?Ay, Telemadrid!
Ojal¨¢ la cadena vuelva a ser una televisi¨®n en la que merezca la pena detenerse
Confieso que, cuando salto de un canal a otro, suelo detenerme solo unos segundos en Telemadrid, no me atrae mucho lo que ponen, sin embargo, me recuerdo, a comienzos de los noventa, cuando la oferta televisiva no se hab¨ªa atomizado, viendo este canal auton¨®mico en busca de savia nueva. Era una televisi¨®n con gente joven, pionera de exitosos formatos como Madrid directo, e informativos presentados por periodistas en mangas de camisa, un aire desenfadado, lejos en forma y fondo del oficialismo acartonado.
La siguiente escena, a?os despu¨¦s, parece una distop¨ªa tan de moda hoy en la novela. No pudieron escoger sus gerifaltes mejor lema que Ver¨¢s la diferencia para demostrar c¨®mo una televisi¨®n p¨²blica se convert¨ªa en un medio de propaganda del Gobierno del PP en la Comunidad madrile?a, al servicio de la presidenta Esperanza Aguirre, que sal¨ªa a diario cortando cintas de inauguraci¨®n; un relato que ilustraba su impecable gesti¨®n, sin individuos ni tramas corruptos, qu¨¦ sarcasmo recordar aquello hoy, ?no? Una manipulaci¨®n burda de la realidad, aumentada por personajes grotescos que presentaban, con una torpeza de sonrojo, informativos nocturnos que eran pura soflama.
De aquellos lodos, qu¨¦ decir del tristemente c¨¦lebre programa sobre los atentados del 11-M, vinieron la incesante disminuci¨®n de telespectadores y un ERE ¡ªmagn¨ªfico eufemismo asumido: regulaci¨®n de empleo cuando se trata de despido masivo¡ª que acab¨® con protestas en directo, huelgas, una plantilla aniquilada y la emisi¨®n en fundido en negro durante d¨ªas. Ah, el Supremo declar¨® despu¨¦s improcedente aquel ERE, pero el da?o estaba hecho.
Hoy, con una audiencia raqu¨ªtica del 4,7%, la peor de las grandes auton¨®micas, y pocos recursos, es dif¨ªcil recuperar la credibilidad. No obstante, en los ¨²ltimos meses se ha recompuesto el consejo de la cadena, en un intento de despolitizaci¨®n, con algunos v¨¢lidos profesionales del periodismo. El ¨²ltimo problema es acordar la elecci¨®n de un nuevo director sin enfangarse en peleas pol¨ªticas. Ojal¨¢ acierten los consejeros, no quiero ponerme ?o?o por las fechas que se avecinan, pero les deseo lo mejor, que enderecen el rumbo para que Telemadrid vuelva a ser una televisi¨®n en la que merezca la pena detenerse.
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