Ambiciones chinas
El gigante asi¨¢tico disputa su centralidad en el orden internacional en la era Trump. Libros de reciente publicaci¨®n en espa?ol ofrecen las claves para comprender su reemergencia desde Mao Zedong
China es el imperio del centro. Quien est¨¢ en el centro referencia como subordinados o escasamente insignificantes a quienes se hallan en la periferia. De ah¨ª que la idea china de China sea la de una singularidad irreductible y una primac¨ªa que se impone por s¨ª misma, por su envergadura y por el lugar geogr¨¢fico que ocupa.
En la ¨¦poca de las econom¨ªas y de los pa¨ªses emergentes, China exhibe su peculiaridad: no se ve como emergente, sino reemergiendo. Si es el primer pa¨ªs del mundo en un buen n¨²mero de cap¨ªtulos es porque ya lo hab¨ªa sido antes. No como otros que no lo han sido nunca.
Dos libros de reciente publicaci¨®n en espa?ol permiten comprender la historia de la reemergencia de China desde los tiempos fundacionales de la Rep¨²blica Popular, cuando el emperador rojo que era Mao Zedong construy¨® el Estado que se ha convertido en la actual superpotencia asi¨¢tica.
El primero es el del historiador Frank Dik?tter y versa sobre un periodo no tan conocido como la traum¨¢tica Gran Revoluci¨®n Cultural (1966-1976), pero no menos sangriento ni catastr¨®fico como fue el llamado Gran Salto Adelante (1958-1962). El segundo es del periodista estadounidense Evan Osnos, testigo casi exactamente 50 a?os despu¨¦s del aut¨¦ntico salto adelante econ¨®mico y social que ha realizado China, con un crecimiento alrededor de los dos d¨ªgitos en porcentaje del PIB durante muchos a?os.
La deriva presidencial de EE UU ha permitido a Xi Jiping mostrarse como adalid del cambio clim¨¢tico y del libre comercio
Dik?tter documenta como nadie lo hab¨ªa hecho hasta ahora la etapa en que Mao hizo el primer intento de reemer?gencia, con el que pretend¨ªa superar en producci¨®n de acero ¡ªmaterial y s¨ªmbolo de la revoluci¨®n industrial¡ª a Reino Unido, y en su marcha hacia el comunismo a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pa¨ªs que aun siendo la patria proletaria aparec¨ªa a ojos del Gran Timonel como excesivamente remol¨®n a la hora de perseguir el para¨ªso en la tierra. Pero sobre todo, el inefable Mao lo que quer¨ªa era quitarle a Mosc¨² la direcci¨®n del movimiento comunista internacional y erigirse ¨¦l mismo, una vez desaparecido Stalin, en el l¨ªder y heredero de Marx, Engels y Lenin.
El Gran Salto Adelante signific¨® la implantaci¨®n del sistema de comunas colectivistas, en las que se pretend¨ªa combinar agricultura e industria metal¨²rgica, se abol¨ªa totalmente la propiedad privada y se atacaban incluso las bases de la familia. De su inmediato e inocultable fracaso surgi¨® la iniciativa mao¨ªsta de la Gran Revoluci¨®n Cultural (1966-1976), que le sirvi¨® al Gran Timonel para desviar sus responsabilidades personales y purgar el partido entero mediante un virulento movimiento juvenil que lanz¨® ¨¦l mismo.
Los desastres de la Revoluci¨®n Cultural, numerosos y profundos, ocultaron las desgracias todav¨ªa mayores, sobre todo en cuanto a vidas humanas, del Gran Salto Adelante. Seg¨²n Dik?tter, las insensatas y dogm¨¢ticas decisiones de los dirigentes, y especialmente de Mao, estuvieron en el origen de la hambruna que produjo aquella fuga hacia adelante con la que China pretend¨ªa rivalizar con la URSS y con los pa¨ªses capitalistas. Fue una hecatombe de dimensiones mayores que la hambruna provocada por la colectivizaci¨®n estalinista en Ucrania y que la Primera Guerra Mundial o la guerra contra Jap¨®n: hasta 45 millones de muertos. Mao atribuy¨® el desastre econ¨®mico a las cat¨¢strofes naturales y a las exigencias respecto a la devoluci¨®n de la deuda china por parte de los sovi¨¦ticos, tachados desde entonces de ¡°revisionistas¡±.
Las nuevas relaciones se trazar¨¢n sobre ideas nutridas del pensamiento tradicional chino, seg¨²n Montobbio
Dik?tter documenta la destrucci¨®n que se produjo en todos los ¨¢mbitos: agricultura, infraestructuras, viviendas, patrimonio e incluso biosfera. La Gran Revoluci¨®n Cultural que vino a continuaci¨®n, y afect¨® especialmente al Partido Comunista, se encarg¨® de completar aquel apocalipsis, que a la muerte de Mao hab¨ªa alcanzado hasta lo m¨¢s profundo de las mentalidades, hasta dejar el pa¨ªs empobrecido y arrasado, como una p¨¢gina en blanco en ideas y valores, y preparado para la introducci¨®n del capitalismo de la mano de Deng Xiaoping.
