?pera y toros (y viceversa)
La tauromaquia y el arte l¨ªrico comparten historia, partituras y an¨¦cdotas pintorescas
Ahora que estamos en la feria de San Isidro, tiene bastante sentido recrearse en la a curiosa e intrincada relaci¨®n que existe entre los toros y la ¨®pera, m¨¢s all¨¢ de Escamillo (Carmen, de Bizet) y de los matadores que aparecen de manera estrafalaria en el segundo acto de La Traviata.
Sirva como ejemplo la tradici¨®n de los cr¨ªticos decimon¨®nicos. Tanto se prodigaban en los ruedos como en los teatros. Empezando por Pe?a y Go?i, cuya erudici¨®n en el repertorio de Verdi o de Wagner era comparable a los conocimientos sobre las figuras de Guerrita, Lagartijo y de Frascuelo.
Frascuelo mismo entabl¨® una fecunda amistad con Juli¨¢n Gayarre. Le gustaba al tenor navarro asistir a las faenas del matador granadino. Y lo consideraba superior a todos los dem¨¢s, tal como se desprende del comentario que hizo al escritor lagartijista Luis Carmena.
¡ª¡±Deseng¨¢?ate, Luis. Todos los toreros cantan de falsete. Menos tres, que cantan de pecho: Frascuelo, Frascuelo y Frascuelo¡±.
El matador granadino sab¨ªa agradecer los elogios de Gayarre. Lo convidaba a comer siempre que pod¨ªa. Y lo acompa?aba al tren cuando reclamaban al cantante los mayores teatros de Europa. Incluido el San Carlos de Lisboa, donde intervino Gayarre espoleado por el entusiasmo de Frascuelo al pie de las v¨ªas:
¡ªHasta la vista, amigo Juli¨¢n ¡ªle dijo en la estaci¨®n madrile?a¡ª.No deseo m¨¢s que usted llegue con salud. Porque a usted le sucede lo que a m¨ª. Que en llegando al terreno, de lo dem¨¢s no hay que hablar.
El episodio del matador y el tenor¨ªsimo parece m¨¢s veros¨ªmil del que el fantasioso Rafael El Gallo contaba a prop¨®sito de un encuentro trasatl¨¢ntico con Hip¨®lito L¨¢zaro. Resulta que el torero sevillano -realmente naci¨® en Madrid- ven¨ªa de Lima oculto de poliz¨®n en un barco ingl¨¦s.
Se hab¨ªa quedado sin dinero y la empresa de Barcelona, que lo hab¨ªa contratado, ten¨ªa problemas para remitirle un anticipo, de tal forma que Rafael hubo de alojarse varias noches bajo la lona de un bote salvavidas del nav¨ªo. Lo reconocieron unos aficionados y le suministraron comida y caf¨¦ a trav¨¦s de una polea, igual que ocurre con los hermanos Marx en una escena de Una noche en la ¨®pera, aunque fue el tenor Hip¨®lito L¨¢zaro ¡ªnada que ver con Rodolfo Lasparri¡ª quien advertido de las extravagancias medi¨® ante el capit¨¢n del barco para que lo admitieran en primera clase. Terminaba as¨ª una ins¨®lita aventura americana, puesto que El Gallo se hab¨ªa hecho fuerte entre las paredes de un convento de Lima. Tan simp¨¢tico le cay¨® a los monjes y tanto le divirtieron las an¨¦cdotas que permaneci¨® tres meses en clausura.
No hay manera de documentar estas leyendas tan pintorescas, ni tampoco de identificar al torero andaluz que le fue presentado al gran Fiodor Chaliapin en Barcelona. Estaba de testigo el conseller de Cultura de la Generalitat, Ventura Gassol. Que hizo de mediador en el encuentro. Y que explic¨® al torero las razones de la fama del cantante ruso.
?-Chaliapin es el mejor bajo de nuestro tiempo
?-¡±Pues nada, mucho ¨¢nimo, a ver cu¨¢ndo llega a matador¡±.
Era la manera en que el diestro establec¨ªa la jerarqu¨ªa. No ya identific¨¢ndose con los riesgos que adopta un tenor en el trance de los agudos -equivalente de la espada en una faena-, sino convirtiendo a Chaliapin en una suerte de picador.
Toros y ¨®pera. ??pera y toros. Se pueden unir los dos mundos con la partitura de El gato mont¨¦s, aunque la gran diferencia ya la expuso Juan Belmonte: ?"En los toros se muere de verdad".
De ah¨ª el valor a?adido o el inter¨¦s que han revestido los montajes oper¨ªsticos de "Carmen" donde ha llegado a lidiarse un toro. No en un teatro, pero s¨ª en la plaza francesa de Floirac o en el anfiteatro romano de N?mes.
All¨ª se concibi¨® la ¨®pera de Biezt tal cual y se se introdujo la novedad de una verdadera faena. Quiere decirse que aparec¨ªa en el ruedo un doble de Escamillo -Luis Francisco Espl¨¢ lo hizo en Floirac- y que se ambientaba la trama ?con un fogonazo de "realidad" al que luego suced¨ªa el desenlace ortodoxo de la ¨®pera.
Babelia
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