El superh¨¦roe como meme

Combinando mitolog¨ªas al tiempo que les perd¨ªan suavemente el respeto, Phil Lord y Christopher Miller obtuvieron un resultado valioso con La LEGO pel¨ªcula (2013). Con la libertad de juego de un par de ni?os enloquecidos improvisando sobre un ingente arsenal de heterog¨¦neas piezas de construcci¨®n, el t¨¢ndem sorte¨® el riesgo de firmar el anuncio publicitario m¨¢s aparatoso jam¨¢s rodado con un trabajo que se tomaba la molestia de proponer una elaborada cosmovisi¨®n, mientras rend¨ªa tributo al espont¨¢neo fen¨®meno de los brickfilms, pel¨ªculas amateur de animaci¨®n stop-motion realizadas con piezas LEGO. El aparente poco respeto que se le dispensaba a la figura de Batman llamaba particularmente la atenci¨®n, sugiriendo la potencialidad de este spin-off que ahora llega a las salas postul¨¢ndose como bufa nota al pie de las muy enf¨¢ticas pel¨ªculas de imagen real que ha protagonizado recientemente el personaje.

Batman: La LEGO pel¨ªcula no pretende tanto deconstruir al ic¨®nico superh¨¦roe como gratificar al fan fatal capaz de responder con una sonrisa de reconocimiento a cada est¨ªmulo que lanza su intrincada red de gui?os para iniciados: incluso hay un gag para un personaje tan alejado del foco principal en el Universo D.C. como el Detective Marciano. En una secuencia, el mayordomo Alfred enfrenta a Batman a una serie de im¨¢genes que remiten, ir¨®nicamente, a sus anteriores encarnaciones cinematogr¨¢ficas: al final del recorrido, aparece una m¨ªtica escena de la serie televisiva de 1966, a cuyo frente estuvo un guionista tan incisivo y brillante como Lorenzo Semple, jr. Inevitable pensar en la distancia entre ese trabajo pionero que s¨ª someti¨® al icono s¨²perheroico a los rigores de la transgresi¨®n camp con esta pel¨ªcula que, en el fondo, no tiene m¨¢s mordiente que un ingenioso meme para redes sociales o una representaci¨®n de fin de curso.

El gui¨®n de Batman: La LEGO pel¨ªcula lo firma el mismo Seth Grahame-Smith que crey¨® que era buena idea convertir a Abraham Lincoln en cazavampiros o infectar de zombis Orgullo y prejuicio: es decir, alguien que confunde la postmodernidad con, simplemente, enunciar una mezcla insensata. Hay, por supuesto, momentos valiosos -el recital de acci¨®n del pr¨®logo, la soledad de Batman contemplando su microondas o la progresiva decepci¨®n emocional dibuj¨¢ndose en el rostro del Joker-, pero cuesta muy poco desconectar de esta sobredimensionada celebraci¨®n de la inmadurez que lo reduce todo al conflicto esencial de la era Instagram: atrincherarse en el desprecio al mundo o compartir afectos de superficie.