Los c¨®micos dan un paso al frente contra los mensajes de odio de Trump
Jimmy Fallon deja las bromas a un lado para atacar el papel del presidente en Virginia: ¡°?C¨®mo explico a mis hijas el odio?¡±
Al presentador estrella de la televisi¨®n nocturna de EE UU, Jimmy Fallon, nunca le ha gustado meterse en pol¨ªtica. Ha sido criticado incluso por humanizar la presidencia de Trump con sus bromas inocuas. Pero despu¨¦s de que un grupo de manifestantes nazis atropellaran a una mujer en Virginia, no pudo m¨¢s. Su rostro al comienzo del Tonight Show, serio y conteniendo las l¨¢grimas, lo dec¨ªa todo: ¡°Mientras ve¨ªa las noticias sobre Charlottesville, las banderas nazis, las antorchas y el Ku Klux Klan, mis hijas jugaban en la habitaci¨®n de al lado. ?C¨®mo les explico lo que es el odio? Tienen dos y cuatro a?os y no saben lo que es odiar. Van al parque y tienen amigos de todas las razas. Solo juegan, se r¨ªen y se lo pasan bien¡±, reflexionaba: ¡°Pero cuando crezcan necesitar¨¢n personas que les ense?en lo que est¨¢ bien. Padres, profesores y l¨ªderes. Y lo que ha hecho el presidente es vergonzoso¡±.
Era tajante. La respuesta del presentador, de 42 a?os, aunque tard¨ªa, sonaba, por at¨ªpica, m¨¢s importante que las de compa?eros como Stephen Colbert y John Oliver, ambos de la escuela del humorista Jon Stewart y para los que hablar de pol¨ªtica es algo innato. Ellos nunca tuvieron la losa de contentar a los dos bandos. Y, de hecho, se sienten m¨¢s c¨®modos en ese terreno frente a Trump que entrevistando al actor de turno o jugando a Pictionary. Pero esta vez se hab¨ªa superado una l¨ªnea y Fallon, tras numerosas cr¨ªticas, no pudo contenerse. Desde su influyente posici¨®n, explot¨® de manera sincera contra lo que describ¨ªa de injusticias.
Desde que Donald Trump lleg¨® a la Casa Blanca, los humoristas de los programas nocturnos de entrevistas han tenido en las pol¨¦micas diarias del presidente la mejor diana. Los chistes se escrib¨ªan solos. La noche electoral lo cambi¨® todo para Colbert, sustituto, con 53 a?os, de David Letterman en CBS. Tras un a?o y medio en antena en el que le cost¨® tomar el pulso al cl¨¢sico formato de late-night, la pol¨ªtica lo convert¨ªa en el presentador diario m¨¢s relevante. Colbert acab¨® aquella jornada sorprendido y lanzando un discurso de unidad: ¡°Frente a algo que puede parecer terror¨ªfico, la risa es la mejor medicina. No puedes re¨ªrte y tener miedo al mismo tiempo. Y al diablo no le gusta la burla¡±. El c¨®mico, conocido hasta su salto a la televisi¨®n en abierto por interpretar a un presentador de derechas, hab¨ªa encontrado su voz. Y era la que EE UU necesitaba antes de acostarse.
Colbert no se hab¨ªa hecho al formato de juegos virales y entrevistas a estrellas que promocionaban sus pel¨ªculas. As¨ª que Trump salv¨® el programa. Empez¨® a ganar a Fallon noche tras noche y su Late Show acab¨® la temporada como el programa nocturno m¨¢s visto de la televisi¨®n. Algo in¨¦dito desde 1995, cuando Letterman comenz¨® su andadura. Y el punto ¨¢lgido esta vez no lleg¨® por una pol¨¦mica entrevista sobre prostituci¨®n con Hugh Grant, sino cuando el pasado julio traslad¨® a Rusia su programa durante toda una semana.
