Vlad¨ªmir ?shkenazi: ¡°Espero que el ¡®Brexit¡¯ no se convierta en una barrera¡±
El legendario pianista ruso regresa a Madrid para un concierto, a punto de cumplir 80 a?os
La iteraci¨®n del Vlad¨ªmir ?shkenazi director de orquesta no ha devorado todav¨ªa al legendario pianista. En su caso, podio y teclado cohabitan a pocas semanas de celebrar su 80 cumplea?os. Se puede comprobar en la discograf¨ªa con el pr¨®ximo lanzamiento de su primera grabaci¨®n de las Seis suites francesas, de Bach, en Decca. Pero tambi¨¦n en sus actuaciones. ?shkenazi (Gorki ¨Choy Nizhni Novgorod¨C, 1937), que ostenta la nacionalidad islandesa y vive en Suiza, volver¨¢ a sentarse al piano el lunes en el Auditorio Nacional de Madrid veinte a?os despu¨¦s. Pero lo har¨¢ en compa?¨ªa de su hijo mayor Vlad¨ªmir Stefan, Vovka (Mosc¨², 1961). Un recital para dos pianos que incluir¨¢ arreglos y obras originales de Schubert, Smetana, Ravel y Rajm¨¢ninov dentro del Ciclo de Grandes Int¨¦rpretes de la Fundaci¨®n Scherzo.
¡°Es un placer y una responsabilidad compartir escenario con tu propio hijo, aunque confieso que no insist¨ª a ninguno de ellos para que fuera m¨²sico¡±, reconoce en compa?¨ªa de su esposa D¨®d? desde Albavilla (Italia). ¡°Tanto Vovka como Dmitri, que es clarinetista, han demostrado tes¨®n para convertirse en buenos m¨²sicos profesionales. Y siempre me he interesado por sus progresos. He tocado y grabado con ellos. Creo que es algo natural¡±, reconoce en conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S.
Hoy ?shkenazi disfruta m¨¢s recordando viejas historias que comentando logros art¨ªsticos. Marca distancias que se diluyen hablando de sus vivencias con m¨²sicos que admir¨® en su juventud. ¡°Shostak¨®vich era como un dios para todos nosotros; toqu¨¦ para ¨¦l y creo que le gust¨® mucho¡±, recuerda el pianista que grab¨® en 1998 una de las referencias fonogr¨¢ficas de sus Preludios y fugas, op. 87. ¡°A Sviatoslav Richter lo acompa?¨¦ al piano en la parte orquestal del Concierto n? 2, de Bart¨®k. Le¨ªmos juntos la obra a primera vista y en tres d¨ªas la dominaba por completo¡±, rememora admirado. Tampoco olvida la visita de Glenn Gould a Mosc¨² en 1957. ¡°Fue una verdadera sensaci¨®n. No hab¨ªamos escuchado tocar Bach de esa manera. Tuve la oportunidad de comer con ¨¦l en Toronto, pero al final de su vida, cuando tocaba menos y estaba m¨¢s interesado en viajar por Canad¨¢. Era un hombre encantador y una mente privilegiada¡±, reconoce.
No evita hablar incluso de sus experiencias con las autoridades sovi¨¦ticas. La presi¨®n que padeci¨® para conseguir el primer premio ex aequo en el Concurso Chaikovski o su posterior salida de la antigua URSS. ¡°Me hab¨ªa casado con D¨®d?, que era islandesa, y todo fue muy dif¨ªcil para ella. Las autoridades eran duras e insensibles. Pero fue una ruptura por ambas partes. En 1963, durante un viaje a Inglaterra para que mis suegros vieran a su nieto Vovka, la propia ministra de cultura, Ekaterina Furteva, nos aconsej¨® que nos qued¨¢semos all¨ª. Pero la historia completa es mucho m¨¢s larga¡±, admite.
El pianista ruso inici¨® entonces una estrecha vinculaci¨®n fonogr¨¢fica con Decca Classics que dura hasta hoy. Y el sello de Universal Music Group aprovecha cualquier oportunidad para continuas reediciones. A finales de junio publicar¨¢ por su 80 cumplea?os una caja de casi cincuenta discos que incluyen todas sus grabaciones de conciertos para piano con sus portadas originales; cuatro integrales de Beethoven, dos de Rajm¨¢ninov, pero tambi¨¦n de Brahms, Bart¨®k, Prokofiev y hasta un registro in¨¦dito de Mozart de 1974. ¡°Yo nunca escucho mis grabaciones, no tengo preferencia por ninguna de ellas¡±, afirma al sacar el tema. Y tampoco atribuye ning¨²n significado al protagonismo actual de Bach en su discograf¨ªa: ¡°He tocado Bach toda mi vida. Simplemente he esperado el momento ideal para grabar sus obras¡±, admite. Sigue adelante con nuevos proyectos: ¡°Estoy planeando la posibilidad de grabar los preludios completos de Debussy¡±.
Como m¨²sico ampliamente vinculado a Gran Breta?a est¨¢ preocupado por la actualidad. All¨ª comenz¨® en 1977 una carrera paralela como director de orquesta, que le ha llevado a trabajar con la Philharmonia o la Royal Philharmonic, pero tambi¨¦n con la Joven Orquesta de la Uni¨®n Europea (EUYO). ¡°Vamos a ver lo que sucede en los pr¨®ximos d¨ªas. Los m¨²sicos brit¨¢nicos son muy importantes para Europa. Y espero que el Brexit no se convierta en una barrera¡±, opina.
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