¡°Hemos de celebrar que sigue habiendo locos¡±
Una visita a la madrile?a librer¨ªa La Buena Vida puede curarnos de tanto mal augurio
No es una buena noticia empezar el D¨ªa Mundial de las Librer¨ªas con la muerte de Leonard Cohen. Tampoco con la confirmaci¨®n por parte de los responsables de CEGAL (Confederaci¨®n Espa?ola de Gremios y Asociaciones de Libreros) que la exigua ayuda econ¨®mica que recib¨ªan no vaya a prorrogarse en los pr¨®ximos presupuestos. Por eso, una visita a la madrile?a librer¨ªa La Buena Vida puede curarnos de tanto mal augurio. ¡°Hoy hemos de celebrar que estamos abiertos, que estamos vivos. Cada d¨ªa es un milagro. Celebremos que sigue habiendo locos y que no cambiar¨ªamos esta profesi¨®n por nada¡±, explica triunfante Jes¨²s Trueba, el propietario de La Buena Vida, la librer¨ªa madrile?a que naci¨® el 25 de octubre de 2007.
El propietario, que puso el nombre de una pel¨ªcula de su hermano David Trueba a su nuevo proyecto cultural, cree que su principal objetivo en la actualidad es ¡°dar argumentos a la gente joven para que entre en una librer¨ªa, ser simp¨¢ticos a ellos; parece que los j¨®venes vean las librer¨ªas casi como iglesias y eso a nosotros no nos gusta¡±. Por esta raz¨®n, este mismo mes han puesto en marcha un proyecto ambicioso: la publicaci¨®n en papel y online de una revista hecha por chicos entre 12 y 17 a?os que hable de cultura (m¨²sica, cine, series, videojuegos¡), que muestre el talento de estos chicos y est¨¦ destinado precisamente a lectores de esa edad. ¡°Nosotros facilitamos una mesa de redacci¨®n, los medios, una cierta coordinaci¨®n, pero la publicaci¨®n es totalmente suya¡±, afirma Trueba. El resultado no es otro que Zona Reservada, una revista de papel en la que se divulga y promueve el sentido cr¨ªtico de los m¨¢s j¨®venes. Otras actividades como el club de lectura de narrativa, de biograf¨ªas y memorias, de poes¨ªa o el curso de Historia del teatro Universal en el S.XX se desvelan como herramientas precisas que a?aden valor a este espacio. ¡°Nosotros no quer¨ªamos ser meros despachadores de libros: abrir cajas, colocar libros, cerrar cajas y vender. Quer¨ªamos generar contextos alrededor de los libros: musicales, de cine (vendiendo DvD¡¯s), literarios, etc.¡±, concluye Trueba. Quiz¨¢s uno de los contextos que m¨¢s destaque sea el de las entrevistas literarias que realizan en la librer¨ªa para latuerta.tv, ¡°un canal de televisi¨®n para los que a¨²n no est¨¢n ciegos del todo¡±, que dirige David Trueba.
Situada al lado de ?pera, en la m¨¦dula del Madrid m¨¢s hist¨®rico, La Buena Vida no vive de la visita de clientes-turistas, sino m¨¢s bien de los ciudadanos que pululan por este barrio para ir al cine, al teatro, a cenar y, de paso, se acercan a comprar un libro o a tomar un caf¨¦. Esta ¡°mezcla maldita de librer¨ªa y cafeter¨ªa¡±, en palabras de Jes¨²s Trueba, ¡°es un arma de doble filo, pues por un lado es un nuevo formato atractivo pero, por otro, es un nuevo peligro. Cuando nos sentamos a final de mes a hacer n¨²meros y ves lo que te da una cosa y lo que te da otra, la tendencia es apostar m¨¢s por la hosteler¨ªa¡±. Ellos, sin embargo, se resisten y creen en la hosteler¨ªa como mero acompa?amiento.
Este local luminoso cuya luz var¨ªa conforme avanza el d¨ªa, est¨¢ lleno de recovecos y rincones que auspician lecturas. Un local en el que el librero se juega mucho: ¡°Un librero tiene la obligaci¨®n de mirar el precio de los alquileres m¨¢s que ning¨²n otro negocio porque es un negocio tan al l¨ªmite que es brutal lo que supone un alquiler¡±. Con el optimismo instalado en su manera y en su forma de hablar, Trueba afirma que no le interesa hablar de la crisis y de las penurias, que prefiere recomendar libros como Stoner, de John Williams (Baile del Sol), su best seller en estos diez a?os de vida. O algunas joyas de la narrativa contempor¨¢nea que reivindica con entusiasmo: El Dios ausente, de Germ¨¢n Huici (Elba Editorial) o La mierda arde, de Petr ?abach (Huso Editorial).
Jes¨²s Trueba se despide afirmando que la librer¨ªa es una fuente de conocimiento y pronostica que ¡°llegar¨¢ un d¨ªa en que los m¨¦dicos recomendar¨¢n la lectura -como hacen ahora con los paseos o la dieta sana- como terapia¡±. Cosas m¨¢s extra?as hemos presenciado esta misma semana. ¡°Al fin y al cabo¡±, concluye el editor, ¡°vivimos en una edad de oro; pobre, pero de oro¡±.
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