El excelente reportero que es Evan Osnos inspecciona medio siglo despu¨¦s el nuevo pa¨ªs ahora irreconocible levantado sobre aquel paisaje de destrucci¨®n y muerte. No se propone la reconstrucci¨®n documental de una historia oculta y censurada, sino explicar la sociedad china contempor¨¢nea a trav¨¦s de un sinf¨ªn de personajes con los que se cruza en la calle o que busca y escoge como ejemplares. En medio siglo, hemos pasado de una pobreza omnipresente a una riqueza desbordante, de la crueldad sin l¨ªmites del sistema comunista al cinismo inconmensurable del capitalismo, y en el plano narrativo, de una tragedia hist¨®rica desgarradora a un humor hilarante que sirve de espejo tambi¨¦n al capitalismo occidental.
Las ambiciones chinas de ahora son, ante todo, individuales, y se manifiestan de todas las formas posibles, desde las m¨¢s innobles, como una corrupci¨®n de dimensiones oce¨¢nicas, que surge primordialmente del propio Partido Comunista, hasta las m¨¢s admirables, de ciudadanos conscientes en su ¡°b¨²squeda de valores y de dignidad personal¡±, con los que Osnos charla y discute. Estos son los disidentes, por supuesto, como el Nobel de la Paz Liu Xiaobo, el artista Ai Weiwei o el abogado ciego exilado Chen Guang?cheng. Pero tambi¨¦n Lin Yifu, que desert¨® del ej¨¦rcito nacionalista, fue economista jefe del Banco Mundial y todav¨ªa ahora tiene orden de b¨²squeda y captura en Formosa.
Hace 50 a?os hab¨ªa una ¨²nica ambici¨®n individual, que era la de Mao. Ahora las hay a pu?ados, a pesar del aplanamiento pol¨ªtico, ideol¨®gico e incluso moral heredado del pasado totalitario y de la dificultad para expresarse libremente y contar en un sistema pol¨ªtico hostil a la democracia.
Pocas cosas, aunque esenciales, permanecen intactas de aquellos tiempos siniestros: la intocable tumba de Mao en la plaza de Tiananmen, el todopoderoso Partido Comunista, la censura ¡ª?volcada ahora en las redes sociales¡ª y una id¨¦ntica ambici¨®n de liderazgo internacional, aunque declinada de forma m¨¢s sutil e inteligente que en los tiempos en que Mao quer¨ªa desbancar a Jruschov o a Br¨¦znev como m¨¢ximos l¨ªderes del comunismo internacional.
Nada da tantas facilidades a esta ambici¨®n de reemergencia como la actual deriva presidencial de Estados Unidos, que ha permitido a Xi Jinping presentarse como adalid del cambio clim¨¢tico y del libre comercio y alternativa al orden internacional occidental modelado en los ¨²ltimos 100 a?os. La viej¨ªsima idea que sirve para la recuperaci¨®n de la centralidad china es la de Tianxia, que tal como explica el diplom¨¢tico y escritor Manuel Montobbio, significa ¡°todo lo que est¨¢ bajo el cielo¡± y constituye ¡°el reto del pol¨ªtico de llegar a gobernar a la totalidad de la humanidad conocida, procurar su bienestar y atender a sus necesidades¡±.
Las nuevas relaciones internacionales de la superpotencia que reemerge se trazar¨¢n, seg¨²n ilustra Montobbio, sobre ideas propias, nutridas entre otras cosas del pensamiento chino tradicional. Si Donald Trump sue?a en los Estados Unidos de los a?os cincuenta para hacer ¡°Am¨¦rica grande otra vez¡±, el sue?o chino de Xi Jinping se proyecta en un pasado mitificado, en el que China era el centro del mundo, comunicado con la periferia por la Ruta de la Seda, cuando todos los embajadores extranjeros ten¨ªan que postrarse ante el emperador.
Habr¨¢ que ver c¨®mo se desenvuelve Pek¨ªn a la hora de modelar estas nuevas relaciones internacionales chinoc¨¦ntricas. De momento, seg¨²n nos cuenta Osnos, el sue?o de Xi ¡ª?como la sociedad armoniosa de su antecesor, Hu Jintao¡ª m¨¢s que una idea, futuro es un eufemismo que usa el pasado remoto para el control y la censura. La mejor prueba es la losa de silencio que el r¨¦gimen mantiene sobre el pasado inmediato, el del Gran Salto Adelante, naturalmente, pero tambi¨¦n el m¨¢s reciente de la matanza de estudiantes en la plaza de Tiananmen en 1989.
¡®La gran hambruna en la China de Mao. Historia de la cat¨¢strofe m¨¢s devastadora de China (1958-1962)¡¯. Frank Dik?tter. Traducci¨®n de Joan Josep Mussarra. Barcelona, 2017. Acantilado. 609 p¨¢ginas. 28,50 euros.
¡®China: la edad de la ambici¨®n¡¯. Evan Osnos. Traducci¨®n de Luis Murillo Fort. Barcelona, 2017. El Hombre del Tres. 523 p¨¢ginas. 24,70 euros.
¡®Ideas chinas. El ascenso global de China y la teor¨ªa de las relaciones internacionales¡¯. Manuel Montobbio. Barcelona, 2017. Icaria, 2017. 143 p¨¢ginas. 13,30 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.