¡®Yo, gorda¡¯: los complejos saltan de la b¨¢scula al c¨®mic
Meritxell Bosch, autora nominada al Eisner en 2015, lanza un c¨®mic sobre sus vivencias personales
Cuando hace unos a?os el sobrepeso mat¨® a su padre de 58 a?os, Meritxell Bosch (Los Teques, Venezuela, 1982), que hab¨ªa llegado a ver en su b¨¢scula m¨¢s all¨¢ de los 100 kilos, se puso un objetivo: "Ten¨ªa que adelgazar. No por el f¨ªsico ni porque me sintiera mal conmigo misma. Yo estaba encantad¨ªsima con mis chichas. Pero era cuesti¨®n de salud. Las palabras del m¨¦dico cuando nos dio el diagn¨®stico de mi padre se me quedaron grabadas". Esa lucha prosper¨®. Bosch perdi¨® alrededor de 50 kilos. Pero, le faltaba algo por hacer. Esta dibujante catalana nominada al Eisner por sus tebeos infantiles quer¨ªa narrar su relato como mejor lo entiende: en vi?etas. As¨ª naci¨® Yo, gorda, nombre autoexplicativo de su primer c¨®mic autobiogr¨¢fico editado por La C¨²pula.
"Lo he hecho en mis ratos libres, mientras hac¨ªa otras labores en las que me pagaban. No es un c¨®mic alimenticio. Yo misma avis¨¦ a la editorial de que tal y como se paga el c¨®mic en Espa?a, no lo podr¨ªa entregar r¨¢pido. Tengo que vivir, tengo un hijo peque?ito que alimentar y la situaci¨®n aqu¨ª no es f¨¢cil. Entretanto, escrib¨ª tres novelas gr¨¢ficas para EE UU, hice varias colaboraciones fuera, daba clases en la escuela Joso... Vivir solo del c¨®mic sigue siendo dif¨ªcil", cuenta por tel¨¦fono desde Sabadell Bosch, que en 2015 se convirti¨® en la primera autora espa?ola en ser candidata a los llamados Oscar del c¨®mic por BirdCatDog, editado al otro lado del charco: "Mi trabajo siempre es personal, pero Yo, Gorda ha estado conmigo durante a?os".
Esta es la primera vez que publica en Espa?a, y pese a su timidez, poco a poco, est¨¢ empezando a acostumbrarse a que le pregunten, si bien avisa de que todav¨ªa le cuesta mucho. Sin embargo, no para de re¨ªrse. Su pasi¨®n se hace notar. Porque est¨¢ volcada en lo que m¨¢s le gusta hacer.
Tras ilustrar mundos de ensue?o, animales y cuentos de fantas¨ªa, Bosch utiliza sus ilustraciones como una puerta a un mundo m¨¢s sombr¨ªo, m¨¢s real que cualquiera de sus anteriores trabajos, y no solo por el sobrepeso: sus citas con la psic¨®loga, las imposiciones de su madre, los abusos de su padre... Su viaje est¨¢ cargado de altibajos, aunque tampoco se olvida de los momentos m¨¢s dulces, de amor y amistad. "Tienes que narrar tu historia, pero lo haces vi¨¦ndola desde fuera. Lo dif¨ªcil es tratarlos como si fueran personajes que no conoces. Montarlo poco a poco. Todo es real, pero soy yo y no soy yo. Porque la vida no tiene una narraci¨®n l¨®gica", reflexiona.
Bosch ha conseguido hoy ver esa ¨¦poca como un cap¨ªtulo pasado de su vida: "Al adelgazar, te das cuenta de que much¨ªsimas cosas te faltaban y ahora tienes. Aunque en realidad tengo m¨¢s complejos ahora que cuando estaba gorda. Te exigen que te maquilles, que te arregles, que seas una persona exteriormente bella, te?ida, sin descuidar... Nos bombardean con esa informaci¨®n. Y lo noto mucho m¨¢s en los j¨®venes. Yo tengo 35 a?os y si salgo un d¨ªa sin maquillar o en ch¨¢ndal, me da igual. Pero ellas siempre tienen que estar al m¨¢ximo". As¨ª, su c¨®mic manda un mensaje a las lectoras que cojan el tomo mientras se plantean los mismos problemas de baja autoestima y complejos que ella atraves¨®: "Si te arreglas o si te quieres sentir guapa, no lo hagas para gusta a un hombre o una mujer. Hazlo solo porque te gusta. Si con este c¨®mic puedo ayudar a alguien con bulimia o despreciado por los dem¨¢s a que cambie el chip, encantada. La vida es corta. Hay que disfrutarla".
Bosch ha encontrado el mismo rechazo que con el aspecto f¨ªsico tambi¨¦n cuando explica cu¨¢l es su profesi¨®n: "En Espa?a los ilustradores seguimos siendo los frikis, 'unos pintamonas' todav¨ªa mal vistos. Alguna vez cuando digo que soy dibujante de c¨®mic y se r¨ªen de m¨ª. S¨ª, ha cambiado, pero, incluso en el mundillo, siempre me han echado atr¨¢s por mi estilo. Me dec¨ªan que mi dibujo no era igual a nada, por lo que no sab¨ªan si vender¨ªan. Eso que es una virtud en un dibujante, esa curiosidad, diferencia y descubrimiento, no se acepta en el mercado. Por eso tuve que salir fuera. Nadie iba a arriesgarse". Y Bosch sigue arriesgando, preparando en nuevas obras "basadas en hechos reales" que lanzar¨¢ "con mucha tranquilidad". Entre ellas, Barrio Rojo, un proyecto con el que comenz¨® hace cinco a?os sobre la infancia de su padre en Venezuela.
Sus intimidades m¨¢s profundas siguen reflej¨¢ndose as¨ª en la p¨¢gina, desde vomitar en el ba?o a su primera experiencia sexual. Una especie de div¨¢n de psic¨®logo en vi?etas. Aunque, pese a abrirse as¨ª ante su p¨²blico, Bosch reconoce que todav¨ªa le cuesta hablar de s¨ª misma y salir del estudio que tiene en su casa para explicar su trabajo y compartirlo con otros: "Solo me importa que guste. Como persona no importa nada quien sea o deje de ser. No le veo relevancia". Huye de las redes y de su "egocentrismo". Y es que, al final, solo quiere ser una persona m¨¢s: "Me gustar¨ªa ser dibujante en la sombra. Hacer lo que quiera, cuando quiera y sin que nadie me moleste. Quiero evitar tener nombre. Solo vivir del dibujo, estar tranquilita y ser feliz con mis cositas. No me gusta ni el moderneo, ni el artisteo, ni el postureo. Quiero el anonimato, que no sepan nada de m¨ª".
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