se larg¨® cuarenta a?os atr¨¢s y al que jam¨¢s volvi¨®, aunque curiosamente toda su escritura est¨¦ centrada en ese lugar y en las cosas que all¨ª le ocurrieron. Y todos sabemos que la infancia y la adolescencia marcan la vida futura, pero tambi¨¦n es probable que a partir de los veinte a?os en tu existencia hayan aparecido personas, situaciones, historias y sentimientos, que sirvan de inspiraci¨®n a tu literatura. En su caso no ha sido as¨ª. Por lo tanto, me froto las manos ante el retorno del Nobel a la exclusiva fuente de una narrativa que imaginas fascinante. Faulkner disfraz¨® lugares que debieron ser reales d¨¢ndole el ficticio nombre de Yoknapatawpha, como Onetti se invent¨® la sombr¨ªa y desesperanzada Santa Mar¨ªa y Garc¨ªa M¨¢rquez ese Macondo m¨¢gico, cruel, po¨¦tico y legendario.
EL CIUDADANO ILUSTRE
Direcci¨®n: G. Duprat y M. Cohn.
Int¨¦rpretes: ?scar Mart¨ªnez, Nora Navas, Dady Brieva.
G¨¦nero: drama. Argentina, 2017.
Duraci¨®n: 118 minutos.
Salas se llama el m¨ªtico pueblo del ciudadano ilustre. Pero no existe nada mitol¨®gico en ¨¦l. Aunque s¨ª toneladas de esperpento, mezquindad, friquis que ignoran su lamentable condici¨®n, rencores subterr¨¢neos o evidentes, ama?ados y pat¨¦ticos concursos de pintura, envidias torturantes, celos fundados, una criatura pragm¨¢tica dispuesta a encamarse con el prestigioso anciano con tal de que la saque de esa geograf¨ªa embrutecida y tarada, una mujer compadecible que para sobrevivir tuvo que adaptarse a la mediocridad despu¨¦s de que Ulises se evaporara. Y este flipa en su regreso a ?taca. Entiendes que saliera de all¨ª echando leches. Pero dudo que el tiempo haya transformado el viejo jard¨ªn en el actual desierto. Repito: ?c¨®mo ser¨ªan los libros de este Nobel ? Por mucho estilo que destilara la prosa del creador, el material argumental y sus moradores resultan escasamente apetecibles.
El ciudadano ilustre es tan original como inteligente, un ejercicio saludable de mala hostia, un relato imprevisible sobre las miserias de la condici¨®n humana, una comedia casi siempre feroz y en la que aquello que nos parece caricaturesco o surrealista tan vez solo obedezca a la vocaci¨®n de realismo. Los di¨¢logos est¨¢n muy cuidados y las situaciones no paran de sorprenderte. Sonr¨ªes de vez en cuando pero ante todo te asalta el pasmo y te deja una sensaci¨®n inquietante. Y dispone de un actor notable, contenido, natural, sarc¨¢stico llamado ?scar Mart¨ªnez.
Aseguran hasta la n¨¢usea algo tan inexacto y bobo como que el gran cine actual se rueda en Latinoam¨¦rica. No s¨¦ cu¨¢nto durar¨¢ la moda. Y por supuesto que all¨ª aparecen de vez en cuando buenas pel¨ªculas. Como en cualquier otro lugar. Esta es una de ellas.
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