?Demasiado viril para Picasso?
Un estudio fotogr¨¢fico y qu¨ªmico del Museo Thyssen detalla c¨®mo el artista cambi¨® las piernas abiertas de su ¡®Arlequ¨ªn con espejo¡¯ por un delicado cruce
Coqueto, con la mano izquierda se ajusta el gorro de dos picos y con la derecha sujeta el espejito en el que se mira. Un gesto delicado al que acompa?a la posici¨®n de sus piernas casi juntas, una estirada. Sin embargo, este Arlequ¨ªn con espejo que pint¨® Pablo Picasso en 1923 no fue siempre tan sutil. El genio malague?o (1881, M¨¢laga-1973, Mougins, Francia) lo compuso primero con las piernas abiertas, y m¨¢s gruesas, en una pose viril, menos ef¨¦bico que en su plasmaci¨®n definitiva. Este es uno de los misterios que detalla el pormenorizado estudio fotogr¨¢fico, radiogr¨¢fico y qu¨ªmico que acaba de completar el ¨¢rea de Restauraci¨®n del Museo Thyssen sobre una de las obras maestras de la pinacoteca. "Algo se intu¨ªa por alg¨²n estudio anterior, ahora lo hemos confirmado", dice el director del ¨¢rea del Thyssen, Ubaldo Sedano.
La historia de c¨®mo pint¨® Picasso este Arlequ¨ªn se explicar¨¢ con im¨¢genes, textos y un v¨ªdeo a partir de este viernes en la sala 45 del museo, donde se expone habitualmente. Es uno de los actos con motivo del 25 aniversario del Thyssen madrile?o, que celebra este a?o y tendr¨¢ su d¨ªa grande el 8 de octubre. Hace ahora 28 a?os que el bar¨®n Thyssen y su esposa, Carmen Cervera, eligieron precisamente esta obra para posar para EL PA?S en su mansi¨®n suiza de Lugano y mostrar al mundo solo un ejemplo de lo que estaba por llegar a Madrid.
Cuando Picasso cre¨® este cuadro con reminiscencias cubistas, de 100 por 81 cent¨ªmetros, en Par¨ªs, ya es un artista con peso en la pintura del siglo XX. Atr¨¢s la Primera Guerra Mundial, hab¨ªa una vuelta al orden en el arte, a planteamientos m¨¢s cl¨¢sicos, alejados de los excesos de las vanguardias. A los artistas les gustaba retratar personajes fuertes, sanos, que representasen el ideal de las razas. "Curiosamente, a pesar de que lo protagonizaron artistas de izquierdas, este movimiento influy¨® en la iconograf¨ªa fascista que estaba a punto de llegar", explica Sedano. Picasso sent¨ªa entonces "una gran fascinaci¨®n por la vida errante y el mundo del circo, con sus personajes disfrazados, las m¨¢scaras y por la commedia dell¡¯arte", a?ade Sedano, que apunta como "probable¡± que el artista utilizase un modelo para su arlequ¨ªn. El historiador del arte y cr¨ªtico Tom¨¤s Llorens es de los que sostiene que tras el rostro melanc¨®lico del Arlequ¨ªn hab¨ªa un autorretrato.
Lo que hoy se sabe es que Picasso sigui¨® unos dibujos preparatorios y un esbozo, que modific¨® sobre la marcha porque vio algo que no le gustaba, una rectificaci¨®n que en el arte se conoce con el vocablo italiano de pentimento. "La obra estaba demasiado aposentada, como tot¨¦mica, y por eso decide cambiar la posici¨®n de las piernas y las cruza", seg¨²n Sedano, que reconoce que el resultado final crea una sensaci¨®n "extra?a, parece que la figura se desequilibra, pero esa tensi¨®n es la que atrapa al espectador, a Picasso le gustaban los personajes inquietantes".
Gracias a las radiograf¨ªas y la reflectograf¨ªa infrarroja, que atraviesa la pintura para descubrir qu¨¦ hay debajo de lo que se ve, se ha descubierto c¨®mo Picasso se fue corrigiendo a s¨ª mismo, y ha sido posible indagar en su forma de pintar. "Gran velocidad y seguridad, un dibujo sutil pero muy preciso, y una facilidad para las pinceladas, aplicadas con temperamento". El artista emple¨® una t¨¦cnica cl¨¢sica pero aplicada con su sello personal, experimentador. El departamento del Thyssen ha constatado c¨®mo se compuso el cuadro: sobre un fondo blanco, varias manchas: unas de color pardo, otras rosas y azules que van situando al personaje. El restaurador Enrique Rodr¨ªguez explica otros cambios detectados "en las luces" de la obra, la eliminaci¨®n de vol¨²menes: "As¨ª sucede en el espejo, el sombrero o el hombro", que estuvieron como en relieve. El estudio ha incluido un an¨¢lisis qu¨ªmico que ha determinado "c¨®mo se aplicaron las capas y c¨®mo se mezclaron aceites con dos tipos de resinas para el secado de la pintura", subraya Andr¨¦s S¨¢nchez.
Sedano confirma que el cuadro se encontraba en muy buen estado cuando lleg¨® a este taller compuesto por una decena de personas. El creador de Las se?oritas de Avignon ten¨ªa fama de descuidado con su obra, extremo que Sedano niega. "Solo hay alguna zona con un craquelado [cuarteado] que est¨¢ bastante estable", tercia la restauradora Marta Palao. En las fotograf¨ªas microsc¨®picas tomadas se aprecia "el polvo adherido a la pintura, pero est¨¢ tan pegado que era preferible no quitarlo", explica H¨¦l¨¨ne Desplechin, t¨¦cnica en im¨¢genes digitales.
Rodr¨ªguez llama la atenci¨®n sobre un ¨²ltimo detalle que demuestra la eterna modernidad de Picasso: "La firma del cuadro, arriba a la derecha, est¨¢ en relieve, como si fuera un grafitero de hoy".
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