En manos de la inmigraci¨®n
Los migrantes llegados del extranjero han pasado de puntillas por las ¨¢reas rurales espa?olas
De tanto en tanto reaparece de forma recurrente el complejo asunto de la despoblaci¨®n de las ¨¢reas rurales espa?olas para certificar que el paciente contin¨²a su larga agon¨ªa; no existen s¨ªntomas de mejor¨ªa, en algunos casos podemos admitir una cierta estabilizaci¨®n dentro de su gravedad, pero el contexto general es de progresiva decadencia. En la actualidad, las zonas rurales siguen perdiendo poblaci¨®n, ahora en cantidades muy peque?as porque su peso demogr¨¢fico se ha reducido a una m¨ªnima expresi¨®n. No obstante, estas poblaciones en decadencia ocupan una parte relevante del territorio. Especialmente intensa es la despoblaci¨®n del arco que rodea a Madrid y conforman las provincias de C¨¢ceres, ?vila, Segovia, Guadalajara, Soria y Teruel, y con menores intensidades, aunque complicadas perspectivas de futuro, algunas de las provincias que las circundan. La prueba m¨¢s palpable de esta situaci¨®n la constituye la oscuridad que presentan estas ¨¢reas en el conjunto de im¨¢genes nocturnas obtenidas por los sat¨¦lites a su paso por la Pen¨ªnsula.
El asunto de la despoblaci¨®n es un tema de largo recorrido hist¨®rico. El ¨¦xodo rural comienza a finales del siglo XIX, no obstante, la elevada fecundidad de la ¨¦poca y una mortalidad en claro retroceso aseguraron la continuidad demogr¨¢fica de los espacios rurales. Los efectos de la despoblaci¨®n remitieron por la Gran Recesi¨®n del 1929, la Guerra Civil y la depauperada situaci¨®n de la posguerra, pero una vez se fueron diluyendo las penurias de esta etapa, la d¨¦cada de los cincuenta del siglo XX arranca con un progresivo deterioro de las condiciones demogr¨¢ficas de los entornos rurales. Entre 1950 y 1975, varios millones de espa?oles abandonan sus hogares rurales rumbo a las ciudades completando as¨ª la despoblaci¨®n del centro, norte y oriente peninsular, aunque con mucha menor afectaci¨®n en el sur de Espa?a
En el modelo capitalista cl¨¢sico que domin¨® la econom¨ªa desde el siglo XIX hasta las postrimer¨ªas del siglo XX, el ¨¦xodo rural constitu¨ªa un aspecto consustancial para el ¨¦xito y consolidaci¨®n del mundo urbano. Es decir; sin la emigraci¨®n rural no dispondr¨ªamos en la actualidad de grandes aglomeraciones urbanas como Madrid o Barcelona.
En el proceso de despoblaci¨®n mediaron diferentes fen¨®menos demogr¨¢ficos. La emigraci¨®n de j¨®venes, en busca de oportunidades laborales y educativas y una movilidad social que solo les aseguraban las ciudades, provoc¨® una profunda ca¨ªda de la nupcialidad, especialmente agravada por la mayor emigraci¨®n de las mujeres. Esta ¨²ltima desencaden¨® un fuerte desequilibrio entre hombres y mujeres que se ha mantenido en numerosas zonas rurales hasta la actualidad. La disminuci¨®n de la nupcialidad trajo consigo una significativa desnatalidad, materializada en la merma de las generaciones nacidas en las ¨¢reas rurales con posterioridad a 1960. Mientras los espacios rurales espa?oles se deprim¨ªan demogr¨¢ficamente, las ciudades espa?olas registraron entre 1961 y 1977 el n¨²mero m¨¢s elevado de nacimientos, favorecidas por una nupcialidad intensa y temprana y un flujo incesante de poblaci¨®n joven desde el campo. En los ¨²ltimos a?os se han producido cambios sustantivos en las causas demogr¨¢ficas implicadas en el proceso de despoblaci¨®n rural. Si antes de la d¨¦cada de los noventa del siglo XX el mecanismo determinante de la despoblaci¨®n era la emigraci¨®n a las grandes ciudades y capitales de provincia, en la actualidad la sangr¨ªa demogr¨¢fica tiene un origen biol¨®gico: una paup¨¦rrima fecundidad y un creciente protagonismo del peso de la mortalidad, ambas asociadas a unas estructuras demogr¨¢ficas muy envejecidas. Por otra parte, mientras las ciudades se han beneficiado profusamente del aporte inmigratorio exterior reciente, esta inmigraci¨®n del exterior ha pasado de puntillas por la mayor¨ªa de las ¨¢reas rurales espa?olas.
Las perspectivas demogr¨¢ficas de los espacios rurales var¨ªan considerablemente seg¨²n los sectores geogr¨¢ficos que consideremos. En algunas ¨¢reas el turismo rural, las segundas residencias y la existencia de recursos concretos ligados al territorio pueden garantizar la continuidad econ¨®mica y el mantenimiento de unos m¨ªnimos poblacionales. Sin embargo, la mayor parte de los n¨²cleos rurales no retienen a los pocos j¨®venes que residen y no son especialmente atractivos para los potenciales inmigrantes j¨®venes. Este grupo de poblaci¨®n, el ¨²nico que podr¨ªa enderezar la maltrecha situaci¨®n demogr¨¢fica de la poblaci¨®n rural, es la llave de su supervivencia demogr¨¢fica.
Joaqu¨ªn Reca?o Valverde es profesor titular del Departamento de Geograf¨ªa de la UAB e investigador del Centre d¡¯Estudis Demogr¨¤fics.
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