El festival que no quiso ser una ¡®rave¡¯
El S¨®nar inicia en Barcelona una nueva edici¨®n para conjeturar el futuro hoy
De las etiquetas del pasado, esas que englobaban a varios artistas, a la etiqueta que denota a casi un solo artista. El mundo digital y la proliferaci¨®n de plataformas informativas han obligado a los m¨²sicos a individualizarse para remarcar sus contornos y flotar en la red bajo aquel adjetivo que les distingue del marasmo. Un aparador de todos estos movimientos, de ese mar de etiquetas definitorias, palabra vol¨¢tiles, es el S¨®nar, un festival mitad musical, mitad congreso (S¨®nar +D, este a?o dedicado a la realidad virtual m¨¢s all¨¢ de las gafas que se puso Rajoy en un telediario) y con un notable peso expositivo, en esta edici¨®n con Bj?rk, ¡°Bj?rk Digital¡±, como epicentro de esta faceta en el CCCB. Ella, con una charla-entrevista y una sesi¨®n de cuatro horas pinchando ¡ªno incluida en el abono¡ª, ser¨¢ de nuevo reina de un festival que ampl¨ªa jornadas hasta el domingo, gana un escenario diurno y sustancia la fascinaci¨®n por la tecnolog¨ªa. S¨®lo queda no lesionarse la lengua en la subsiguiente pronunciaci¨®n de las correspondientes etiquetas. A¨²n con todo, este mundo se escurre entre las palabras.
Porque ?qu¨¦ demonios hace Arca?, ?c¨®mo definir el estilo de Clark?, ?a qu¨¦ juega Thundercat? Curiosamente el S¨®nar, por su propio esp¨ªritu aventurero, acerca a Barcelona entre hoy mi¨¦rcoles y el pr¨®ximo domingo a toda una pl¨¦yade de artistas que justo ahora se hacen un espacio bajo el chip, de suerte que su encasillamiento es de por s¨ª in¨²til, como clasificar un nuevo p¨¢jaro por el color de una de sus plumas. De Arca dice la organizaci¨®n ¡°es una mezcla de beats avanzados, ambientes enrarecidos y r¨ªtmica de filiaci¨®n latina¡±. Quien se acerque a su nuevo disco buscando eso quiz¨¢s se extrav¨ªe, aunque su electr¨®nica deforme e inquietante, ahora con la propia voz del venezolano como protagonista, tiene la belleza de lo extra?o y desasosegante. Es una de las estrellas que est¨¢n creciendo en el festival, donde ya ha dej¨® huella de su paso cuando su gancho principal era haber colaborado con Bj?rk.
Como que el festival siempre se ha caracterizado por vivir num¨¦ricamente de las estrellas del cartel y art¨ªsticamente de los nombres menos conocidos, cabr¨¢ fijarse en ellos. Por ejemplo Anderson Paak, nuevo talento de ese neo soul urbano, o sea, soul moderno tocado por j¨®venes, que desde hace a?os marca la pauta. La suya ser¨¢ una actuaci¨®n con banda y, vete a saber, igual se parece m¨¢s al primer Stevie Wonder que al futuro. Algo de pasado y de virtuoso hay tambi¨¦n en Thundercat, un bajista que se refleja en el Miles Davis jazz-rockero para construir un discurso no bailable. Si a este bajista, que se llama en realidad Stephen Bruner, reputado m¨²sico de sesi¨®n, se le puede medio definir con adjetivos, a Clark resulta ya casi imposible. Se dice que hace IDM (m¨²sica de baile inteligente, una etiqueta bastante clasista), pero la ha encajado en su manera de trabajar de manera que se rastrean en ella influencias dis¨ªmiles. Lo seguro es que actuar¨¢ acompa?ado por dos bailarinas en un espect¨¢culo con componente visual. Como el que promete Forest Sword, un proyecto con aires de folk y de techno-dub, ¨¢mbitos que se pensaba eran antit¨¦ticos.
Si estos son alguno de los nombres m¨¢s sugestivos de un festival de por s¨ª sugestivo, donde la sorpresa aguarda siempre agazapada, los nombres de mayor peso no por ello son m¨¢s f¨¢cilmente clasificables. Dj Shadow difundi¨® en los noventa el hip-hop abstracto y presenta nuevo disco; Suzanne Ciani, domadora de sintetizadores, ha hecho de todo en su vida, desde ambient hasta m¨²sica para publicidad; Carl Craig, uno de los nombres de los primeros Sonar, llega ahora con banda y con Francesco Tristano al piano; Cerrone, un cl¨¢sico del disco, viene a reivindicarse y no se esperan sorpresas, como tampoco con De La Soul o Masters At Work en su sesi¨®n house de seis horas. Veremos que deparan otros cabezas de cartel como Justice y su house electr¨®nico o el esperado Nicholas Jaar, una batidora que se mueve entre el ambient (la cosa tranquila) y el house (la cosa carnal). Moderat, alemanes, pausados y asiduos a una electr¨®nica elegante con voz y Aito Manabe con un espect¨¢culo anunciado como ¡°monumental arquitectura h¨ªbrida robotizada¡± se sumar¨¢n a este babel de conferencias, exposiciones, conciertos, despliegues audiovisuales, charlas y encuentros empresariales que es el S¨®nar, el festival que no quiso ser una rave.
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