Esta semana, ante la reticencia de Trump a condenar a los nazis de Charlottesville, no ha frenado: ¡°Ahora mismo dudo que llegues como presidente al viernes ?De qu¨¦ est¨¢s hablando? Me lo imagino: ¡®Es como el desembarco de Normand¨ªa, hay dos lados. Aliados y nazis. Hubo violencia en ambos y destruyeron una bonita playa. Pod¨ªa haber sido un buen campo de golf¡±, imitaba Colbert. Sus mon¨®logos atacan sin remilgos al presidente, hoy casi monotema del programa. Tanto es as¨ª que el presentador fue investigado en mayo por la Comisi¨®n Federal de Comunicaciones por expresiones calificadas de ¡°obscenas¡±: ¡°Lo ¨²nico para lo que sirve tu boca es para aguantar la polla de Putin¡±, exclamaba en una de sus aperturas. La t¨®nica es ya encontrar palabras malsonantes contra Trump tapadas por el habitual pitido: ¡°Fuck you¡±, respond¨ªa el presentador con simpleza, por ejemplo, al tuit del presidente en el que este aseguraba vetar¨ªa a los transexuales de entrar en el ej¨¦rcito. ¡°Yo tengo chistes. ?l, los c¨®digos nucleares. Es una pelea justa¡±, respond¨ªa Colbert mientras celebraba los insultos en su contra del propio Trump.
Fallon, mientras tanto, perfeccionaba su imitaci¨®n de Trump y lanzaba chistes puntuales, pero nunca centr¨® el programa en encarnizados discursos. Lo suyo es contentar a las estrellas y ponerlas a jugar. Durante la campa?a, adem¨¢s, recibi¨® duras cr¨ªticas cuando, lo m¨¢s rompedor que logr¨® en una entrevista al entonces candidato presidencial fue despeinar su ic¨®nica cabellera. ¡°No voy a criticarlo, pero si hubiera sido yo: me ir¨ªa a trabajar para Trump¡±, ironizaba en una entrevista a Vulture el veterano Letterman, ya uno de los m¨¢s duros con Trump antes de que a?orase la Casa Blanca: ¡°Si tuviera un programa, tendr¨ªan que sacarme del escenario: ¡®Dave, suficiente sobre Trump, nos tenemos m¨¢s cinta¡±.
Pese a ser derrotado en audiencia, sin embargo, era imposible forzar a este presentador siempre alegre y apasionado a copiar a Bill Maher y John Oliver, ambos con programa semanal en HBO. Cada estilo, al final, est¨¢ definido por la personalidad de su presentador. Y para eso NBC ya ten¨ªa, adem¨¢s, a Seth Meyers, llegado directamente de la mesa de noticias de Saturday Night Live, anfitri¨®n de la recordada cena de corresponsales en la que asegur¨® que Trump se presentaba ¡°como un chiste¡± y cuyo programa se emite justo despu¨¦s de Fallon. Tambi¨¦n Jimmy Kimmel, en ABC, se un¨ªa estos d¨ªas a la indignaci¨®n: ¡°Si votasteis a Trump, os entiendo. Las cosas no funcionaban y quer¨ªais a alguien nuevo. Pero ahora en el fondo sab¨¦is que era el equivocado. Y va a peor. As¨ª que es el momento de que vosotros especialmente pid¨¢is que se vaya¡±.
El paso adelante de Fallon, sin embargo, no busca rascar cifras de audiencia. Es un golpe de sinceridad de un presentador afable, pero m¨¢s maduro, que ha visto en el discurso de Trump algo peligroso que va m¨¢s all¨¢ de bandos republicanos o dem¨®cratas. Esos a los que el rey decimon¨®nico del Tonight Show, Johnny Carson, siempre cuid¨® en respetar para no alinear a la mitad de su audiencia. Mucho ha cambiado desde entonces en el humor y la televisi¨®n. Su aprendiz, Letterman, a punto de abandonar su jubilaci¨®n gracias a un acuerdo con Netflix, no tiene atisbo de duda: ¡°Criticar a Trump es hoy por hoy una obligaci¨®n¡±.
Alec Baldwin, favorito en los Emmy
Trump ha dado alas al ¨¦xito del cl¨¢sico formato de programa nocturno de humor y entrevistas. Aun respetando su inamovible estructura, mejora cuando su contenido trasciende a los chistes r¨¢pidos. Lo mismo puede decirse del veterano programa de sketches Saturday Night Live, que ha logrado este a?o sus mejores datos desde 1994, cuando no exist¨ªan tantas opciones ni Youtube. Tanto Alec Baldwin (imitador de Trump) y Melissa McCarthy (en la piel del exportavoz de la Casa Blanca Sean Spicer) son favoritos, asimismo, en los premios Emmy.
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